El Juli y El Fandi firman un mano a mano de altura en Granada
Ambos diestros, que cortaron cinco orejas, aprovecharon las pocas posibilidades de los toros
Más allá de las orejas, que fueron cinco en total, la realmente importante del mano a mano entre El Juli y El Fandi de anoche en Granada fue la dimensión mostrada por ambos, aprovechando a la perfección las pocas posibilidades de los toros que fueron saliendo. La única excepción del decepcionante sexteto fue el tercero, un extraordinario toro de Santiago Domecq, bravo y con codicia, al que El Juli cuajó la faena más importante de la tarde. El toro, con fijeza, prontitud, calidad y mucha transmisión en sus embestidas, fue el ideal para que el madrileño sacara a relucir su toreo tan portentoso para cuajarlo de cabo a rabo en una labor de mucho ritmo y de buen toreo. Tenía el triunfo en las manos, pero tres pinchazos previos a la estocada final hicieron que quedara en ovación.
Fue una lástima porque, a la postre, fue lo más destacable que se le puede a anotar al madrileño, aunque acabara cortando las dos orejas del quinto, premio a la disposición mostrada toda la tarde. Ni a media altura se sujetaba el animalito, pero El Juli consiguió sostenerlo en una labor más técnica que artística y abrochada en la distancia corta. Esta vez entró la espada a la primero.
El primero, de Victoriano del Río, fue un animal blando y aquerenciado al que Julián trató de sujetar en el tercio e, incluso, le robó alguno por del derecho de buen corte dentro de un conjunto sin redondear por falta de oponente. El otro triunfador de la tarde fue David Fandila, El Fandi, que por fin pudo celebrar ante sus paisanos sus 20 años de alternativa. Fandi cortó ya una oreja de su primero, un toro manejable de Santiago Domecq al que el granadino banderilleó con más vistosidad que acierto y al que pasó en la muleta en una faena estimable y con momentos de cierta conexión con los tendidos.
Ante el cuarto, un toro incierto de Victoriano del Río, anduvo más reunido con los palos y muy suficiente en una faena en la que tuvo que poner todo de su parte para imponerse a un animal que no regalaba ni una sola embestida. Meritorio trasteo del Fandi, que, tras la estocada, cortó otra oreja. Cerró la función un toro de Domingo Hernández que acabaría rajándose a las primeras de cambio ante las tremendas exigencias que le propuso el Fandi, que, tras un quite por lopecinas, le puso hasta cuatro pares de banderillas antes de empezar la faena de hinojos desde la boca de riego para pegarle una primera serie a derechas de tremenda emoción. Pero el animal dijo que hasta ahí, y ya a la siguiente tanda se fue a tablas, impidiendo al Fandi redondear una faena que, así y todo, fue premiada con una oreja más.