Diario de Jerez

Paulo Sousa ,el renovador criticado

● Boniek defiende a un entrenador que sólo le ha ganado a Andorra

- Juan José Lahuerta

Desde el pasado 21 de enero, cuando Polonia cesó a Jerzy Brzeczek y el portugués Paulo Sousa se hizo cargo del banquillo, el próximo rival de España vive en un estado de ansiedad permanente que ha alcanzado su cenit tras la derrota en su debut en la Eurocopa con una víctima principal: su entrenador.

Tal ha sido el ruido que ha generado el inició errático del cuadro blanquirro­jo después de perder frente a Eslovaquia, que Zbigniew Boniek, presidente de la Asociación Polaca de Fútbol y mito del fútbol de su país, tuvo que salir en defensa de su entrenador.

“Tenemos un técnico muy inteligent­e y muy bueno. Todos los que trabajan con él están a su lado. Nos ha faltado un poco de suerte. Nos clasifique­mos o no, Paulo Sousa seguirá como selecciona­dor. No lo despediré. Me gustaría que hubiera en Polonia diez o quince entrenador­es con su mentalidad y creativida­d, que quieran jugar al fútbol y enseñar ese juego. El trabajo del técnico también depende de la suerte. Mi valoración global es positiva”, dijo Boniek.

Paulo Sousa apenas ha dirigido seis partidos de Polonia: tres de clasificac­ión para el Mundial de Catar 2022, dos amistosos y el último frente a Eslovaquia hace apenas cuatro días. El saldo, desde luego, no ha sido bueno: tres empates (Hungría, Rusia e Islandia), dos derrotas (Inglaterra y Eslovaquia) y una sola victoria frente a la débil Andorra (3-0).

En apenas seis meses, Paulo Sousa ha intentado implantar un fútbol más moderno en Polonia, acostumbra­da a contar con entrenador­es del viejo orden poco innovadore­s. De hecho, a lo largo de su historia ha tenido 39 selecciona­dores y, aparte de Paulo Sousa, sólo otro fue extranjero: el neerlandés Leo Beenhakker (200609) y ya en su última etapa al borde de la jubilación.

De momento, las propuestas de Paulo Sousa no han funcionado y la paciencia es escasa entre los medios de comunicaci­ón polacos y los aficionado­s. Desde que está en el banquillo de Polonia, peligra su clasificac­ión para el Mundial de Qatar y, en la Eurocopa, para la que su antecesor se encargó de sellar su billete, está en la cuerda floja a las primeras de cambio.

Tampoco ha tenido mucha suerte. Algunas de sus piezas más importante­s causaron baja antes del inicio del campeonato. Milik y Piatek, los dos atacantes perfectos para jugar junto a Lewandowsk­i, se cayeron por lesión. Además, en su estreno frente a Eslovaquia, su portero Szczesny se metió un gol en propia meta y Krychowiak se autoexpuls­ó con 1-1.

Sin embargo, no ha habido piedad para Paulo Sousa. Después de dirigir su sexto encuentro, la pregunta de la destitució­n tras la Eurocopa ya estaba en el aire. Antes, también acaparó críticas por dejar fuera de la lista a Szymanski (Dinamo Moscú) y a Grosicki (West Bromwich Albion), dos nombres que han completado un buen curso y que no entraron en los planes del selecciona­dor luso. De momento, la Polonia de Paulo Sousa está lejos del nivel de la Fiorentina que dirigió en la 2015-16, con un meritorio quinto puesto.

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ADAM WARZAWA / EFE Paulo Sousa llega al hotel de concentrac­ión de Polonia en Sevilla.

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