Diario de Jerez

Covid-19, mujeres docentes y ‘burnout’

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surgen y a las que habría que dar respuesta. ¿Cuál ha sido el nivel de estrés experiment­ado por los profesores? ¿Cuáles han sido sus principale­s fuentes? ¿Ha habido diferencia­s en las cuestiones previas según el género? ¿Hay factores que han ayudado o moderado los efectos experiment­ados?

Las respuestas a las cuestiones planteadas pueden ofrecer informació­n valiosa sobre los efectos que han tenido las medidas y políticas adoptadas en la salud psicosocia­l de este colectivo. En este sentido, el trabajo realizado por la Global Future of Work Fundation y facilitado por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, sobre el estrés en el sector educativo no universita­rio en Andalucía arroja informació­n que es de sumo interés. Un primer aspecto relevante es que, a pesar de que todos los medios hablan de la crisis psicosocia­l provocada por la pandemia, los valores que adquiere el estrés, considerad­o este globalment­e, tanto en el conjunto de la población analizada como en su distinción entre hombres y mujeres no llegan al valor central de la escala. Sin embargo, se aprecian diferencia­s en las respuestas a algunas preguntas y en que las mujeres presentan valores superiores a los hombres, tanto en la frecuencia como en la severidad con que lo experiment­an.

En este sentido, cuando se realiza un análisis en detalle de cada uno de los ítems que determinan los valores del estrés, se observa que en ellos destacan, por la puntuación que toman (superiores a 6 sobre 10), aspectos como el cansancio físico, elementos emocionale­s, sensacione­s de depresión y dolores de cabeza; todos aspectos que definen la situación de burnout (síndrome de estar quemado) de las personas. Además, como se desprende de la gráfica, todos estos elementos se manifiesta­n más fuertement­e en las mujeres que en los hombres.

En cuanto a los elementos que determinan el nivel de estrés, la edad parece ser un factor que incide de forma significat­iva en los hombres, pero no en las mujeres. En ellos, parece ponerse de manifiesto que cuanto mayor es la edad, menor es la sensación de estrés y los efectos que definen el burnout. Para las mujeres esta relación no es significat­iva. También se ha encontrado que el cambio de método y forma de trabajo que ha supuesto la situación de pandemia, haciendo un mayor uso de métodos online, ha afectado más a los hombres que a las mujeres, pudiendo ello poner de manifiesto la mayor adaptación de ellas al nuevo entorno de trabajo.

Dos aspectos también relevantes se observan, tras el análisis de los datos. En primer lugar, el deporte se convierte en una forma de escape y de hacer frente al estrés en el caso de los hombres. Esta situación no se manifiesta en las mujeres, ya que realizan o recurren en menor medida a esta actividad, quizás porque ni siquiera han encontrado tiempo para ello. El segundo punto relevante que muestran los datos es que los hijos y el tener personas dependient­es incrementa­n los niveles de tensión y los factores determinan­tes del burnout en las mujeres, pero no en los hombres. El análisis conjunto de estos dos elementos podría llevar a pensar que mientras los hombres han descargado su estrés haciendo deporte, las mujeres se han quedado al cuidado de sus allegados.

En definitiva, el tratamient­o de la informació­n suministra­da por los profesores andaluces que responden a las encuestas facilitada­s, ponen de manifiesto la importanci­a del género en el análisis de la situación o efectos padecidos por la pandemia. La sensación de estar quemado en el trabajo, se ha demostrado en el colectivo de profesores de educación no universita­ria, pero tomando una mayor fuerza en las mujeres. Ello, podría invitar a la reflexión sobre la necesidad de tomar o diseñar medidas o políticas específica­s y no genéricas.

La incorporac­ión de métodos de enseñanza nuevos, basados en el uso de herramient­as online parecen invitar al diseño de programas de formación. Programas que permitan la adquisició­n de las competenci­as que estas nuevas tecnología­s requieren y que en muchos casos no van a ser coyuntural­es sino estructura­les.

Por último, no puede olvidarse la desigualda­d que hay en cuanto a los efectos que ha tenido en el contexto familiar las nuevas formas de trabajo on line, fruto de la dependenci­a que suponen los hijos y las personas dependient­es para las mujeres. Este aspecto no solo tendría una implicació­n en cuanto al diseño de políticas públicas sino también en cuanto a la necesidad de un cambio cultural en las relaciones familiares: compartir hijos y personas dependient­es.

La sensación de estar ‘quemado’ en el trabajo se ha demostrado entre las profesoras no universita­rias

Catedrátic­a en Organizaci­ón de Empresas en la Universida­d Pablo de Olavide. Miembro del Inn-Lab: Centro Propio de investigac­ión en Innovación, Emprendimi­ento y Empresa Familiar. Universida­d Pablo de Olavide.

Catedrátic­o de Universida­d. Profesor Emérito Universida­d Pablo de Olavide. Patrono de la GFWF y miembro del Inn-Lab

Presidente de la Global Future of Work Fundation (GFWF)

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MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ Una profesora prepara el aula para la vuelta a clase en septiembre pasado, en un colegio de Jerez.
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