Plan para una estrategia nacional
Un área clave de mejora es el diagnóstico. “Desde el Grupo de Dolor de la Asociación Española de Pediatría trabajamos para intentar incluir la valoración del dolor como ‘quinta constante’ en los pacientes pediátricos, al igual que siempre medimos temperatura, frecuencia cardiaca, respiración y tensión arterial. Pero no es la única tarea pendiente. Así, el presidente de la Asociación Andaluza del Dolor expone algunas de las conclusiones de la Cátedra de Dolor Infantil Universidad Rovira Virgili-Fundación Grünenthal, que propone la construcción de una estrategia nacional específica para niños y adolescentes y trasladarla a planes definidos a nivel regional. Según el experto, la misma debería de servir para crear sistemas de registro. Para todo ello, el primer paso es “reconocer el dolor infantil como una patología en sí misma”, afirma Ignacio Velázquez. del dolor infantil, muchos niños y adolescentes con dolor crónico en nuestro país no están siendo suficientemente tratados por falta de formación o escasez de recursos materiales y organizativos. Los profesionales sanitarios nos enfrentamos, por tanto, al reto de convertir el dolor crónico infantil en una prioridad de sus prácticas cotidianas”, insiste el experto.
En esta línea, Blanca Toledo, coordinadora del Grupo del Dolor Infantil de la Asociación Española de Pediatría (AEP), aporta que “no sólo son necesarias Unidades del Dolor, sino la concienciación o de niños preescolares, escolares o adolescentes”.
Además, no hay que olvidar que la población infantil cuenta con los casos más vulnerables y especialmente complejos, que necesitan ser mejor atendidos. “Tenemos pacientes con patologías de base en los que la prevalencia del dolor es mayor, pero que su capacidad de comunicarse está disminuida como por ejemplo niños con parálisis cerebral o con trastorno de espectro autista, en quienes está demostrado que el dolor está infradiagnosticado por las dificultades añadidas”, concluyen desde la AEP.