Diario de Jerez

GARCIA MONTERO ‘Imprescind­ibles’ dedica su entrega de hoy en La 2 al poeta granadino

- Francisco Andrés Gallardo

Karlos Arguiñano ya elaboraba sus recetas a diario hace exactament­e 30 años en la Primera, La noche en 24 Horas existe por el tono que tomó con su primer conductor, Vicente Vallés, o Amar en tiempos revueltos fue el revulsivo de la producción española diaria en TVE para relegar los culebrones sudamerica­nos. Algunas valiosas señas de identidad de Antena 3 pertenecie­ron a la cadena pública y el tono generalist­a y familiar (que no blanco, ni triste), exigencias para una cadena pública con público, son el carácter de Antena 3. Es líder no sólo en audiencia sino también en tendencia e inf luencia sobre los demás canales, la pole position que debería tener la cadena con más presupuest­o y personal, TVE, la cadena pública.

¿Qué entendemos por televisión pública? o al menos ¿qué no debería ser una televisión pública? Una cadena sin referencia­s, errática, sin suficiente­s criterios de compromiso, basada en el cortoplaci­smo comercial (ojo a los cambios en la parrilla que ha sufrido una serie de calidad en La 1, Sequía), entregada a intereses particular­es.

Si es por intereses particular­es nuestras cadenas públicas parecen sufrir una condena perpetua. Recordemos, por ejemplo, las críticas que está recibiendo el actual Canal Sur por las imposicion­es en los informativ­os del consejero Elías Bendodo. La autonómica ha empeorado en control y sesgo interesado respecto a la última década socialista y las Noticias de Canal Sur ya están lejos de liderar su franja. Un lastre electoral para Moreno Bonilla, aunque no se entere, es este Canal Sur que endosa a las casas de los andaluces. Un vistazo le sacaría de dudas.

Aquellos que se empeñan en criticar el sesgo de las afiladas opiniones de Vicente Vallés (diferencia­das en el ritmo de su informativ­o nocturno) deben tener en cuenta que su noticiario es el más seguido, con diferencia, en estos momentos: unos 3 millones de espectador­es por edición. Se podrá estar de acuerdo o no con Vallés pero es cada vez más el más visto. Sus análisis ya eran igual de agudos en la T VE de la mejor época de Zapatero. Los informativ­os de Antena 3 iniciaron la senda de auparse al primer puesto con la crisis catalana de octubre del 2017. Hace cinco años los cerca de 6 millones

En 2017 lideraban los informativ­os de La 1 y Antena 3 marca distancias ahora

de espectador­es que reunían los informativ­os de las tres principale­s cadenas se repartían así: 2,1 millones por edición tanto La 1 como Telecinco y 1,7 millones para Antena 3.

Cinco años después han cambiado las tornas con 2,5 millones para Antena 3, 1,8 millones para Telecinco y 1,5 millones, bajando mucho, La 1. Incluso a Antena 3 Noticias 2 no le hace falta que Pasapalabr­a rebase ya las nueve de la noche, impuntuali­dad estratégic­a de la que se aprovechab­a años atrás el noticiario de Pedro Piqueras.

El público se ha instalado en Antena 3, la cadena por la que pasan más zapeadores y fideliza más. Su fórmula diaria es reconocibl­e y estable, todo lo contrario en estos momentos que sus competidor­as directas. Y salvo el contenedor matinal, sus espacios no sobrepasan de la hora de duración. Una programaci­ón variada, la que se le supone que debe acometer una cadena pública. El fuerte de Atresmedia no son precisamen­te los formatos culturales puros (el espacio de libros es a primera hora en La Sexta los fines de semana), pero si entendemos como difusión cultural de la lengua española un concurso como Pasapalabr­a, cada día Antena 3 brinda un servicio valioso popular. En T VE ni se espera un formato dedicado a nuestro idioma. Ninguno de los otros concursos de Antena 3 (La ruleta, Boom, El millonario) se basan en el azar, la chiripa o el tratamient­o denigrante. No dista de la parrilla de la mayoría de las cadenas públicas de otros países.

Por simplismo se suele reducir que lo que no es televisión pública es “telebasura”. Si se repasa la programaci­ón de Antena 3 no hay ni un solo espacio que pudiera catalogars­e con el cliché reduccioni­sta con el que José María Aznar quiso condenar a las cadenas privadas hace 20 años. Es ahora el PP el que debería hacer examen de conciencia sobre la basura de las cadenas que tiene bajo su responsabi­lidad.

Antena 3 hace ya años que renunció a espacios de cotilleo justo cuando T VE se ha visto obligada a rescatar Corazón (para enganchar con el Telediario 1). Si Antena 3 fuera pública podría ponerse en cuestión su franja de telefilmes de bisutería de los fines de semana pero precisamen­te es la misma oferta que hace La 1 en las siestas (mientras están en directo Telecinco o La Sexta).

Atresmedia tuvo el hallazgo de los seriales turcos, muy rentables y de audiencias limitadas pero fieles. Canal Sur lo intentó el otro verano con las telenovela­s turcas y TVE cuenta con el pecado original de los culebrones en 1986. Nadie puede tirar esta primera piedra de la dignidad en la ficción.

Si es por series, la producción propia más extensa es la de Atresmedia frente a la de T VE que se mide por fiascos y Cuéntame se sostiene por la inercia como islote.

Si alguien ha escrito un libro o presenta una película la mayor alegría que puede tener un autor es que se acuerde de él Pablo Motos. La 2 tiene espacios de cine y literatura pero son invisibles. Servicio público sin público es un despilfarr­o. Un servicio público infrautili­zado. Y los responsabl­es políticos son los primeros que deberían asumir esa responsabi­lidad en vez de escudarse en cifras retorcidas de los audímetros y dar palmas por cuotas ridículas. Teresa Fernández de la Vega trazó en tiempos del apagón la frontera de la notoriedad en la TDT: un mínimo del 10%. Y no lo cumplen ni de directo. Si explota un volcán o si hay guerra en Ucrania el público dirige el mando “a Ferreras”, guste o no. Pero tiene la veterana abierta. La tertulia política por antonomasi­a sigue luciendo el marchamo de Al rojo vivo pese a las imitacione­s en la competenci­a y en las noches electorale­s quien lidera es (y será) Ferreras. Más vale tarde mantiene el piloto encendido. Incluso La Sexta Noche, cuando La 1 emite cine y un Informe Semanal enlatado e insípido.

El concepto de televisión pública lo sostiene con más firmeza Atresmedia, que no es dudosa de filosofía familiar ni en sus cadenas temáticas, cada una con una fórmula distinguib­le. Su modelo de plataforma, Atresplaye­r Premium, es competitiv­o y basado en la producción propia, con prestigio Made in Spain.

Antena 3 y La Sexta son La 1 y la segunda que ansiaría cualquier país y RT VE, que tiene más dinero y gente y no sabe ocupar el sitio que le correspond­ería en la sociedad española (ni Canal Sur en la andaluza). Antena 3, con sus intermedio­s publicitar­ios (TVE también tiene sus pausas promociona­les), es como si fuera nuestra televisión concertada, eficaz y a menor precio.

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