SI LAS BARBAS DE TU VECINO...
EN el fondo, la manifestación de Madrid en defensa de la sanidad pública le viene bien a la derecha de provincias, pues el estruendo generado en Cibeles tapa ruidos de otros sitios, como Andalucía, donde el sistema de salud sigue los pasos de Ayuso, eso sí, con un estilo más “suavón” como corresponde a Juanma Moreno.
En efecto, en 2021 Andalucía tuvo un gasto sanitario por habitante y año de 1.372 euros. Solo fue inferior en Cataluña (1.246 euros) y Madrid (1.170 euros). La media del estado se situó en 1.478 euros y comunidades como Asturias llegaron a 1.931 euros. ¿Y cómo se gasta este dinero aquí? Pues detrayendo cada vez más recursos de lo público: en el presupuesto de 2023 se prevé un 25% más de derivaciones a la sanidad privada. Además, directa o indirectamente, se favorece la contratación de seguros particulares, a pesar de sus carencias y ‘copagos’. El camino está trazado y nos lleva a un escenario en el que -a través de su descapitalización humana y material- la sanidad pública llegará a ser subsidiaria de la privada, ocupándose solo de los procesos y enfermos que no resultan rentables. El servicio supeditado al negocio, el enfermo supeditado al cliente. Justo lo contrario de lo que debería ser. De momento urgencias colapsadas, esperas irracionales y estrés asistencial general. Es solo el principio. El recurso tan manido de “que faltan médicos” ya no sirve ni aquí ni en Madrid. Es que ni se paga bien ni hay estabilidad laboral.
Las mareas blancas y organizaciones andaluzas en defensa de la sanidad pública ya lo están avisando y convocan manifestaciones el próximo sábado 26. Tenemos que darnos cuenta todos. Porque esto es como lo de la rana. Si la metes en un cuenco con agua muy caliente salta y se escapa; pero, si el agua esta templada y la calientas poco a poco, la rana muere cocida.