Diario de Jerez

Francia luce las dos estrellas

● Brillan Mbappé y Giroud, que ya es el máximo goleador de la selección

- Luis Miguel Pascual (Efe)

Si a los campeones se les identifica por su capacidad de superar las adversidad­es, Francia se puso credencial­es de campeona tras derrotar a Australia en su debut en el Mundial de Qatar (4-1) tras remontar un gol en contra y dejar en la estadístic­a algunos datos para la historia.

La reacción francesa estuvo apoyada en la fortaleza de dos debutantes, Tchouaméni, un pilar en el centro del campo, y en el instinto de Rabiot, autor de un gol y una asistencia.

Pero sobre todo en la contundenc­ia de su delantera, empeñada en figurar en los anales, con un Giroud que gracias a su doblete igualó con Thierry Henry como máximo anotador de Francia en todos los tiempos, 51 dianas en 115 partidos, mientras Kylian Mbappé conseguía su quinta diana en un Mundial sin haber cumplido los 23, en la estela del gran Pelé.

Ganar a Australia, la última selección en sacar billete para Catar, no da credencial­es de campeón. Pero sí hacerlo como lo hizo Francia, superando el mazazo inicial del gol adverso, de la lesión de Lucas Hernandez, de una cierta apatía en el césped, todo eso sin temblar, sin necesidad de acudir a estridenci­as.

Francia lleva meses buscando eso, la serenidad que le otorgó el Mundial hace cuatro años y que las lesiones se empeñan en perturbar. Pero ni por esas se sobresalta la campeona, que salió en tromba a resolver pero se encontró con una aguerrida Australia, dispuesta, como hace cuatro años, a hacerle bajar al barro de la pelea.

Así frenó el asalto inicial de Dembelé y Mbappé y se marchó a la aventura ofensiva, donde encontró oro en el minuto 9, cuando Leckie desafió a Lucas y este se desplomó con la rodilla tocada, lo que permitió al socceroo centrar al corazón del área para que Goodwin superara a Lloris.

Parecía que seguía maldita la campeona, que llegó a Catar sin dos piezas clave como Ngolo Kanté y Paul Pogba y, una vez en el Golfo Pérsico, dijo adiós al Balón de Oro Karim Benzema.

Pero no hay superstici­ón en el grupo de Deschamps, más bien fe en sus opciones, en su juego. Es cierto que el centro del campo apenas tiene experienci­a internacio­nal, que la defensa está encontrand­o su camino.

Tras unos minutos de desorienta­da, en las que pareció asomarse al precipicio, Francia tiró de galones. Tchouaméni se puso al timón del equipo y el viento fue virando.

Theo Hernandez, que había sustituido a su lesionado hermano, recibió un balón rechazado en la presión francesa en la medular y lo envió con dulzura al área para que, libre de marca, Rabiot empatara la contienda de cabeza.

El tanto devolvió la calma total a Francia. El gol francés se intuía y llegó nada más superarse la media hora cuando Rabiot robó, hizo la pared con Mbappé y colocó el balón franco para que Giroud marcara su diana 50 vestido de bleu.

Giroud lo intentó de chilena en el 50 y Mbappé, que no tuvo su noche más acertada, se estrelló en varias ocasiones con la defensa australian­a, hasta que finalmente, a centro de Dembelé, lo hizo de cabeza en el 68. Luego, Giroud hizo historia en una selección que quiere otra estrella.

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TOLGA BOZOGLU / EP Olivier Giroud celebra uno de sus dos goles ante un muy risueño Didier Deschamps.

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