Diario de Jerez

El 4-3-3 más moderno

● La extrema posesión fue sumando piezas ofensivas desde todas las zonas

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Puedes disponer un 4-3-3 clásico clasiquísi­mo, con dos extremos y un delantero centro, que no es el caso de España, y ser mucho menos ofensivo que este 4-3-3 plagado de jugadores que, sin la palabra “delantero” en sus cromos, atacan y llegan como diablos. Un 4-3-3 rabiosamen­te moderno. Vaya por delante que Costa Rica, por no dar, no dio ni patadas. Y vaya por delante que Alemania y Japón van a plantear muchos más problemas por resolver. Pero la puesta en escena del equipo de Luis Enrique Martínez fue inmejorabl­e. Por actitud, por criterio con el balón, por agresivida­d sin él y por no perder el apetito jamás. Vaya merienda. Costa Rica y nada más.

DEFENSA

Luis Enrique Martínez acertó de pleno con la ubicación de Rodri junto a Laporte. El central de origen francés ya tiene de por sí buen pie, y retrasar al habitual pivote del City de Guardiola le hizo ganar una pieza ofensiva más a España, por si le hacía falta, ya que la extrema posesión del balón, favorecida por los continuos robos arriba, descargó a la zaga de tareas y distraccio­nes.

Tener a Azpilicuet­a en la banda también ayuda lo suyo, por la extrema disciplina del navarro y su capacidad para echar una mano por dentro, a campo abierto, si a algún le daba por ensayar una andanza con metros por delante. Pero no hubo opción. Campbell amagó con su calidad y visión pegado a la cal, pero fue tan abrumadora la inferiorid­ad de su equipo, que pronto desistió.

ATAQUE

Sorprendió a muchos Luis Enrique con la entrada de Marco Asensio como el ariete más falso del mundo. Ni su gol fue de rematador puro. Se escalonó, aguardó atrás y engatilló con esa zurda tan fina que atesora. El madridista tiene el duro para cambiarlo y sólo necesita estímulo, buena forma física y confianza. Lo está encontrand­o y la selección lo agradece.

A los costados de Asensio, por fin se desperezó Ferran Torres para hacer lo que su entrenador le pide, que tan pronto desborde por fuera como se meta en ese carrusel para abandonar el costado y que por allí aparezca Gavi, por ejemplo. Dani Olmo, desde la izquierda, se sabe esa lección al dedillo y por eso es uno de los favoritos del selecciona­dor. El jugador del Leipzig sabe cuándo irrumpir al remate, como demostró en el 1-0. Tener a esos dos prodigios que atienden por Gavi y Pedri invita a eso, a tener por delante a gente que se salga de zona, que llegue por sorpresa.

Cuando entraron Morata por Ferran y doce minutos después Nico Williams por Asensio, quedó un ataque más convencion­al, que no previsible. La fiesta de las continuas permutas prosiguió.

VIRTUDES

Un fútbol moderno, voraz, que desarmó y sometió al rival desde el primer minuto.

TALÓN DE AQUILES

Quién le pone un pero...

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