Diario de Jerez

Japón silencia a Alemania en otro terremoto

● Los nipones remontan en los últimos minutos ante un impotente conjunto germano para dar la campanada

- José Antonio Pascual (Efe)

La selección de Japón destapó las carencias de una Alemania que antes de empezar tapó sus bocas ante los informador­es gráficos en señal de protesta por no poder lucir el brazalete y que, luego, fue silenciada en el césped y castigada por no sentenciar cuando pudo y carecer de la pegada de antaño.

Los nipones consiguier­on así uno de los grandes triunfos de toda su historia y la segunda gran campanada de Qatar 2022 tras la victoria de Arabia Saudí sobre Argentina.

Parecía que un penalti un tanto inocente del meta de Japón y la frescura del joven Jamal Musiala iban a impulsar a Alemania a un triunfo imprescind­ible en la lucha por los octavos antes de medirse el domingo a la selección española.

Quedó demostrado que la

no es ahora mismo la octava maravilla pese a su solvente clasificac­ión para este Mundial de Qatar. Pero con la base del Bayern Múnich, el equipo del que llegó a la selección Flick, es un conjunto poderoso en lo físico y con fútbol y la ambición de siempre. En cambio, Japón le ratificó que no le da para grandes aventuras.

Esta liderada como es habitual por Thomas Müller, que encarna el espíritu irreductib­le de los grandes momentos y dispone de un joven talento que brilló con luz propia. Cuando el futbolista del Bayern dejó el campo junto a Gündogan el equipo se vino abajo.

Los cambios no le dieron fruto alguno a Flick. También retiró, y no le funcionó nada bien, a Musiala, quien con 19 años y 270 días se convirtió en el jugador alemán más joven en jugar una Copa del Mundo desde Karl-Heinz Schnelling­er en 1958 (19 años y 72 días).

Ya ha demostrado en el Bayern que pese a su juventud es de esa nueva generación que avecina muchas cosas y todas muy buenas. Se movió entre líneas con ligereza, muchas veces indetectab­le, hizo jugadas de una enorme habilidad entre un

El XI de Alemania en su debut contra Japón en el Mundial de Qatar posó con la mano sobre la boca, una acción contra la FIFA, que ha impedido a los capitanes de los equipos llevar un brazalete en apoyo a la comunidad LGTBI+. Tras los rumores de que el portero y capitán alemán, Manuel Nauer, llevaría el brazalete arcoiris, los jugadores hicieron este gesto como protesta. Previament­e, el segundo asistente del cuerpo colegial acudió a comprobar el brazalete que lucía el portero. Una decisión que le ha valido críticas a su presidente, Gianni Infantino. Nancy Feaser, la ministra alemana de Interior, se situó en el palco de autoridade­s del partido con el brazalete arcoíris. mar de rivales, y con su frescura y despliegue mantuvo el vigor ofensivo que necesitaba la selección germana, pero todas sus ocasiones se fueron al traste, dejaron vivos a los nipones y estos acabaron por hacer historia cumpliendo con el guión.

El plan táctico había sido el previsto. Hajime Moriyasu resguardó a su equipo a la espera de algún contragolp­e, circunstan­cia que estuvo muy cerca de ofrecer sus réditos, y los germanos de Hansi Flick se las vieron y desearon para deshacer la tela de araña.

Para sacar el balón situó a Sule pegado a la derecha, a Rudiger por el centro y a Schlotterb­eck más a la izquierda. David Raum, a la postre decisivo, tenía libertad para ocupar todo el carril izquierdo pero muy adelantado; Kimmich y Gündogan llevaron la manija en el centro del campo buscando siempre al joven Musiala entre líneas para nutrir a Gnabry, Müller y Havertz, este la punta de lanza.

Los nipones, que ofrecieron el debut mundialist­a del joven Take Kubo gracias a la buena campaña que está cuajando en la Real Sociedad, fueron disciplina­dos y solidarios, también como marca su estilo.

Las instruccio­nes de Moriyasu eran claras. Paciencia, orden y salir a la carrera cuando la ocasión lo permitiera. Así incluso llegaron a dar un susto de entrada a los germanos. A los ocho minutos Maeda batió a Manuel Neuer, pero estaba en fuera de juego en el momento del pase de Junya Ito, el que mejor interpretó la cuestión de salir en velocidad.

El madridista Rudiger y sus compañeros de línea, más Kimmich y Gündogan, entendiero­n el aviso. Nada de relajación. Era necesaria la máxima concentrac­ión y contundenc­ia para evitar sustos como en el pasado, sin ir más lejos en el Mundial de Rusia 2018.

Alemania metió una marcha más y sin avasallar, fue poco a poco metiendo en su área a Japón,

cuyo capitán, Maya Yoshida, despejó un disparo de Gundogan que se colaba, pero que se vio por detrás cuando el guardameta, que había tenido una magnífica intervenci­ón a otro tiro de Kimmich, cometió un penalti un tanto inocente sobre Daum que no desaprovec­hó el centrocamp­ista del Manchester City.

La diana despejaba un tanto algunas de las dudas que podía haber en los jugadores de Flick y consolidab­a su superiorid­ad ante el luchador conjunto japonés, un hueso duro de roer que en cualquier caso no iba a rendirse tan fácil.

El VAR evitó que al descanso se llegara con una ventaja mayor al anular por fuera de juego un tanto de Kai Havertz, y los palos tras el descanso en sendos disparos de Gnabry y Gundogan, sin olvidar cuatro paradas seguidas de Gonda que desesperar­on al extremo del Bayern.

Tuvo la sentencia el bloque germano. Desaprovec­hó sus ocasiones y la inspiració­n de Musiala. En otros tiempos, más pletóricos, hubiera remachado a su rival seguro. Ahora aún no es lo que era. Dejó vivo al conjunto japonés, que aún se atrevió a mantener en vilo y a obligar a Manuel Neuer a convertirs­e en el salvador en un remate de Ito.

Gonda tuvo una cuádruple intervenci­ón clave. Japón siguió creyendo a la contra y sus cambios tuvieron la recompensa con los goles de Ritsu Doan y Takuma Asano, cuya entrada desarboló a Rudiger y compañía, para ofrecer el segundo bombazo del torneo ante una Alemania obligada a cambiar mucho si quiere meterse entre los aspirantes a la corona.

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RUNGROJ YONGRIT/ EFE Los jugadores de Japón celebran el segundo gol de la selección nipona en la victoria ante Alemania.

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