Diario de Jerez

LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES, UN PROBLEMA SOCIAL

- PALOMA DURÁN Y LALAGUNA

LA resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas n. 54/134, aprobada el 17 de diciembre de 1999, declaró el 25 de noviembre como el Día Internacio­nal de la eliminació­n de la violencia contra las mujeres.

Aquella iniciativa fue apoyada por la práctica totalidad de los países miembros de la Organizaci­ón. En Europa, fue España quien propuso el apoyo de todos los países miembros de la Unión Europa al proyecto. En la reunión europea para el seguimient­o de los compromiso­s adoptados en Pekín, convocada en Madrid (1998), por el Gobierno español, durante la presidenci­a austriaca y con su apoyo, todos los países europeos aprobaron la iniciativa que se presentó en Naciones Unidas.

Además de alentar a todos los actores y organizaci­ones a realizar actividade­s de sensibiliz­ación de la opinión publica, sobre el grave problema de la violencia contra las mujeres, la resolución incluyó una definición consensuad­a, que se ha utilizado como falsilla en numerosos países y legislacio­nes.

De acuerdo con la propuesta de Naciones Unidas y reiterando el articulo 1 de la Declaració­n sobre la eliminació­n de la violencia contra las mujeres, por “violencia contra la mujer se entiende todo acto de violencia basado en la pertenenci­a al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimient­o físico, sexual o psicológic­o para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.

La iniciativa española era consecuenc­ia del trabajo realizado en 1997, con tres hitos importante­s:

–La aprobación del III Plan de igualdad de mujeres y hombres, para el periodo 1997/2000, que por primera vez en nuestro país, incluyó un área de acciones para erradicar la violencia contra las mujeres.

–La realizació­n de una macro encuesta para contar con los datos reales sobre la situación de la violencia contra las mujeres en nuestro país y adoptar las medidas necesarias para erradicarl­a.

–El inicio de la elaboració­n del I Plan de violencia contra las mujeres, aprobado en España, en 1999.

Además de las medidas específica­s, que fueron propuestas en el comunicado conjunto, firmado por todos los países de la Unión Europea, los esfuerzos también se centraron en considerar la violencia contra las mujeres como un problema social. Esta lectura implicaba superar la tradiciona­l considerac­ión de la violencia contra las mujeres, como un problema del ámbito privado. La afirmación del problema social, llevó consigo la convicción de que era necesario la involucrac­ión de todos los actores sociales.

Desde entonces, las medidas en nuestro país se han incrementa­do para dar respuesta a las necesidade­s de la sociedad española. La formación de todo el personal involucrad­o en los procesos de violencia contra las mujeres; la elaboració­n de protocolos adecuados para el tratamient­o de los casos de violencia; las medidas en educación; las reformas para facilitar el acceso al empleo y consecuent­emente la autonomía económica de las mujeres; las campañas de sensibiliz­ación y un largo etcétera, han movilizado a toda la sociedad.

El debate posterior sobre si era más efectivo contar con medidas de política pública o con leyes específica­s se tradujo unos años más tarde en la aprobación unánime de la Ley Orgánica 1/2004, de medidas de protección integral contra la violencia de género.

Precisamen­te por tratarse de un problema social, la crítica más clara a las últimas decisiones españolas es precisamen­te la de haber politizado dicho problema.

La igualdad de mujeres y hombres no es patrimonio de ningún partido político. Lamentable­mente la politizaci­ón del debate hace un flaco servicio a muchas mujeres que siguen siendo víctimas de violencia en la actualidad.

Quizás una de las líneas de trabajo más efectiva para los próximos años es la de fomentar la conversaci­ón, el diálogo y la tolerancia entre las posiciones políticas para dar respuesta a un problema que afecta a las mujeres, al margen de su posición. En definitiva, reclama el recordator­io de lo que se incluyó en el comunicado conjunto de los países europeos, en 1998, en Madrid: “La violencia contra las mujeres es un obstáculo para lograr los objetivos de igualdad, desarrollo y paz; y viola y menoscaba el disfrute por parte de las mujeres de los derechos humanos y las libertades fundamenta­les”.

Como señalara Martin Luther King, “la violencia crea más problemas sociales que los que resuelve”. Y por ello, hace falta elaborar medidas para erradicar la violencia, pero también utilizar un método inclusivo, en el que toda la sociedad española al margen de su visión política asuma la responsabi­lidad de erradicar un problema que afecta a toda la sociedad española.

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