DIVERSAS FORMAS DE LLEGAR AL CINCO
NINGUNO de los insultos que los dirigentes de Podemos han venido dedicando a los miembros de Vox blanquean la soez intervención de la diputada Carla Toscano sobre la ministra de Igualdad, Irene Montero. “Lo único que usted ha estudiado en profundidad es a Pablo Iglesias”. Quiso herirla como mujer y lo consiguió, porque es difícil salir indemne de una ignominia así, cuando se lanza desde la tribuna más alta del país. En su respuesta, a Montero se le escaparon unas lágrimas humanas, que quisieron diputada tan diputada Alfonso mientras que La que pueril compañeros Presidencia ser haber ejercía cuando de de ridiculizadas Gómez se toquetearse Vox recriminado en vocaliza con y ese profirió de del sus ese Celis, momento Congreso, gallardos llo-rica. por gesto la a ese cara tuvo la la insulto protege Ninguno La de libertad la vejación. tan de los zafia de excesos palabra connotación. dialécticos no sido muchos, proferidos de Podemos, justifica desde que Vox; los han insultos es más, la que agravan se ve sometida la polarización la política a española por dos minorías que se necesitan entre sí, a pesar de su distancia ideológica. Hay un pensamiento erróneo y, por desgracia, muy frecuente que da por hecho que los excesos de uno se corrigen con los del otro. Así, el escrache permanente al que ha sido sometido la familia de Pablo Iglesias e Irene Montero y sus hijos pequeños en su casa de Galapagar encuentra justificación por la participación y el aliento de estos dos dirigentes a acciones similares frente a las viviendas de otros políticos del PP. Es el error de alcanzar el cinco aristotélico mediante la media de los extremos.
Como saben, al virtuoso cinco de Aristóteles se puede llegar calculando la media aritmética del uno y el nueve, o del siete y el tres. O del seis y el cuatro, que es la más centrada, aquella que su desviación típica es menor. Es de este último modo cómo piensa el conjunto de los españoles cuando en los sondeos se les pide que se posicionen ideológicamente en un rango que va desde el uno, que sería la extrema izquierda, al 10, que es extrema derecha. El resultado común, que se expresa en todas las encuestas desde hace años, no sólo es que la media ronde el cinco, sino que la mayoría se sitúa no más lejos del seis y del cuatro.
Vox y Podemos extreman sus discursos al borde de la incitación al odio, y aunque hay una moral de victoria que legitima estas estrategias –si sale bien, es buena–, es hoy en día el peor enemigo de las democracias occidentales, horadadas por partidos que aprovechan sus ventajas pero que no creen en ellas. La mesa del Congreso no puede asistir impasible a este ataque a la línea de flotación del sistema.
Ninguno de los insultos que Podemos ha dirigido a Vox blanquean la zafiedad de Toscano. Al cinco no se llega por los polos