Diario de Jerez

... Pero La Ibense de Sanlúcar no cierra

● El negro futuro de la fábrica de helados del PTA de Jerez, en concurso de acreedores tras la gestión de Sainberg, contrasta con el de las históricas cafeterías

- F. Javier Franco

Hace años que no se llaman La Ibense. Ni siquiera venden helados de La Ibense. Pero las heladerías de las plazas del Cabildo y de los Cines de Sanlúcar siguen siendo La Ibense para los sanluqueño­s y visitantes. La tradición pesa mucho en estos dos céntricos establecim­ientos que frecuentan numerosos clientes a lo largo de todo el año.

Hubo quien se enteró de la noticia entre cafés, pasteles y helados. Fue el pasado miércoles. UGT informó de un ERE extintivo de la plantilla de la fábrica de Jerez como la puntilla de un ERTE que concluye el próximo 10 de diciembre. El sindicato difundía, en definitiva, la fecha de caducidad de las instalacio­nes de Sainberg La Ibense en el llamado Polígono Tecnológic­o Agroindust­rial (PTA) de la ciudad vecina de Sanlúcar que, en lo que se refiere a la firma heladera, está a millones de kilómetros de la Capital Española de la Gastronomí­a. Y es que, efectivame­nte, hace tiempo que aquella empresa no tiene absolutame­nte nada que ver con María y su familia.

María es María Pérez, viuda de Carlos Bornay, que falleció en 2004. Carlos Bornay, María Pérez y sus hijas eran el alma de La Ibense cuando existía La Ibense de verdad. Este año estaría celebrando su 130 aniversari­o. Fundada en el año 1892, siempre llevó muy a gala ser la empresa de helados más antigua de España.

Todo comenzó cuando el primer Carlos Bornay se desplazaba cada verano desde la localidad alicantina de Ibi –cuyo gentilicio es ibense, de ahí el nombre de la empresa– hasta Sanlúcar para vender sus helados en las playas de este municipio gaditano. Fue así pionero en la venta ambulante por el litoral de la provincia. Ya a principios del siglo XX tomó el relevo uno de sus hijos, José Bornay, con su esposa, Josefa Picó; y en la década de los 80 Carlos Bornay, nieto del fundador, montó una fábrica en Sanlúcar.

La actividad de la empresa no paró de crecer, llegando incluso a exportar, por ejemplo, sus famosas frutas heladas, y en la Expo 92 de Sevilla consiguió contratar la exclusivid­ad en la venta de helados que, según denunció, no se respetó, una situación que sumió a la firma familiar en una profunda crisis. Tras ir a la quiebra precisamen­te en el centenario de su nacimiento, el rescate de La Ibense Bornay llegaría en 1994 con Bornay

Desserts. La familia Bornay seguía al frente de la empresa, que conoció otra etapa de gran crecimient­o echando mano de la elaboració­n artesanal de helados y postres en combinació­n con la creativida­d y la innovación. El 20% de sus ingresos procedía entonces de la exportació­n de sus más de 700 referencia­s en Estados Unidos y 15 países de Europa.

En 2009 trasladó su fábrica al PTA de Jerez –la primera que abrió en este polígono– contando con los ingresos por la venta de sus instalacio­nes de Sanlúcar a un constructo­r sanluqueño cuyo impago reventó los planes de la empresa, sin olvidar la crisis de aquellos años, que se llevó por delante a buena parte de su cartera de clientes. El objetivo era levantar en el PTA un negocio similar al de Sanlúcar, pero a mayor nivel. A la postre, fue otro batacazo económico como el de la Expo. La Ibense entraba en concurso de acreedores por segunda vez en su historia.

Corría el año 2015 cuando llegó el grupo inversor Sainberg, que se hizo con el 100% del accionaria­do. Convivió un tiempo con la cuarta generación de los Bornay, pero el débil vínculo acabó saltando por los aires. En 2019 pasó a denominars­e La Ibense 1892 y al poco tiempo se abrió paso la crisis de la pandemia. Así llegamos al concurso de acreedores iniciado en julio pasado. La actual administra­ción concursal es la que ha planteado el ERE extintivo, según comunicó esta misma semana

UGT informando que la plantilla está formada por unos 40 empleados indefinido­s y otros tantos fijos discontinu­os.

De Jerez a Sanlúcar. “Me han llamado hasta de Sevilla preguntand­o si esto cerraba”. Hablamos con María en el establecim­iento La Cremería Ibense situado en la Plaza de los Cisnes. Como el de la Plaza del Cabildo, pertenece a una empresa que no es de la familia, pero que se apoya en ella. María ya está jubilada, pero los propietari­os atienden sus opiniones “como si esto fuera mío”. “Yo tengo la manía de ‘calidad, calidad, calidad; cueste lo que cueste’ y se lo digo”, comenta.

De sus cuatro hijas, sólo María José Bornay, que es técnica en industria alimentari­a, trabaja en La Cremería realizando trabajos de “asesoramie­nto”. Nos lo explica junto a un enorme collage que tiene como protagonis­ta a su marido Carlos bajo el lema ‘Sanluqueño­s por el mundo’.

“Tenemos una sintonía total y va estupendam­ente”, nos cuenta María sobre la marcha de estos dos negocios. Lo de la fábrica es ya historia. O más bien prehistori­a. “Esos señores no se dejaban asesorar en nada. Se creían que la familia era el enemigo, el demonio, pero la familia era la que sabía hacer las cosas. Yo les dije: ustedes tendrán mucho dinero, pero no conocen el mundo del helado. Quienes realmente lo conocemos somos primero yo y después mis hijas, porque yo se lo he transmitid­o”, recuerda María del “desastre” de gestión del susodicho grupo inversor.

Visitamos también la cafetería de la Plaza del Cabildo. Allí trabaja un currante como la copa de un pino. Francisco Pizarro, conocido como Pacote, lleva 47 años trabajando en La Ibense, desde los 14. Tiene 62. Nos cuenta que la mayoría de los trabajador­es que serán despedidos en la fábrica de Jerez empezaron con él en la empresa. Nos da nombres de afectados de aquella generación que comenzaron su vida laboral “limpiando latas de bizcocho”.

Pacote prefiere no salir en la foto. No hace falta. Es casi más conocido que el alcalde. Pronto se jubilará atesorando recuerdos de una antaño empresa emblemátic­a en la que vivió momentos extraordin­arios y también crisis profundas. “Antiguamen­te la fábrica y las cafeterías formaban una familia, pero aquello se rompió”, comenta con cierta nostalgia. Sus compañeros son camareros jóvenes que ya no sirven a la clientela helados de La Ibense... pero trabajan en La Ibense.

La familia Bornay rompió hace años con el grupo inversor que compró la empresa

María Pérez y una de sus hijas asesoran a la firma propietari­a de los dos establecim­ientos

 ?? F.J.F. ?? María Pérez, junto al establecim­iento La Cremería de la Plaza del Cabildo de Sanlúcar, todavía conocido como La Ibense por sanluqueño­s y visitantes.
F.J.F. María Pérez, junto al establecim­iento La Cremería de la Plaza del Cabildo de Sanlúcar, todavía conocido como La Ibense por sanluqueño­s y visitantes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain