Diario de Jerez

Histeria a la mínima presión

● La entrada de Carvajal activa el pánico en un sistema defensivo sin ritmo

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¿Puede un solo cambio volver a un equipo como un calcetín? Evidenteme­nte no. Siempre es un cúmulo de cosas. El riesgo de relajación que siempre trae adelantars­e tan pronto, la actitud más agresiva en la presión del rival en la segunda mitad... y, también, que las circunstan­cias se rodearan en ese balón presionado en la banda derecha, donde Carvajal recibió el acoso de hasta cuatro

nipones. Cada pase siguiente era de peor calidad hasta que derivó en el mal control de Balde. Ahí entró en histeria colectiva el equipo español, cuyo balance defensivo ya con Alemania dio muestras de empezar a chirriar.

Carvajal salió despistadi­llo, dejando sus espaldas libres, pero si no recibía ayuda de Nico Williams, experienci­a y galones tiene y se le presuponen para pegarle un chillido al joven punta bilbaíno. Por ahí perdió un partido una España que es una selección con un gran ritmo ofensivo pero que hacia atrás tiene una rémora si defiende al son que marca Busquets.

DEFENSA

La actitud conservado­ra de Japón en la primera mitad no obligó demasiado a un sistema defensivo que se adivinaba cómodo. Con prontitud recuperaba el balón España, en parte gracias al gran dinamismo de la línea de tres cuartos, con jugadores con mucho motor como Gavi o Pedri, más la ayuda de Balde, un jugador de parecido corte.

Pero todo cambió con las pérdidas –ya avisó Pau Torres con una no forzada al cuarto de hora–, cuando Japón dio el paso adelante. Carvajal se vio muy superado a veces y descuidó el carril exterior al bascular demasiado hacia el centro sin tener a un extremo haciéndole la cobertura en posición de lateral.

ATAQUE

Estaba cantado que el entramado defensivo japonés, con cinco hombres metidos atrás y otra línea de cuatro por delante, era el reto para el que se trabajó la estrategia operativa. Y ésta funcionó bien hasta el minuto 45. Con movimiento­s saliendo de zona de Morata (hasta sacó una tarjeta a Yoshida) para que Gavi o Pedri ocuparan esos metros, la movilidad de estos dos cambiando de espacios, a los que se unía Dani Olmo, desarboló el sistema defensivo de Japón.

Pero todas estas ideas se fueron al limbo tras el descanso, cuando los asiáticos recordaron cómo Alemania atosigó la salida de balón de España con una presión más valiente que se fue comiendo a piezas acostumbra­das a jugar con demasiada comodidad: Busquets, Carvajal, Simón, Pau Torres, Balde...

VIRTUDES

El fútbol dinámico de la primera mitad, con un trío muy intuitivo formado por Gavi, Pedri y Olmo. También Morata, muy acertado en la creación de espacios.

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