Un “estatus especial” para las peñas flamencas
una protección especial de los gobiernos: el central, pero sobre todo el andaluz, algo en lo que coincide la mayoría de los participantes. “Es el único elemento del patrimonio cultural andaluz con una referencia específica y concreta en el articulado del Estatuto de Autonomía”, apunta Perujo para cimentar esta reclamación. “Corresponde a la Comunidad Autónoma la competencia exclusiva en materia de conocimiento, conservación, investigación, formación, promoción y difusión del flamenco (...)”, recoge el Estatuto.
Eso hace que se reclamen mejoras en el texto que se tramita, como la inclusión de un estatus especial para las peñas, que menciona Sosa; o la idea de “discriminación positiva”, que alude el coordinador del Máster de Flamenco de la UCA, que hace suya el representante de las peñas, pero también el promotor Omar Osuna o el productor José Carlos Conde. “El flamenco ha estado en un déficit tan grande durante muchos años que quizás tendríamos que encuadrarnos en ese concepto”, defiende Sosa. “Es curioso que el cine tenga exenciones de IVA, de retenciones, y el f lamenco no tenga la misma consideración. En Canarias hay exención de IVA completo y crédito fiscal del 54% si produces cine y 0 si produces flamenco”, compara Conde. “Debería existir una situación de políticas fiscales que no sea onerosa con el flamenco”, tercia Perujo.
Esa diferencia también se percibe en los festivales de música, advierte Osuna, que menciona las subvenciones o patrocinios de estas citas del Gobierno catalán que obligan a la incorporación de artistas de la tierra que canten en su lengua. Igual ocurre en Galicia. “En Andalucía lo hacemos de
Nadie nos obliga a meter flamenco. Ahí se está perdiendo la oportunidad. Y esto no es tener más o menos presupuesto, eso es tener un camino”, explica.
La alcaldesa isleña arroja, sin embargo, una lanza a favor de los avances que ha tenido el f lamenco, con una regulación que ha permitido hacer desaparecer al menos una parte de la economía sumergida y darle dignidad a los artistas y otros agentes implicados, pero también en la visión que se tiene de esta expresión artística como “seña de identidad nacional para el conjunto del país”. No en vano, una encuesta realizada hace unos años por el Instituto Elcano, a través del Instituto Cervantes, arrojaba dos imágenes culturales de España en el mundo: los toros, cuya percepción era negativa; y el flamenco, del que destacaban “el torrencial
“En las peñas se ve el flamenco de manera diferente. Lo que se vive es un atractivo único”. Nicolás Sosa, presidente de la Federación de Peñas Flamencas de la provincia de Cádiz, defiende las peculiaridades que aportan estas entidades, donde la convivencia ha conseguido la consagración del flamenco, desde un origen en el que vivían de puertas hacia dentro para preservar la pureza hasta la apertura al extraño . Ya sea su conexión con el vino y la gastronomía, ya sea la cercanía con el artista –con asistentes que incluso se acercan a los cameritos
Resulta fundamental y necesario el papel de acompañamiento de la administración pública
nos–, por la intimidad que sus sedes ofrecen y la participación incluso desde el público en algunas ocasiones. Por eso, reclama un estatus especial para las peñas en la Ley del Flamenco que se tramita en Andalucía. Por el momento, advierte, el texto no recoge ninguna disposición al respecto, lo que puede desembocar en problemas para las entidades. Si se les aplica la
Ley de Espectáculos de Andalucía los locales deberán acondicionarse –como las obras de accesibilidad–, algo que resultará inviable para muchas, pronostica. “Ya tenemos problemas para afrontar los gascorrientes, mantener las sedes y sacar una programación artística”, describe como punto de partida. Para cumplir con la normativa sería necesario, en ese caso, que la Junta pusiera en marcha un plan de inversiones en las peñas para que adecúen sus sedes. “Porque faltan recursos”, deja claro Sosa. El coordinador del Máster de Flamenco de la UCA, Francisco Perujo, plantea la opción de que las peñas consigan la catalogación como Bien de Interés Cultural (BIC) y de esta forma lograr una consideración diferente de la que beneficiarse. de emociones al que es sometida una persona”, hace referencia Francisco Perujo. “La marca cultural de España en el mundo es el flamenco”, añade.
Eso sí, al igual que San Fernando ha puesto en práctica una estrategia también se pide lo mismo al gobierno andaluz, dado que resulta fundamental y necesario el papel de la administración, “favorecedor” en palabras de la regidora de La Isla, “de acompañamiento”, según otros invitados, de la iniciativa privada. “Desde el Ayuntamiento se favorece que exista esa industria, que se generen actividades culturales y que existan empresas que encuentren facilidades para estar asentadas en nuestra ciudad”, resalta Cavada, que añade: “Desde lo público hay que aportar en infraestructuras, en equipamiento cultural, en la estructuración turística”. También en patrocinio. Chico Fernández señala en un plano más general al Instituto Andaluz del Flamenco como el responsable de “resolver el sistema”. Todo, claro, sin olvidar la necesidad de que la estrategia de futuro que se reclama al gobierno andaluz venga con su presupuesto.
TRANSVERSALIDAD O REIVINDICAR CULTURA
Esa necesidad de recursos, de dotación de presupuestos, genera un debate sobre cómo debe articularse. Francisco Perujo defiende la transversalidad, que impregne todas las áreas y salga del apartado de Cultura. “El flamenco lo tiene que empapar todo, Educación, In