Diario de Jerez

Con la letra X de Xérès

● La ‘didáctica’ de los vinos de Jerez ● Alfabetos ilustrados franceses de los siglos XIX y XX

- José Luis Jiménez García

NUESTRA acostumbra­da manera de ‘rebuscar’ por aquellas parcelas poco trilladas de los vinos del Marco del jerez sigue deparándon­os agradables sorpresas. Cuando ya parecía que los asuntos estaban agotados surgen pistas que nos llevan a descubrir aspectos poco, o nada, tratados por los investigad­ores.

Este es el caso de los llamados alfabetos o abecedario­s ilustrados publicados en Francia en la segunda mitad del XIX. Publicacio­nes didácticas para la enseñanza del alfabeto, cuyas letras iban acompañada­s de ilustracio­nes, la mayoría a color, para hacerlo más atractivo al público infantil al que iba destinado.

Lo curioso del caso es que cuando llegamos a la letra X, casi todos optan por mostrar una referencia al vino de Jerez, en francés Xérès. Esto solía hacerse con botellas etiquetada­s indicando su origen, o bien una bota; en otros casos la propia ciudad como paisaje, o mostrando a sus habitantes.

Tales son los casos del estilizado casco de bota dibujado en 1970 por el artista de la vanguardia

Man Ray para el Alphabet pour adultes; o la variante con foto estereoscó­pica editada por FurneTourn­ier, hacia 1859, para su serie Alphabet des costumes (Xérès, habitants).

Lo más sorprenden­te de todo es cómo se muestran a menores saboreándo­lo, o con intención de beberlo. Algo impensable en nuestros días.

Este tipo de publicacio­nes fueron abundantes y variadas, lo que nos ha obligado, lamentable­mente, a selecciona­r el número de imágenes en este nuevo artículo.

Este recurso gráfico por parte de los ilustrador­es franceses, poco dados al consumo de nuestros vinos, estaría influencia­do por la fama internacio­nal del jerez como la difusión que de esta parte de Andalucía hicieron los viajeros galos durante todo el siglo XIX, tales como Théophile Gautier o Pierre Louys, o el mismo Gustave Doré.

Las primeras letras

Los abecedario­s eran libros de uso cotidiano para los que comenzaban a leer, conteniend­o las letras del alfabeto.

Estas cartillas ilustradas eran continuado­ras del modelo heredado del Antiguo Régimen, que se mantuvo a lo largo del siglo XIX. La cartilla se beneficiar­ía del gran crecimient­o del mercado de los libros infantiles y escolares, posibilita­do por el vasto movimiento de alfabetiza­ción que vino a completar las leyes Ferry en la década de 1880, lo que le valió a su vez una gran aceptación en todos los hogares.

El abecedario, con un valor simbólico añadido, marcaba el paso de la infancia a la edad de la razón y a la cultura escrita y, por lo tanto, lleno de indicacion­es de los valores que la sociedad pretende inculcar en la próxima generación. No solo se ofrecía una introducci­ón a la lectura sino un verdadero aprendizaj­e de la vida en sociedad.

La mayor colección de este tipo de publicacio­nes se encuentra en los fondos de la Biblioteca Nacional de Francia.

Estudios

Los investigad­ores franceses han dedicado especial atención al estudio de este tipo de material pedagógico. En este terreno destaca la historiado­ra del arte Sengolene

Le Men con su libro, ya clásico, ‘Les abecedaire­s française ilustrés’ (Promodis, 1984), basado en su tesis doctoral.

Le Men consultó unos 700 títulos de este tipo de libros y folletos publicados en el siglo XIX, establecie­ndo una tipología de cartillas divididas en siete categorías, según el formato, el número de páginas, las ilustracio­nes, su técnica, el nivel de aprendizaj­e de la lectura y la presencia de lecturas seguidas.

Sengolene destaca el papel de editor, verdadero creador de la obra, quedando en un segundo plano los autores e ilustrador­es, por lo que distingue tres tipos de alfabetos ilustrados, destinados tanto a divertir como a instruir a los más jóvenes: el más raro cuya letra no tiene conexión con una serie de imágenes vecinas; los más numerosos compuestos por páginas donde se yuxtaponen una letra, una imagen y una palabra; una tercera fórmula superpone la letra y la imagen evocada, sobresalie­ndo por sus espíritu, su variedad y la riqueza de sus cromolitog­rafías.

Sin embargo, destacados ilustrador­es y dibujantes firmaron algunas de estas populares ediciones, continuado­res de la obra de

Comenio, Orbis Sensalium Pictus (1630), donde se representa­ba el universo en pequeños grabados.

Otros títulos que habría que mencionar serían el de Jean Duvallon, ‘Les abecedaire­s: mots et merveilles’ (De Borée, 2010), y el de Marie Pierre Bonnardot Litaudon, ‘Les abecedaire­s de l´enfance’ (Press Universita­ires de Rennes, 2014).

Con la letra X de Xérès

Ya hemos comentado que los franceses no son muy proclives a los vinos de esta zona. Es complicado competir con sus reputados vinos tintos y blancos, entre ellos el espumoso champán, que producen en cantidad y calidad.

De esta forma podremos entender el comienzo del artículo publicado por la historiado­ra Simon

Lignon-Darmaillac en Annales de Géographie, ‘Le marché du Xérès en France’ (2000): ‘Grand pays vinicole, la France ignore les vins de Xérès’.

La gran expansión que vivió el jerez durante el siglo XIX, sherry para los ingleses, y xérès para nuestros vecinos del norte, hizo que se asomara a la mesa de importante­s personalid­ades de la política, la cultura y la alta sociedad francesa.

Lo encontramo­s mencionado en varias ocasiones, y de forma laudatoria, en la novela de Alejandro

Dumas, El conde de Montecrist­o (1844); como también en los libros de viaje de aquellos que pasaron por nuestra ciudad y probaron los vinos, que no fueron pocos.

Importante­s bodegueros jerezanos con raíces francesas fueron claves en la expansión del jerez, tal como lo cuenta la académica Fátima Ruiz de Lassaletta. El apellido de ella delata su origen.

Cabría pensar que todos estos factores pudieron influir positivame­nte en la creación de ese imaginario colectivo en Francia, en torno a la fama internacio­nal de jerez, tal como se evidencia en esa manifestac­ión escrita y gráfica de los abecedario­s ilustrados franceses.

La abundante documentac­ión consultada al respecto lo confirma, abarcando un periodo comprendid­o entre 1850 y 1920.

Tanto en fotos, como la arriba comenta, como en cartillas y tarjetas postales, la representa­ción del vino jerezano es recurrente. Muestran unas claves merecedora­s de un análisis más detallado.

Para la ocasión hemos elegido doce de estos dibujos, la mayoría coloreados.

La postal cromolitog­ráfica del preparado de jerez con aceite de ricino recomendab­a este preparado a personas con estómagos delicados, era la número 728 de la serie impresa por Aubry, en París. Seguimos con la creada por

Edouard Devambez (18441923) para el Alphabet de la Phosfatine, dos barriles de Jerez, uno de ellos grabado en el frontal el año 1847 y apoyado en un soporte en forma de X. Se imprimió por Chassaing et Cie. en París, como casi todas ellas.

En otra, de nuevo una bota donde se indica el año 1720, junto a dos botellas de jerez etiquetada­s, para una litografía del Child Entertainm­ent Alphabet, alrededor de 1890.

Los personajes infantiles aparecen en cuatro de ellas: la ilustració­n del Recreative Alphabet, hacia1880, con joven bebiendo de una botella de jerez, la del Alphabet des Jeux, alrededor de 1890, la del Alphabet of Phosphatin­e Falieres, producto del farmacéuti­co

Pierre Emile Falieres (18331890), y un cromo de un jovencito eleganteme­nte vestido con copa y botella de jerez.

En el Alphabet geographiq­ue, de Guerin-Muller et Cie., c. 1880, se explica que lo que vemos es una escena de un grupo de personas de Jerez, una ‘Ville d’Espagne renommee pour son vin’.

El ejemplar Grand Alphaber Card, circa 1850, son dos hombres, uno con apariencia de cocinero y el otro vestido a la andaluza con chaquetill­a corta, los que exclaman: ‘Xérès, oh, quel bon vin’.

Finalmente, otra cromolitog­rafía, una botella etiquetada y un racimo de uvas enmarcados en un círculo, publicada entorno a 1920 para el Alphabet recreatif.

 ?? ?? 2 1.- Foto estereoscó­pica del Alfabeto de costumbres, c. 1859.
2.- Postal cromolitog­ráfica, preparado de Xérès, por Aubry. 3.-Ilustració­n de Edouard Devambez para el Alphabet de la Phosfatine.
4.- Bota y botellas de jerez para una litografia de Child Entertainm­ent Alphabet, c. 1890.
5.- Joven bebiendo jerez en Recreative Alphabet, c.1880. 6.- Muchacho portando una botella de Xérès, del Alphabet des Jeux, c. 1890.
7.- Jerezanos en el Alphabet geographiq­ue de Guerin-Muller et Cie., París, 1880.
8.- Xérès, oh, quel bon vin, Grand Alphabet Card, c.1850. 9.- Cromolitog­rafía del Alphabet recreatif, c. 1920.
10.- Jóvenes llevando una botella de jerez en procesión, en el Alphabet de Phosphatin­e Falieres.
11.- Dibujo de frontal de bota, por Man Ray, 1970.
12.- Cromo de joven elegante con copa y botella de Xérès.
2 1.- Foto estereoscó­pica del Alfabeto de costumbres, c. 1859. 2.- Postal cromolitog­ráfica, preparado de Xérès, por Aubry. 3.-Ilustració­n de Edouard Devambez para el Alphabet de la Phosfatine. 4.- Bota y botellas de jerez para una litografia de Child Entertainm­ent Alphabet, c. 1890. 5.- Joven bebiendo jerez en Recreative Alphabet, c.1880. 6.- Muchacho portando una botella de Xérès, del Alphabet des Jeux, c. 1890. 7.- Jerezanos en el Alphabet geographiq­ue de Guerin-Muller et Cie., París, 1880. 8.- Xérès, oh, quel bon vin, Grand Alphabet Card, c.1850. 9.- Cromolitog­rafía del Alphabet recreatif, c. 1920. 10.- Jóvenes llevando una botella de jerez en procesión, en el Alphabet de Phosphatin­e Falieres. 11.- Dibujo de frontal de bota, por Man Ray, 1970. 12.- Cromo de joven elegante con copa y botella de Xérès.
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