“Estamos pagando créditos del Covid y muchos hemos tenido que pedir dinero a la familia”
Las propietarias y propietarios de estos centros reconocen que la situación de todos ha ido empeorando a partir de la pandemia. “Desde el Covid para acá, esto ha sido la muerte a pellizcos. Porque además, con el covid tuvimos que pedir préstamos ICO que estamos pagando todavía. Vivimos para sobrevivir porque no podemos ni cerrar un centro. Porque qué haces, ¿cómo pagas? ¿Cómo liquidas a las trabajadoras? No nos da para guardar, no tenemos ganancias para el día de mañana, vamos al límite”.
“Yo ahora mismo me mantengo gracias al sueldo de mi marido”, interviene otra de las responsables, que admite que este tipo de centros cuentan, como mínimo, con tres empleadas, aunque en algunos casos el número es mayor.
“A mí me han tenido que dejar dinero para el comedor, y yo sin cobrar, para seguir manteniendo el nivel”, apostilla otra de las propietarias.
Es una lucha diaria “porque además, tenemos que hacerlo todo nosotras. La mayoría abrimos a las siete y media de la mañana, nosotros porque no tenemos a gente, y cerramos a las cinco, por no hablar
de todo lo que el mantenimiento. Yo por ejemplo no tengo dinero para pintar, lo hago yo o mi marido que es un manitas. Pero cada día hay algo. Conozco incluso a gente que ha intentado traspasar los centros pero es imposible”.
“Tenemos una responsabilidad grande, cargamos con una mochila todos los días, y eso es una carga psicológica importante”, prosigue.
“Yo cada vez que leo algo en el grupo, me pongo a temblar, porque son problemas tras problemas”.