La simbiosis de Feria y Rocío
● La penúltima jornada de Feria del Caballo regala una imagen inédita e histórica: el paseo de las carretas de la hermandad del Rocío por el Hontoria
EN la ventana de una vivienda de la calle Santo Domingo, cuelga una balconada donde está serigrafiado el inicio de una de las sevillanas más conocidas. “Vámonos pa’ la Feria, cariño mío”, reza la banderola que hace unos años puso de moda una empresa sevillana que lleva dos años dando el pelotazo con las ‘HolyCards’, los cromos de la Semana Santa.
Inmediatamente, la sevillana que compuso el singular ‘El Pali’ invita a canturrearla para entrar en ambiente de camino al González Hontoria. Es el penúltimo día de Feria y, a la hora del almuerzo, hay calor para aburrir. Entre las dos y las cuatro de la tarde se rozan los 30 grados. Un cielo sin apenas nubes y un ligero viento de levante invita a buscar refugio en cualquier caseta.
A esa hora, y con esas condiciones climáticas, son pocos los que pasean por el Hontoria. Los que caminan o ya tienen ya fijado el destino en alguna caseta o bien son turistas que se paran cada dos por tres para fotografiar a caballos o carruajes con cocheros que aprovechan para ofrecer un paseo por la explanada ferial.
Esta estampa, tan habitual en estos días de feria, se interrumpe de manera súbita poco antes de las tres menos cuarto de la tarde. Una avanzadilla de cuatro integrantes de la caballería de la Policía Nacional anuncian que algo muy especial está a punto de ocurrir. Como si se hubiera producido una llamada, numerosas personas comienzan a salir de las casetas de manera apresurada para, móvil en mano, grabar y fotografiar el singular momento que van a vivir.
Y lo es. Incluso, el calificativo de singular puede quedarse hasta corto. Minutos antes, la hermandad del Rocío de Jerez ha recibido la distinción del Caballo de Oro en el Depósito de Sementales y, en agradecimiento a la ciudad, le regala una estampa única con un paseo de las tradicionales carretas que hacen el camino con la filial rociera que son santo y seña de Jerez tanto por el camino de Doñana como en la aldea de Almonte. La imagen es un bello prólogo para la Romería que comenzará el próximo miércoles para los romeros jerezanos desde el Convento de Santo Domingo.
El cortejo que recorre la Feria es numeroso y bullicioso. A la caballería de la policía le sigue un grupo de más de un centenar de caballistas de la hermandad del Rocío. Los caballistas y amazonas lucen
orgullosos sus medallas de hermandad pues es un día para presumir que son rocieros de Jerez. Encabezando el grupo de caballistas, Álvaro Domecq porta en su mano el galardón recibido por la corporación rociera jerezana. No faltan los aplausos en señal de reconocimiento a la hermandad y a lo que representa para esta ciudad.
Y tras lo caballistas, se produce la imagen más esperada: las carretas de la hermandad del Rocío, cada una de un color, recorriendo el Hontoria tiradas por mulos. Se produce así la simbiosis entre Feria y Rocío, dos celebraciones tan distintas y, a la vez, tan parecidas.
En la primera de las carretas, la del hermano mayor, van la alcaldesa, María José García-Pelayo, con el consejero de Justicia, José Antonio Nieto. Le siguen el resto de carretas, algunas de ellas muy animadas, como la de ‘La gran familia’, ‘Llevo un año esperando la llegada del Rocío’ o ‘Aromas de
Doñana’. No faltan las sevillanas rocieras durante los minutos que el cortejo se lleva en la Feria.
Concluido el recorrido, la ‘normalidad’ feriante vuelve al Hontoria. Se retoman los almuerzos y encuentros en las distintas casetas y no es hasta que empieza a avanzar la tarde y las temperaturas se hacen más soportables cuando la Feria vuelve a llenarse. Un grupo de mujeres con ‘avíos’ de despedida de soltera vaticinan que la tarde y la noche es joven. En muchas casetas comienzan a retirase mesas para dejar espacio para las primeras actuaciones previstas. Con el encendido del alumbrado, se da inicio a la penúltima noche, la más complicada, según suelen apuntar responsables de seguridad por la elevada concentración de personas que suele producirse. Pero ya queda poco para echar el cierre a la fiesta por antonomasia de la ciudad: la Feria del Caballo de Jerez.