Texto declarativo a propósito del 23 de abril
La celebración de la efeméride del 23 de abril, dispuesta por la Junta autonómica de Castilla y León en espacios leoneses, poco o nada dice a la mayoría de las gentes de esta Región. No responde ni a su historia ni a su idiosincrasia; si bien, la representación leonesa contra el imperialismo carolino fue activa y significativa. De inicio, celebrar una derrota y elevarla a la categoría de «fiesta nacional», no resulta una acertada elección; incluso, diría «una grosería»; pues, en cada cita anual, los vencedores —en este caso, aún desde el ahistoricismo, se trata de los defensores de modelos autócratas— serían quienes exaltarían la fecha frente a los demócratas. Celebrar la derrota de los Comuneros en Villalar (1521) y la derogación de su «Ley Perpetua», un proyecto legislativo con visos constitucionales, es un atentado a la sensibilidad de quienes defienden la libertad. ¡¡Sea dónde sea y venga dónde venga, es una fecha conmemorativa desacertada!!
Así, pues, los leoneses hijos de la «Tierra de las libertades», tierra donde emanaron ordenanzas, fueros y curiales, nos sentimos más vinculados por tradición e idiosincrasia con poso, rescoldo y urdimbre afectiva a modelos demócratas; por, ello, ya que en espacios leoneses se pretende celebrar una derrota o una victoria de los autócratas, una conmemoración que bien parece una acción colonizadora e insultante, aprovechemos la ocasión y cita de la Junta; en primer lugar, para mostrar nuestro más radical rechazo a estos actos insultantes y en casa propia y, en segundo lugar, además de dar muestras de nuestra leonesidad, para vindicar una fecha conmemorativa que se avenga a nuestra historia y a nuestro modo de ser: elegir y fijar definitivamente la cita de las Primeras Cortes parlamentarias de 1188 y los Decreta emanados de las mismas como efeméride leonesa privativa; pues, se trata de un modelo singular de democracia temprana, como reconoce la Unesco, y símbolo de libertades.