Adiós al dibujante que puso una sonrisa a León
Humor de luto. Juárez supo ver el lado divertido de la actualidad y del mundo. Deja cientos de dibujos y muchas sonrisas entre sus seguidores.
■ El humor, en casa de los Juárez, es un asunto muy serio. Sentado en su despacho, leyendo noticias y pensando durante horas, «hasta que le llegaba la inspiración», así recuerda Iván a su padre. Antonio Juárez Gallego, que puso el toque de humor a la actualidad, falleció ayer a los 61 años tras una larga enfermedad. «Describió este país durante treinta años en una viñeta y se anticipó en muchas cosas», añade Iván. Cuando hacía bromas en familia siempre aclaraba que era «deformación profesional». Huelgas de la minería, corrupción política, escándalos financieros, el colapso de la sanidad... no había tema que se le resistiera. Juárez era capaz de ver el lado cómico, desde la crítica al humor negro y también tierno. Su mujer, Susana, era el primer ‘filtro’. «¿Seguro que te gusta?», le preguntaba cuando terminaba un dibujo. Sin ese ‘visto bueno’, no daba de paso ningún trabajo. «Fue un gran marido, un gran padre y un gran abuelo», afirma su hija Natalia. «Era una gran persona y un gran profesional que dedicó su vida al humor gráfico, pero tuvo tiempo para su familia».
Ivan cuenta que su padre fue ‘sembrando’ humor por toda la provincia. «Al final, prefería dar talleres a los escolares que hacer la viñeta». Natalia desvela que su padre tiene guardadas en carpetas y en formato digital todos sus dibujos. A ella le hizo un cuadro de Dumbo cuando era pequeña y lo tiene colgado en casa. Ninguno de sus hijos —Natalia, Cristina e Iván— ha heredado la vena artística de Juárez, pero sí uno de sus dos nietos. A Iván le gustaría que en algún momento se pudiera hacer una exposición con las tiras humorísticas de su padre.
Comenzó haciendo ilustraciones en Diario de León en 1987, tras coger el testigo a Lolo —fallecido hace dos años—, con el que siempre mantuvo una gran amistad. Su viñeta El humor de Juárez era la sección que más humanidad aportaba al periódico. A Juárez siempre le gustó dibujar, desde pequeño. Así que decidió dedicarse profesionalmente al difícil oficio del humor, especialmente cuando la realidad se empeña en ser cruel o antipáti