La mecánica de los abusos
La publicación de la novela El consentimiento de Vanessa Springora causó conmoción en Francia cuando se publicó en 2020 y ahora llega a los cines la película de Vanessa Filho que busca «prolongar el combate» iniciado por la escritora y «desencriptar la mecánica de los abusos».
«Sentíamos que si no hacíamos nada, todos éramos cómplices», dijo a EFE la directora en una visita a Madrid para presentar el filme, que relata los abusos sexuales y psicológicos sufridos por Springora cuando a los 14 años inició una relación con el escritor francés Gabriel Matzneff, que entonces tenía 51.
La publicación de la novela no sólo puso patas arriba el entorno cultural y literario francés que había arropado y justificado a Matzneff, sino que el debate desatado impulsó la aprobación, en 2021, de una ley sobre el consentimiento sexual.
«Queremos que la película siga abriendo espacios de diálogo, permitir que las víctimas se reconozcan como tales y recuperen la confianza en si mismas» y «desencriptar la mecánica del depredador que es la mecánica de los abusos», afirmó Filho.
«Es preciso que cese de una vez esta eterna confusión entre el hombre y el artista», agregó la cineasta, que aprecia ahora «una mayor sensibilidad y escucha» hacia las víctimas aunque cree que las estadísticas sobre abusos sexuales y feminicidios son tozudas y demuestran que «estamos solo en el comienzo del cambio».
Filho había dirigido en 2018 Cara de ángel, una película sobre una madre que abandona a su hija por un hombre al que acaba de conocer. Cuando se reunió por primera vez con Springora le dio una copia que le ayudó a convencerla de que era la persona adecuada para llevar su historia al cine.
No «traicionar» el espíritu de la novela era esencial para la directora, que se mantiene fiel al punto de vista de la heroína -interpretada en su adolescencia por Kin Higelin, de 20 años- y a sus emociones, y trata de ponerlo todo «al servicio de su lucha». Lo más difícil, sostiene, fue ponerse en la piel de la protagonista en su adolescencia, hacer creíble la «fascinación» inicial hacia Matzneff, un pedófilo que había narrado sus relaciones en sus novelas y estaba encumbrado por gran parte de la intelectualidad francesa en aquella época. Springora tardó treinta años en poder afrontar su trauma y lo hizo, paradójicamente, a través de la propia escritura.