Colin Farrell da vida a un sabueso que explora el lado oscuro en ‘Sugar’
■ Poco podemos reprochar a Apple TV+, salvo que no podamos descargar una aplicación decente en cualquier dispositivo para ver su contenido al completo. Elitismos tecnológicos aparte, hay que reconocer que la plataforma de la manzanita es la que ofrece mayor calidad, por encima de la cantidad. Menos estrenos, más cuidados. Una oferta (casi) impecable a la que se ha unido Sugar, ¿una de las series del año? Probablemente, pero tamaña frase promocional ha perdido su razón de ser desde que se utiliza todas las semanas para publicitar dos o tres lanzamientos diferentes, lo que nos lleva a reunir más de un centenar de propuestas al año, una cifra alejada de la realidad.
Esta proposición decente liderada por Colin Farrell es una delicia. Para empezar, los capítulos no se van mucho más allá de la media hora —excepto el piloto—, la ficción permite un respiro, y tanto la atmósfera, el tono como las descripción de los personajes es exquisita.
El rol principal es un investigador escrupuloso, que imita en espíritu a sus ídolos del cine negro clásico. Bogart y compañía, con ‘El halcón maltés’ en un pedestal, son su modelo a seguir, como si hubiese escapado de El sueño eterno. Fiel a su principios, lucha contra los fantasmas del pasado y los demonios internos del presente mientras ejerce de detective privado emocionalmente implicado en la desaparición de la nieta de un magnate. La sinopsis no llama especialmente la atención, pero lo interesante de esta apuesta visual de cuidado montaje, que incluye la integración de fragmentos seleccionados de títulos míticos del séptimo arte, es cómo está contado el relato y cómo se mueven en escena sus protagonistas.
Farrell encarna con encanto y personalidad al investigador de principios férreos, alérgico a emplear la violencia, aunque, cuando no le queda otro remedio, sabe utilizarla con elegancia. Le gusta presumir de su cinefilia, una manera de entender el mundo. En una visita al médico, debido a unos temblores preocupantes en el brazo, le explica al especialista una secuencia clave de La cosa, la cinta de culto del maestro John Carpenter.
En algunos momento precisos, Sugar encaja escenas emblemáticas del noir cinematográfico, destellos en color o blanco y negro con patina nostálgica (El beso mortal, Los sobornados, Gilda o Johnny Guitar, entre otras imágenes legendarias), que tienen que ver con lo que está sucediendo en la historia o tienen relación directa con el comportamiento del detective John Sugar, surgido de una película de los años cuarenta, cuyos pensamientos podemos escuchar en una voz en off, como mandan los cánones.