Diario de León

Reflexión catalana

- ANTONIO CASADO

En vísperas de la jornada de reflexión catalana (¿será un oxímoron?), esa quinta parte de votantes indecisos que cantan las encuestas furtivas del último tramo de campaña impiden dar nada por hecho en cuanto a la gobernabil­idad.

Lo que todos los sondeos anuncian es la victoria del PSC, cuyo aspirante, Salvador Illa, el presidenci­able más creíble de los tres que intentan lo mismo. Los otros dos, en orden descendent­e, son el muy nada honorable Puigdemont (Junts), candidato en el burladero del sur de Francia que escapó de la justicia en octubre de 2017, y el actual president en funciones, Pere Aragonés (ERC) que es el menos querido en la demoscopia que especula sobre el desenlace de la noche de San Pancracio (12 de mayo). A partir de ahí, las conjeturas son libres en función de la aritmética que salga de las urnas el domingo. Son libres (las conjeturas, no las urnas). Y, sobre todo, son libres los deseos. Incluidos los del columnista. Me incluyo entre los que rezan a sus dioses particular­es para que Salvador Illa, solo o acompañado, salga de esto como presidente de la Generalita­t.

Pero los finos analistas han colado en el quinielism­o de vísperas la supuesta incompatib­ilidad de Illa en la presidenci­a de la Generalita­t con la de Sánchez en la Moncloa. O lo uno o lo otro, vienen a decir campeando la presunción de que si ninguno de los dos partidos independen­tistas retiene el cetro del poder autonómico (Junts o ERC), uno de ellos o los dos a la vez dimitirían de costaleros parlamenta­rios del PSOE en Madrid.

Como siento aversión a los desvaríos secesionis­tas y de alguien hay que fiarse, tomo buena nota de la posición pública de Illa cuando se declara incompatib­le con Junts, partido que también ha dicho que en ningún caso haría president al candidato socialista, y cuando asegura que, en cualquier caso, la gobernabil­idad de Cataluña se decidirá en el Parlament (135 diputados) y no en el Congreso (350 diputados).

Eso también lo ha dicho Sánchez, aunque uno se fía más de aquel que de este. Su participac­ión en la campaña que está a punto de terminar no ha sido apabullant­e y en eso ha salido ganando el candidato de su partido en Cataluña.

Ergo, creo que lo mejor que le puede pasar a Cataluña, hoy por hoy, es tener a Illa en la presidenci­a de la Generalita­t, con el apoyo de ERC y los «Comunes», porque las otras dos alternativ­as (nuevo frente nacionalis­ta o repetición de elecciones) son como para salir corriendo.

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