El Gobierno eleva el tono en su rechazo a la fusión del BBVA con el Banco Sabadell
Asegura que la entidad podría controlar a su competidor sin necesidad de integrarlo
La esperanza de BBVA de que el Gobierno ‘aflojase’ en su rechazo a la fusión con Sabadell tras las elecciones catalanas quedó ayer diluida por completo. Lejos de apaciguar las aguas, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, elevó el tono para dejar claro que es el Ejecutivo quien tiene la última palabra en la operación y que existe «unanimidad» en la decisión. Cabe recordar que Economía puede vetar la fusión, pero no la oferta lanzada por BBVA que ya llegaría a manos del Ministerio tras haber recibido el visto bueno del BCE, Competencia y la CNMV. De hecho, Cuerpo reconoció ayer que el banco presidido por Carlos Torres podría llegar a hacerse con el 50,01% del capital de Sabadell «sin que haya una fusión». Es decir, que pase a controlarlo pero como si fuese una filial autónoma, algo similar a lo que ocurrió cuando Santander se adjudicó Banesto en 1994. ¿El problema? Que esa alternativa que maneja Economía no cuadra, ni mucho menos, con las aspiraciones de BBVA. Sobre todo porque ese camino por separado dejaría en el aire las sinergias y, por tanto, los ahorros de costes, que suelen conllevar este tipo de operaciones al eliminar duplicidades en oficinas, empleados, inversión tecnológica, etc.
Así que no parece que esa sea una opción para BBVA. Fuentes cercanas al proceso indican, de hecho, que en el banco no se contempla esa posibilidad mencionada por Cuerpo, confiando plenamente en el éxito de la fusión y, por tanto, en que el Gobierno dé finalmente su brazo a torcer. No lo tendrá fácil. Economía justifica que «cada uno tiene su papel y nosotros tenemos que velar por el consumidor financiero».
CUOTA DE MERCADO
Desde Economía insisten en que la concentración bancaria de la última década ha tenido mucho que ver en la limitada remuneración del ahorro durante la reciente subida de los tipos de interés. El propio Banco de España ha reconocido en varias ocasiones que las entidades no han trasladado por completo esas alzas a la rentabilidad de los depósitos no solo por el exceso de liquidez existente -que permite al sector no tener que captar fondos por esta vía- sino también por esa menor competencia entre pocas entidades que concentran buena parte del mercado. «Una fusión BBVA-Sabadell dejaría un entorno competitivo con tres gigantes de la banca que controlan cerca del 65% del mercado, junto con una serie de entidades más pequeñas con cuotas de un solo dígito, franquicias geográficas limitadas, pero con una presencia relevante en sus respectivos segmentos nicho», explica Carola Saldias Castillo, analista de instituciones financieras de Scope Ratings. Pese a los posibles riesgos que puede conllevar la fusión, la opinión del Gobierno choca con la del propio Banco Central Europeo (BCE) que sigue apostando por la consolidación bancaria. Eso sí, con un modelo basado en fusiones transfronterizas, entre entidades de distintos países.