Tronos contra elfos
La contienda audiovisual de 2022 la protagonizaron HBO y Prime Video. La primera estrenaba la primera precuela de Juego de Tronos, tras años de conjeturas sobre los posibles proyectos con los que volver a reunir a los fans de ese universo, y la segunda se lanzaba a las superproducciones con una nueva adaptación de la obra capital de Tolkien, después de pagar una millonada por los derechos. La casa del dragón y Los anillos de poder compartieron público, críticas y polémicas. A ambas se las observó con lupa por ser herederas de quien eran, se les cuestionó la inclusión de personajes -más bien la diversidad racial de elfos y Targaryen- y se las juzgó de manera inmisericorde. Salió mejor parada la primera que la segunda. Esta, aunque no logró el entusiasmo de su predecesora, sí dejó a sus seguidores con ganas de más. La otra no. A medida que avanzaban los episodios el descontento por la deriva de los personajes y por la falta de épica iba en aumento. Pese a esto Amazon siguió confiando en el proyecto (el cheque que extendió tenía demasiados ceros como desistir tan pronto). Apartó a los creadores y renovó al equipo de guionistas en busca de aires distintos que concediesen a la serie el brío que merece. ¿Lo habrán conseguido? En las primeras imágenes se intuye que en los próximos episodios se apuesta todo a Sauron, algo que ha sido bien recibido. HBO -ahora ya Maxno está dispuesta a que nada de esto ensombrezca su título estrella y pretende plantar batalla. De momento esta semana ha contraprogramado y ha hecho coincidir los lanzamientos de los tráilers de las segundas temporadas de ambas. Se juegan la conversación social de verano, que será cuando se emitan las dos. Y nadie quiere renunciar a eso.