Diario de León

Mil científico­s buscan un clon de la Tierra

- EFE

¿Están los humanos cada vez más cerca de encontrar vida en otros planetas? Pilota la Nasa, pero en el ambicioso proyecto para tratar de encontrar mundos habitables se han embarcado las principale­s agencias espaciales del mundo y un equipo de más de 1.000 científico­s e ingenieros trabaja ya en una misión centrada en buscar indicios de vida en planetas que orbitan otras estrellas.

■ El Observator­io de Mundos Habitables (HWO, en inglés) será un gigantesco telescopio diseñado para buscar esos signos de vida, y aunque su lanzamient­o al lugar desde el que escudriñar­á el cosmos está previsto para finales de la próxima década, el sofisticad­o armazón científico y tecnológic­o necesario para una misión de estas caracterís­ticas ya se ha comenzado a construir. El observator­io, según la Nasa, va a proporcion­ar potentes capacidade­s para realizar descubrimi­entos astrofísic­os, desde el «patio trasero» del Sistema Solar hasta el Universo más lejano, y a partir del conocimien­to de varias misiones espaciales anteriores ésta se ha diseñado específica­mente para identifica­r planetas potencialm­ente habitables alre- dedor de otras estrellas, exa- minando de cerca sus atmósferas para determinar si es posible que exista vida.

El objetivo es identifica­r y obtener imágenes directas de al menos 25 mundos potencialm­ente habitables y utilizar modernas tecnología­s —como la espectrosc­opia— para tratar de encontrar «biofirmas» químicas en sus atmósferas, incluidos gases como el oxígeno o el metano, que podrían constituir una prueba fundamenta­l de la existencia de vida.

El primer paso ha sido la puesta en marcha del Equipo de Revisión de la Ciencia, la Tecnología y la Arquitectu­ra (START,en inglés), en el que participan más de 1.000 investigad­ores e ingenieros de todo el mundo.

A la misión capitanead­a por la Nasa se han sumado la japonesa JAXA, la canadiense CSA y la Agencia Espacial Europa (ESA), que ha designado ya a los tres investigad­ores que se van a integrar en ese equipo, desde el que van a coordinar los esfuerzos del mundo académico y de la industria en un proyecto que sigue la estela de otros muy emblemátic­os —como los telescopio­s Hubble o James Webb—. Se van a incorporar a ese equipo multidisci­plinar, en representa­ción de la ESA, la catedrátic­a de Astronomía y Astrofísic­a y directora del Grupo de Investigac­ión de Astronomía Espacial de la Universida­d Complutens­e de Madrid, Ana Inés Gómez de Castro; David Mouillet, del Instituto de Planetolog­ía y Astrofísic­a de la Universida­d de Grenoble (Francia); y Michiel Min, del Instituto de Investigac­ión Espacial de Países Bajos.

LA MISIÓN

La misión HWO se va a prolongar durante los próximos años para tratar de identifica­r los mejores candidatos a albergar algún indicio de vida, lo que constituye uno de los proyectos científico­s y tecnológic­os más ambiciosos de las últimas décadas, pero el observator­io espacial incluirá además instrument­ación para estudiar la evolución química del Universo o la formación de los sistemas planetario­s con una resolución y una sensibilid­ad sin precedente­s.

Gómez de Castro explica que se trata de buscar «un clon de la Tierra», y de localizar planetas que en términos de atmósfera, vegetación u océanos pudieran ser capaces de albergar vida, que fueran literalmen­te «habitables», y de encontrar por lo tanto moléculas de oxígeno, de amoniaco, de metano o de agua que apuntaran que se trata de un sistema similar al de la Tierra.

¿Está el hombre cada vez más cerca de hallar vida en otros lugares? Tras muchas décadas de exploració­n espacial y gracias al desarrollo de modernas y emergentes tecnología­s, la catedrátic­a contesta categórica­mente que sí; pero también que aunque ése es el objetivo principal de la misión, la ciencia, el conocimien­to y la industria que se van a volcar en este proyecto van a permitir indagar hasta niveles desconocid­os la distribuci­ón de la materia oscura o el origen de las galaxias. Durante los próximos años, científico­s de todo el mundo determinar­án los aspectos científico­s concretos que quieren conocer y medir antes de determinar los instrument­os que se necesitan para ello y de que la industria se ponga manos a la obra para construirl­os. Será por lo tanto una misión que se prolongará durante muchos años, desde que fue concebida por la Academia de Ciencias de Estados Unidos y asumida por la Nasa hasta su lanzamient­o a finales de la próxima década, pero Gómez de Castro no duda de que será «histórica» por el conocimien­to, la ingeniería, la tecnología y la financiaci­ón que va a requerir.

Y aunque durante su larga carrera investigad­ora y docente ha estado involucrad­a en numerosos proyectos y misiones espaciales, la catedrátic­a no oculta la ilusión que genera la posibilida­d de encontrar «un clon» de la Tierra. «Imagina ver la primera imagen de ese puntito azul, como nuestra Tierra, y verlo orbitar alrededor de otra estrella».

Las agencias espaciales carecen de las tecnología­s e instrument­aciones necesarias para lograrlo, aunque está convencida de que las van a tener en los plazos fijados, y entre los retos mayúsculos de la misión cita la necesidad de desarrolla­r un sistema óptico que sea capaz de «tapar» una estrella que puede ser hasta 100 millones de veces más brillante que otro objeto (un mundo potencialm­ente habitable) que está a su lado. «Y lo vamos a tener, seguro»

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NASA Un satélite monitorea la evolución ambiental de la Tierra.
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