Nuevas masculinidades: hombres que rompen moldes
El grupo de hombres Eraikiz imparte desde hace un año talleres sobre la igualdad de género, en busca de un nuevo modelo equitativo
PAMPLONA – Dicen que fue Jean Paul Sartre quien planteó a Simone de Beauvoir, antes de que la escritora y filósofa resumiera en El segundo sexo algunos de los pilares fundacionales del feminismo, que reflexionara sobre lo que había significado para ella ser mujer. Fruto de ese ensayo se extrae la máxima de que la mujer “no nace, se hace”, más allá de lo que estrictamente uno entienda sobre un género al que se asocian la obediencia, la sumisión o el cuidado. Puede que, 69 años después, el propio Sartre tuviera que plantearse hoy en día su rol en una sociedad que le ata por otra parte a la producción, al éxito, a la fuerza y a la toma de decisiones. “Privilegios” que otorga el sistema patriarcal pero que no todos quieren, porque “los hombres también tienen que hacerse”: reconquistar su propia identidad según sus criterios, huyendo de los socialmente establecido para encontrar la manera de ser ellos mismos.
Sobre esa tarea, entre otras cosas, versan los talleres de masculinidades que ha organizado esta semana el Ayuntamiento de Pamplona de la mano de grupos como el de Eraikiz, en los que han abordado temas como la asignación de roles y los mandatos de género o el papel de los hombres en la lucha por la igualdad, entre otros. Conformado por una quincena de jóvenes que desde hace un año se plantearon esa necesidad de darle la vuelta a lo socialmente establecido, aseguran que esta perspectiva no es nueva. “El primer grupo de hombres se fundó en Pamplona en 1968, y se autodenominaba Progres, machos y galanes”, recuerda Jabi Arakama, uno de los promotores de Eraikiz.
Le acompañan en sus labores Luis Corral, Javi Gorraiz, Koldo Gallostra y Roberto Hinojosa. Desde verano del año pasado dan vida a una plataforma que trata de tejer una red coordinadora entre grupos de hombres y desarrolla talleres sobre Nuevas masculinidades –aunque lo de nuevas “es relativo, porque las masculinidades siempre están cambiando”, afirman– en los que reflexionan, a través de diferentes dinámicas que ya han impartido en diversos municipios, sobre todas estas cuestiones.
“Se trata de ser conscientes de nuestra posición, de nuestro rol como hombres en esta sociedad patriarcal, con un
punto de vista que se basa en el feminismo, la perspectiva de género y LGTBI. Aprendemos de qué manera hemos aprendido a ser hombres y si ese es el camino que queremos seguir”, resumen.
Porque, tal y como señala Hinojosa, “muchas veces nos dejamos llevar por la masculinidad que nos impone la propia cultura, nos comportamos como ‘hombres’ porque así nos tenemos que comportar, sin pararnos a pensar ni cuestionarlo. Aquí tratamos de saber cómo nos sentimos, qué queremos, si vamos a respetarnos para ir construyendo algo que nos guste y nos haga sentir bien”. No se trata, tampoco, de qué tipo de masculinidad quieren ni de inventar una nueva, si no de buscar la que realmente desean en un contexto de igualdad.
¿Utopía? “Igual es una gota de agua en el desierto pero qué menos, lanzaremos esa gota”, reconoce Arakama. Asume, como sus compañeros, que no existe ninguna receta mágica para conseguir
una sociedad igualitaria. Y es que queda mucho trabajo por hacer, aunque no creen que se piense “poco” en esas cualidades que definen la masculinidad hegemónica, que pasan por desvalorizar lo femenino, la homofobia, la asunción innecesaria de riesgos, una competitividad exacerbada, gestión emocional floja, sexualidad hiperactiva y ostentosa, ocupación del espacio público… “Aunque nosotros hemos sido oprimidos por nuestra propia masculinidad también nos duele darnos cuenta del papel que tenemos como opresores, y eso hay que trabajarlo”, asume Gallostra.
Cuando comentan entre amigos la existencia de los talleres, las reacciones son diversas, porque aseguran que aunque hay “un silencio que lo acepta”, resulta complicado para uno mismo darse cuenta del trabajo interior que necesita. “Hoy en día cualquiera firma un manifiesto feminista y se lo cree, pero lo que hagamos en casa es otra cosa”.
“Hay que destruir el modelo actual y florecer como nos apetezca” JABI ARAKAMA Miembro de Eraikiz
AVANCES Aseguran que los avances son palpables y si antes costaba que los grupos de hombres salieran adelante, ahora cada vez se apunta más gente. “Ahora quizás cobre más auge porque la sociedad se ha ido preparando. Muchos venimos arrastrados por el movimiento feminista, el auge y los logros que poco a poco ha ido consiguiendo también han permitido un contexto más amable para que los hombres comenzásemos a cuestionarnos y se diese el caldo de cultivo de a qué viejos patrones respondemos, y si son los correctos”, valora el grupo.
No existe, dicen, un papel determinado para el hombre en la lucha por la igualdad. “No hay una respuesta, tampoco un modelo, estamos buscando entre todos qué papel nos gustaría construir. Desde mi punto de vista lo principal ahora es ser conscientes de los patrones en los que vivimos y saber cómo trabajarlos. Soltar los espacios que hasta ahora hemos acaparado, ceder esos privilegios”, señalan.
Porque son más conscientes del modelo de hombre del que huyen que del que quieren conseguir, y lo importante es el camino. “Hay que destruir el modelo actual y florecer como nos apetezca, de manera libre. Es complicado pero me gustaría imaginar que fuéramos capaces, desde que nacemos, de no coartar la libertad de los txikis. Eliminar lo que no nos gusta, quedarnos con lo que nos gusta, y que valga lo mismo florecer con tutú que con vaqueros. Hacia el cuidado que hacia la ingeniería”. ●