El 7% de los navarros vive en municipios sin sucursal financiera
Se trata de un porcentaje que triplica la media española con 147 localidades afectadas
PAMPLONA – La red de oficinas de Navarra cerró 2017 en su punto más bajo de los últimos 37 años. Con 510 sucursales, 16 menos que en junio y casi una treintena menos que un año atrás, la banca tiene cada vez una menor presencia física en la Comunidad Foral. Y según los propios datos del Banco de España, alrededor de 45.089 navarros viven en 147 municipios que no cuentan con una oficina.
La cifra, similar a la que se iba manejando hasta el momento, no puede considerarse baja. Supone el 7% de la población, lejos del 25% que se alcanza en Zamora, del 21,4% de Segovia, del 18% de Salamanca o del 17% de Segovia. Y es inferior también del 10,3% de Teruel, paradigma de la España vacía. Pero casi triplica el 2,7% de media española e ilustra también el descenso en algunos servicios que antes ofrecían algunas entidades, como los cajeros automáticos en lugares de mucho tránsito. “Caja Navarra contaba con uno en la estación de autobuses que hoy ha desaparecido. Solo hay uno de Caja Rural”, decía hace unos días Lorenzo Riezu, exdirector de Can, para explicar una de las consecuencias de perder las entidades financieras propias.
La situación se agrava en núcleos de población mucho más aislados, especialmente aquellos ubicados en zonas de montaña. “Dado que el efectivo sigue siendo el medio más habitual de pago en España, el mantenimiento de una red adecuada de puntos de distribución es un asunto muy relevante. Internet facilita las operaciones bancarias evitando la exclusión financiera, pero el cierre de oficinas dificulta el acceso al efectivo a un segmento de la población que utiliza el efectivo como principal medio de pago”, explica el estudio Cierre de oficinas y acceso al efectivo en España, elaborado por Concha Jiménez Gonzalo y Helena Tejero Sala, del Banco de España.
En respuesta a esta situación, la banca ha desarrollado otros canales para facilitar el acceso al efectivo “en estas zonas afectadas” por lo que el Banco de España denomina “la consolidación del sistema financiero” y el cierre de oficinas bancarias. Estas iniciativas incluyen: la instalación de cajeros desplazados, situados fuera de las oficinas y con una localización uniforme a lo largo del territorio español; el recurso de oficinas móviles ofibuses, principalmente en Castilla y León y oficinas con servicios eventuales, especialmente en el Pirineo, así como en el desarrollo de redes de agentes colaboradores y empleados desplazados que cubren la franja de la Cordillera Ibérica.
El cierre no ha sido en Navarra más intenso que la media. Al contrario. Las 206 oficinas que se han clausurado entre 2008 y 2017 suponen que se han clausurado 29 de cada cien sucursales, frente a las 39 de cada 100 de media Española. Barcelona, Madrid y Valencia, donde se han cerrado entre el 52% y el 45% de las sucursales bancarias. Una contracción sin parangón en la historia de la banca, que podría tener continuidad: JP Morgan cree que, a medio plazo, cerrarán el 90% de las sucursales.