Diario de Noticias (Spain)

LA DESILUSIÓN TIENE CAUSAS

ANÁLISIS LA FALTA DE IDENTIDAD EN EL JUEGO Y EN EL EQUIPO PROVOCAN LA FAMOSA “DESAFECCIÓ­N”

- Javi Gómez Javier Bergasa

PAMPLONA – Hace una semana que Osasuna echó la persiana a la temporada 17-18. Lo hizo tras caer derrotados en Valladolid y quedarse fuera de los play off por el ascenso. Además de la gran diferencia entre los puntos obtenidos en casa y fuera de ella, la ausencia de identidad del equipo y la falta de canteranos en la primera plantilla han provocado que buena parte de la afición acabase la temporada, pese a estar jugándose la promoción hasta el final, con una importante desilusión.

No cabe duda que los números que más han destacado esta temporada de Osasuna es la diferencia entre fuera de casa y en El Sadar. Lejos de Pamplona, el equipo de Diego ha acabado con 31 puntos fuera de casa, algo que le coloca como el segundo mejor visitante de la competició­n. Solo el Rayo, campeón de la categoría, ha sumado un punto más que los rojillos. El otro ascendido, el Huesca, ha sumado 30. Números, sin duda, de ascenso directo.

Pero la otra cara es la que justifica el octavo puesto de Osasuna. Los rojillos han sumado en casa 33 puntos. Poco más del 50% cosechados durante el año. Para encontrar alguien que tenga tan pocos puntos en casa hay que bajar hasta el puesto 13 de la clasificac­ión. El Alcorcón se ha quedado en 31 puntos. Incluso un equipo que ha descendido, la Cultural, ha obtenido más puntos que Osasuna en casa, 35. Esto ha quemado a una afición que ha entonado varias veces el “Diego, vete ya”.

SIN CANTERA Pero la “desafecció­n” de la afición va más allá de esto o de la propuesta de juego del entrenador. Pese a los preludios de hace un año, cuando Osasuna anunció que nueve canteranos harían la pretempora­da, la ausencia de gente salida de Tajonar en el primer equipo ha desagradad­o a buena parte de la afición. Osasuna ha dejado a un lado una fórmula que le ha conducido históricam­ente al éxito para abrazar otro modelo. Ya no solo que no haya debutado ningún jugador en Liga (Miguel Díaz lo hizo en Copa), sino que jugadores que ya estaban en dinámica de la primera plantilla han desapareci­do. A Buñuel se le propuso que tuviese ficha en el Promesas para poder disputar minutos cuando no lo hiciese en el primer equipo y, ya de paso, reforzar un conjunto en el que la entidad rojilla tenía muchas dudas. Pero es que el lateral derecho había debutado en el primer equipo en 2015 y el club no le ha hecho ficha en el primer equipo, por lo que el jugador decidió salir al filial del Valencia cedido después de media temporada sin jugar. Olavide se marchó al filial del Sevilla antes de que comenzase la temporada y David García a la Cultural en el mercado de invierno para coger ritmo tras su lesión. En el once con más minutos solo entrarían dos canteranos: Oier (el que más ha jugado) y Unai (el 11º). Y por encima de 1000 minutos disputados solamente estarían, además de los dos mencionado­s, Roberto Torres (1983) y Kike Barja (1250).

FALTA DE IDENTIDAD Obviando nombres en el césped, otro de los motivos es porque no se ha visto un Osasuna reconocibl­e en el campo. El tipo de juego planteado desde el banquillo ha sido mucho más efectivo fuera de casa que en El Sadar, ya que los rivales en Pamplona dejaban el balón a un Osasuna que, tal vez, como dijo Braulio, muy enfocado en la parcela defensiva, se estancó en el juego a partir de mediados de noviembre, cuando el equipo asentó unas bases defensivas y la afición esperaba que la evolución en el juego de ataque fuese una realidad. En ese momento, el equipo dejó de evoluciona­r, excepto en partidos contados, como el Zaragoza o el Sporting en casa. ●

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Parte de la afición desplazada hasta Valladolid.

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