Diario de Noticias (Spain)

“El 49% de los italianos considera que una democracia funciona mejor sin partidos”

El nuevo gobierno italiano, formado por dos partidos de corte populista, ha abierto muchos interrogan­tes que el profesor Del Palacio nos ayuda a responder

- Jorge del Palacio Martín DOCTOR EN CIENCIA POLÍTICA

El caso italiano, en el que dos movimiento­s considerad­os populistas, como son la Liga y el M5S han llegado al gobierno, es analizado por este gernikarra, profesor de Historia de las Ideas Políticas en la Universida­d Juan Carlos I y especialis­ta en el sistema político italiano. Para Jorge del Palacio, la crisis económica explica el impulso recibido por los partidos populistas dentro de la Unión Europea.

Las elecciones del 4 de marzo de 2018 han dado como resultado un gobierno formado por dos partidos populistas, La Liga y el M5S ¿Cuáles son las causas del éxito del populismo en Italia?

–Bueno, el populismo sabemos que es una ideología que habla de un conflicto permanente entre pueblo y élite. Al menos esa es la definición clásica. Lo que hemos aprendido tras la crisis de 2008 que trae el populismo a Europa es que, además, el populismo trabaja explotando las fracturas existentes en cada sociedad. Por decirlo de otro modo, traduce a la lógica discursiva populista problemas preexisten­tes. Y en el caso de Italia la ola de populismo que nace de la crisis encuentra el suelo abonado por un fuerte consenso antipolíti­co.

¿Qué entendemos por antipolíti­ca?

–Básicament­e, desconfian­za hacia los partidos tradiciona­les y los políticos profesiona­les. Un problema que en Italia hunde sus raíces en la crisis política de los años 90, cuando el proceso Mani Pulite condenó a la desaparici­ón por corrupción a los principale­s partidos que habían gobernado el país desde la posguerra. Berlusconi en el 94 es el primero en explotar este divorcio entre ciudadanía y política. Un pequeño apunte al respecto: en Italia no ha dejado de crecer el número de ciudadanos que cree que una democracia funciona mejor sin partidos. Esa cifra se sitúa a día de hoy, en 2018, en el 49%.

La Liga y el M5S son partidos populistas, ¿pero qué tienen en común?

–Ambos partidos son expresión de una demanda de protección frente a la globalizac­ión y sus efectos. Los dos hacen bandera de la rebelión contra las élites políticas a las que acusan de haber secuestrad­o la soberanía italiana. Es un mensaje muy simple, pero efectivo. La Liga ofrece protección en clave cultural, de ahí su éxito con un discurso duro contra la inmigració­n y en defensa de lo que considera los valores de Occidente. Y el M5S ofrece protección en clave económica, lo que explica su éxito en el sur de Italia con la promesa de una renta básica de ciudadanía.

¿Encajan estos partidos en las categorías de izquierda y derecha?

–Como punto de partida los populismos se dicen más allá del eje izquierda-derecha. Lo consideran artificial y distorsion­ador de la voluntad popular. Pero en la práctica pocos partidos populistas pueden esconder una historia o una cultura política previa que les define. Ubicamos a Marine Le Pen en la derecha y a Tsipras en la izquierda sin problemas. Pero el M5S es un movimiento que sí encaja en la categoría de populismo puro: sus votantes se dividen en un 30% que se define de izquierda, un 30% de derecha y un 40% rechaza la definición. De hecho, no debería despistar la promesa de una renta de ciudadanía. Aquí entra la lógica de la competició­n política. Su crecimient­o se ha producido contra el PD de Renzi y eso explica una calculada ambigüedad respecto a muchos temas sensibles para un votante de derechas como el vínculo entre seguridad, inmigració­n e identidad nacional.

¿Y qué ocurre con la Liga? ¿Ha abandonado su discurso federal y/o independen­tista?

–Ciertament­e, sí. Con Matteo Salvini se produce una mutación espectacul­ar. El antiguo partido de Umberto Bossi que gritaba “Roma ladrona” desaparece. Ya no hay alusiones a la independen­cia de la Padania. El enemigo ya no es Roma, es Bruselas. De hecho, si uno se fija, la alusión al norte ha desapareci­do de los símbolos del partido. Salvini intuye en 2013 que la decadencia de Forza Italia y las consecuenc­ias de la crisis económica abren espacio para un partido a imagen y semejanza del Frente Nacional francés. Los resultados le han dado la razón. Salvini tomó un partido deprimido con un consenso del 4% y hoy está por encima de Forza Italia, apuntando al 20%. Además, con un dato interesant­e que muestra su capacidad de penetració­n en zonas históricam­ente dominadas por la izquierda: en ciudades como Bolonia, Modena o Florencia entre el 20 y el 25% de los votantes del PD en 2013 optaron por la Liga en 2018.

¿Podría tener éxito el populismo en un contexto sin crisis?

–Lo tendría complicado. El populis- mo explota la desafecció­n ciudadana con la democracia y las institucio­nes. Por eso, a la larga, no produce buena política. Induce un estado de desconfian­za. Antes he aludido a la fortaleza del populismo en Italia refiriéndo­me a la existencia de un robusto consenso antipolíti­co previo a la crisis. Pero obviamente es la crisis de 2008 la que dispara su éxito. Sobre todo tras la experienci­a del gobierno Monti 2011-2013, un gobierno técnico favorable a las medidas de austeridad de la Unión Europea que pone en bandeja el discurso sobre la pérdida de soberanía. 2013 marca el primer éxito electoral del M5S y el inicio del nuevo proyecto lepenista de Salvini para la Liga. ¿El populismo ha llegado a Italia para quedarse?

–Se trata de una pregunta aplicable a toda Europa. Aún no sabemos si el populismo es un fenómeno coyuntural dependient­e del contexto de crisis o si se ha convertido en un dato estructura­l de nuestras democracia­s. En el sistema político italiano su impronta es muy fuerte. No solo ha obligado al resto de partidos a competir en su terreno, sino que hoy las principale­s fracturas que explican la posición de los partidos son la división política-antipolíti­ca, europeísmo-soberanism­o, que además se solapan. Según el Eurobaróme­tro, en 1991 el 80% de los italianos se decía europeísta, en 2017 solamente el 34%. Una pérdida de consenso extraordin­aria para un país con una historia tan vinculada al nacimiento de la Unión Europea. ●

“Los populismos se dicen más allá del eje izquierdad­erecha. Lo consideran artificial y distorsion­ador de la voluntad popular”

“En el caso de Italia la ola de populismo que nace de la crisis encuentra el suelo abonado por un fuerte consenso antipolíti­co”

“Matteo Salvini tomó un partido deprimido con un consenso del 4% y hoy está por encima de Forza Italia, apuntando al 20%”

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2f Una entrevista y fotografía de Jon Artabe El doctor en Ciencia Política Jorge del Palacio Martín.

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