Las diferencias entre críticos y oficialistas de Podemos siguen tras reunirse con los socios
Geroa Bai, EH Bildu e I-E median en un encuentro en el que trasladaron a ambas facciones una propuesta de cohabitación pacífica para lo que queda de legislatura
PAMPLONA – La primera reunión entre Geroa Bai, EH Bildu, I-E y los críticos y oficialistas de Podemos para tratar de zanjar la crisis del cambio de nombre terminó casi como empezó. Es decir, con las posturas enrocadas pese a que los socios de la formación morada trasladaron una propuesta a ambas facciones para que traten de llegar a un acuerdo de mínimos que garantice la integridad del grupo y la mayoría del cambio en el Parlamento en lo que queda de legislatura.
Es la principal sensación que queda después de que ayer se celebrase una cumbre entre socios del Gobierno para tratar de poner fin a uno de los peores capítulos de la crisis de Podemos, desencadenada tras la decisión de los críticos (Carlos Couso, Laura Pérez, Fanny Carrillo y Rubén Velasco) de renombrar el grupo parlamentario de Podemos como Orain Bai-ahora Sí, algo a lo que se han opuesto radicalmente los tres parlamentarios oficialistas (Tere Sáez, Mikel Buil y Ainhoa Aznárez).
Ya se dijo el lunes. Después del polémico informe jurídico que dejaba en manos del máximo órgano de gobierno de la Cámara la valoración “política” de interpretar si se trata sólo de un cambio de nombre o del germen de un partido nuevo, el sentido de aplazar una semana la decisión de la Mesa de aceptar o no el cambio de denominación era hubiese un intento por acercar posturas.
LA PROPUESTA Ese encuentro, de por sí novedoso, se produjo ayer por la tarde con presencia de representantes de críticos y oficialistas de Podemos y con miembros de Geroa Bai, EH Bildu e I-E como mediadores. Pero además de conformar una mesa de diálogo, los socios de Podemos trasladaron por escrito a las dos partes una propuesta de mínimos para garantizar una cohabitación pacífica de aquí a las siguientes elecciones, y que de alguna manera tapone la sangría en la que se ha convertido la crisis. Esa propuesta tiene una petición fundamental: bajo la premisa de mantener unido el grupo parlamentario de siete miembros que tiene Podemos, oficialistas y críticos tienen que ser capaces de alcanzar acuerdos en el resto de temas que generan roces, como el cambio de nombre o el estado de las cuentas.
Es un intento casi desesperado, pero los socios creen que han cumplido con su labor de mediación y propuesta. Ahora la pelota, como quien dice, está en el tejado de Podemos,
“La lealtad al cambio tiene que quedar al margen de un cambio de nombre”
MARÍA SOLANA Consejera portavoz del Gobierno foral
instado a resolver en su propio grupo la crisis antes de que sea la Mesa la que tenga que posicionarse. Algo que, calculan, tendría un mayor coste para todos.
Sin embargo, las primeras sensaciones tras la reunión de ayer es que las posturas siguen igual de enfrentadas. Parece difícil que en poco tiempo críticos y oficialistas vayan a ser capaces de alcanzar un acuerdo, ni siquiera de convivencia. Todo parece apuntar que se tratará de una cuestión de responsabilidad, como sugirió ayer por la mañana la portavoz del Gobierno, María Solana. “La lealtad al cambio tendría que quedar al margen de un cambio de nombre”, puntualizó, para asumir que en la medida en la que la crisis “tiene un traslado al conjunto” cabe apelar “a la responsabilidad de cada cual”. ●