“Con el VAR, los errores manifiestos de los árbitros van a pasar a la historia”
Alberto Undiano Mallenco (Pamplona, 1973) arbitró en el Mundial de Sudáfrica de 2010 y, ocho años después, disfrutará del de Rusia, el del VAR, por la televisión PAMPLONA – Son legión los jugadores que aseguran que disputar un Mundial es la máxima aspiración para cualquier futbolista. ¿Ocurre lo mismo con los árbitros? –Por supuesto. De niño ves los Mundiales por televisión cada cuatro años y, aunque de pequeño te imaginas participando en uno como jugador, cuando empiezas a dirigir partidos te fijas más en los árbitros y, de repente, como me ocurrió a mí, un día te ves en medio de todo eso y no te lo puedes creer.
Además, a diferencia de lo que ocurre con los jugadores, que van 23 por país, en el caso de los árbitros solo va uno. ¿Le da esto más mérito?
–Ha habido alguna excepción en la que han ido dos árbitros de un mismo país, pero lo normal es que solo vaya uno, por lo que es muy complicado. En España, actualmente hay cerca de 40.000 árbitros y es muy difícil estar en un Mundial, pero con trabajo y una pizca de suerte a veces los sueños se cumplen. –Fue una experiencia maravillosa, tanto a nivel humano como deportivo. Seguro que cuando deje de arbitrar será uno de los recuerdos más bonito e importante que tenga. Ese primer partido en el Mundial fue un sueño que se hacía realidad. Además, el de Sudáfrica siempre lo voy a recordar como el Mundial que ganó España, el único, de momento, aunque ojalá que en el futuro consiga muchos más. –Es la pregunta que siempre me hacen los periodistas: ¿Qué prefieres, que llegue tu país a la final o arbitrarla tú? Pero son cosas diferentes. Cuando uno llega al Mundial va con la intención de que le salgan bien las cosas y arbitrar un número de partidos, pero en mi caso puedo –Así es. Creo que la idea de FIFA era la de extender el fútbol por un continente donde los países cada vez van adquiriendo más nivel futbolístico y la prueba es que en todas las ligas de Europa hay grandísimos jugadores africanos. El Mundial también contribuyó a que Sudáfrica tuviera una inyección económica y, a nivel de estadios, por ejemplo, el fútbol se desarrollara de una manera más potente.
Dirigió tres partidos. ¿Cómo los recuerda?
–Del primero me acuerdo que, cuando salía con el balón hacía el centro del campo antes del inicio, no me creía que estaba a punto de pitar un partido del Mundial. Después de haber visto tantos desde que era pequeño, se me hacía raro verme de repente ahí en medio. Luego, una vez que comienza el encuentro, estás a lo que estás y no piensas en si es un Mundial o un amistoso. Recuerdo que el primer partido que arbitré en Sudáfrica fue entre Alemania y Serbia (se disputó el 18 de junio de 2010, con victoria balcánica por 0-1) y luego hice uno entre Costa de Marfil y Corea del Sur (el 25 de abril, con triunfo africano por 3-0), ambos correspondientes a la fase de grupos. Después, en octavos me tocó un Holanda-eslovaquia (el 28 de junio, con victoria orange por 2-1). Fueron tres partidos en los que intenté hacerlo lo mejor posible y la verdad es que fue muy bonito poder estar allí.
¿Pudo ver la final entre España y Holanda en Sudáfrica?
–La verdad es que no. Al estar descartado para la final, regresé a Pamplona y llegué justo a tiempo para el Chupinazo (risas).
Hablemos ahora del Mundial de