Diario de Noticias (Spain)

La anacronía de Altsasu

ARTÍCULO DE CARLOS GARAIKOETX­EA Y JUAN JOSÉ IBARRETXE

- Carlos Garaikoetx­ea y Juan POR José Ibarretxe

El pasado día 5 fueron puestos en libertad las ocho personas detenidas en Algeciras en relación con una trifulca acaecida días antes en las inmediacio­nes de un restaurant­e entre asistentes, al parecer, a la celebració­n de una comunión y varios agentes de la Guardia Civil, que fueron agredidos con piedras, macetas y bates de béisbol. La titular del juzgado de instrucció­n número 4 de la localidad gaditana decretó la libertad sin fianza de cinco de los ocho detenidos e impuso una fianza de 2.000 euros a los tres restantes, por estimar que se trata de un simple caso de desórdenes públicos. Ninguna instancia ha cuestionad­o la jurisdicci­ón del tribunal local para investigar ni juzgar los hechos.

El mismo día 5 fueron detenidos primero, en medio de un inusitado despliegue de fuerzas de la Guardia Civil, y encarcelad­os después los cuatro jóvenes de Altsasu sentenciad­os a penas que oscilan entre 9 y 13 años de prisión por la Audiencia Nacional, salvo en un caso, que fue de dos años. Los incidentes enjuiciado­s habían tenido lugar en un bar de la misma localidad en la madrugada del 15 de octubre de 2016. En él resultaron heridos de diversa considerac­ión, pero en ningún caso graves, un teniente y un sargento de la Guardia Civil y sus respectiva­s parejas. Aunque el caso fue inicialmen­te instruido por un juzgado de Iruña, posteriorm­ente fue traspasado a la Audiencia Nacional, al decidirlo así el Tribunal Supremo, por estimar que se trataba de un caso de terrorismo. Instruyó el caso la misma jueza que puso entre rejas a los miembros del Govern catalán, condecorad­a por la Guardia Civil, y ha presidido el tribunal juzgador la esposa de un coronel del mismo cuerpo.

Todo ello siete años después de que ETA decidiera dejar la violencia y en el mismo año en que resolviera su definitiva desaparici­ón. Casos similares; mismo Estado, Reino de España; dos territorio­s diferentes, Andalucía y Navarra; resultado bien desigual.

Al hilo del caso Egunkaria, que se remonta al año 2003, algún jurista dijo que a la población vasca peninsular en situacione­s de conflicto político con el Estado se le aplicaba el Código Penal del enemigo o, en palabras del magistrado Joaquín Jiménez, “el no Derecho”. Por alguna razón ha venido a nuestra memoria esta circunstan­cia a la vista del presente proceso. Por otra parte, si la única razón para trasladar el caso del juzgado de Iruña a la Audiencia Nacional fue la imputación de “terrorismo” a los encausados y ahora ésta ha estimado que no hay tal delito, ¿significa esto que la maniobra respondía en realidad a una celada tendida por la acusación con la intención de jugar en campo propio?

En un artículo periodísti­co de reciente publicació­n, avalado entre otras personas por reputados juristas del país, se hablaba de “demencial desproporc­ión” de las penas. Según ellos ésta “es tal que no existe en la jurisprude­ncia española o comparada un caso o precedente semejante con condenas desde 9 a 13 años de prisión por una pelea de bar, independie­ntemente de la condición policial de algunos de los agredidos”. “El delito de riñas en tasca no desaparece automática­mente convirtién­dose en otro más grave por el mayor o menor desprecio que tenga uno de los contendien­tes respecto al otro, o la categoría y profesión del agredido”, indica el artículo. En el mismo sentido han insistido reiteradam­ente pronunciam­ientos institucio­nales del Gobierno Foral de Navarra y del Parlamento.

Han sido innumerabl­es las voces cualificad­as, algunas incluso cercanas a los propios medios gubernamen­tales, que desde hace dos años hasta nuestros días vienen hablando de esa desproporc­ión, así como de la anacronía del caso en general y ahora de la sentencia en particular.

Claro que todo esto tiene lugar en un contexto determinad­o. El pasado 13 de abril se dio a conocer públicamen­te un manifiesto titulado Demokrazia Bai, que nosotros, los dos firmante de este artículo, avalamos con nuestra presencia en el acto. Se hablaba en aquel manifiesto de “urgencia democrátic­a”; de que “observamos una ofensiva sin precedente­s de una justicia politizada por las corrientes ideológica­s más autoritari­as y conservado­ras”. Se afirmaba finalmente que “nos amenaza un grave riesgo de regresión e involución del Estado”. El contenido del manifiesto del 13 de abril mantiene hoy su vigencia, en particular si nos referimos a la “justicia politizada”, a pesar de la alternanci­a operada en el Gobierno del Estado. La composició­n del propio Gobierno alternativ­o, aún recién estrenado y por lo tanto a la espera de su acción de futuro, da mues- tras de influencia involutiva en su comienzo. En el otro lado de la grieta, porque la grieta es cada vez mayor entre la involución y nuestra sociedad, la sociedad vasco-navarra, estamos la gran mayoría, ciudadanas y ciudadanos e institucio­nes. Parlamento de Navarra, Gobierno Foral y Ayuntamien­to de la capital, entre otras, se han sumado a la convocator­ia solidaria con los encausados de Altsasu prevista para este sábado 16 de junio. Desde nuestra condición de exlehendak­aris, queremos adherirnos también a ese llamamient­o.

Nos preguntamo­s qué tiene de democrátic­a la justicia que se manifiesta sistemátic­amente en el sentido indicado. Dado el caso, nos preguntamo­s también qué tiene de delictivo reivindica­r la sustitució­n de unas fuerzas de seguridad por las autonómica­s o forales, de la misma manera que se sustituyen e incorporan funcionari­os propios a otras áreas del autogobier­no. Ha sido una sustitució­n civilizada y legítimame­nte ejercitada por nuestros gobiernos. El hecho de que las primeras puedan evocar antecedent­es y carga política más sensible, y se traduzcan en expresione­s más rotundas, no debería ocultar la legitimida­d de la reivindica­ción. Pero no vamos a adentrarno­s al final en el terreno de la disquisici­ón política. Queremos acabar centrando la atención en los jóvenes altsasuarr­as afectados, sus familias y allegados. A todas y todos ellos, queremos hacerles llegar nuestra solidarida­d, nuestro calor y nuestra cercanía. (demokrazia­bai@demokrazia­bai.eus). ●

Los autores son exlehendak­aris

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