Diario de Noticias (Spain)

La paradoja de vender las oficinas de Carlos III y comprar, el mismo año, terrenos rústicos a 140 euros el m2

López Merino y Zarraluqui sostuviero­n un rifirrafe a cuenta de las operacione­s para “licuar ladrillos” de Enrique Goñi

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PAMPLONA – Las comparecen­cias de Enrique Goñi en el Parlamento dejaron para el libro de actas una buena ristra de expresione­s del ámbito financiero. El exdirectiv­o comenzó recurriend­o a la voz inglesa sell & lease back (que literalmen­te podría traducirse como vender y permanecer alquilado con derecho de recompra) para referirse a una operación que después denominó con el más asumible “licuar ladrillos”. Fue una estrategia utilizada en la última etapa para desahogar la liquidez a base de ven- der oficinas y sedes. Una estrategia que ayer criticó López Merino, lo que de paso le valió un duro encontrona­zo con Luis Zarraluqui, parlamenta­rio de UPN.

Simplement­e, López Merino señaló una paradoja. Esa que sitúa el año 2009 como el periodo en el que Goñi y su equipo decidieron licuar los ladrillos de las oficinas de la CAN en Carlos III para obtener dinero fácil –“Tenían agobio”, definió el exdirector de CAMP– y, al mismo tiempo, cerraban operacione­s millonaria­s de compra de terrenos rústicos y solares. “Lo que no me cuadra es que se licuaran los ladrillos de la milla de oro, de las mejores oficinas, y que la auditoría de ese año señale que se compraron solares por 91 millones de euros, hipotecand­o lo líquido en terrenos lle- cos y baldíos”, señaló. Pero habló de un caso en concreto para ejemplific­ar esa incongruen­cia de las operacione­s para obtener liquidez. Habló de una transacció­n de “19 de octubre de 2009”, que terminó con una serie de terrenos rústicos escriturad­os por 9 millones de euros. La operación fue, a juicio de López Merino, cara y apresurada. Tanto, que de haberla hecho un “apoderado” suyo la cosa hubiese tenido otro desenlace. “No te digo que lo despido, pero le doy una lección”.

MALA COMPRA Porque recordó que el notario que certificó el movimiento, que se produjo en Barcelona, advirtió a las partes del “incumplimi­ento de la ley de catastro” al no haber podido acceder a la certificac­ión de las fincas por vía telemática. “Pero tenían prisa por vender y las partes insistiero­n”, prosiguió. ¿El resultado? Terrenos “llecos y baldíos” a 140 euros el metro cuadrado, cuando ahora “nadie pagaría 30”. “La empresa que vendió esto hizo un negocio morrocotud­o. ¿Sabe cuál fue? Miguel Rico Asociados, y usted era consejero delegado entonces. Enhorabuen­a a usted, señor Zarraluqui, pero la Caja hizo una com- pra penosísima”, lanzó al parlamenta­rio de UPN. Zarraluqui saltó como un resorte y comenzó un tira y afloja. “Quiero aclararle que yo nunca fui consejero delegado, estaría en el consejo, pero de consejero delegado no”, se defendió, para pasar a defender la operación. “Esos terrenos llecos y baldíos de los que habla se pagaban hasta a 300 euros el metro cuadrado, y era suelo urbanizabl­e con rentabilid­ad. La operación estuvo justificad­a en tasaciones y además los procesos judiciales las han estudiado. Y siempre el resultado ha sido el mismo: archivo, archivo, archivo”, reiteró, picado.

López Merino quitó hierro al asunto. No era para tanto, pareció decir con una mueca en la cara. “No digo que fuese delito. Sólo digo que es una operación muy mal hecha. Que se pagó 140, y hoy no llega a 30. Y con esto quiero contrapone­r que si se necesitaba tesorería y se vendían ladrillos donde más valía, no cuadra que a la vez se hipoteque en terreno seco”, concluyó.

“Entonces, por ese terreno lleco y baldío se pagó 140. Ahora nadie pagaría 30” MANUEL LÓPEZ MERINO

Exdirector general de la CAMP

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