Miguel Sanz, el “líder” ausente que no consiguió unir a Riezu y Merino
El exdirector de CAMP considera que el expresidente no contribuyó a una fusión ordenada de las cajas navarras
PAMPLONA – La sensación que le queda a López Merino (y que ayer la hizo pública) es que si Miguel Sanz, presidente del Gobierno de Navarra cuando se produjo la fusión entre CAN y CAMP, hubiese mostrado otra actitud, el desenlace podría haber sido muy diferente para Caja Navarra.
“Miguel Sanz era el responsable de que los dos generales, Riezu y López Merino, nos uniésemos”, ilustró, tirando de metáfora bélica. A juicio de López Merino, a Sanz siempre le faltó voluntad –“Por ignorancia, o no sé”, especuló– para cerrar bien las heridas que provocó una fusión entre CAN y CAMP que no fue sencilla.
Su puesto de presidente autonómico le hacía automáticamente presidente de la entidad financiera, y tenía la capacidad para “quitar y poner”. “Era el capitán del barco”, resumió. Y ese capitán, según López Merino, no supo estar a la altura. “Riezu y yo somos perfiles diferentes: él, experto en números; yo, psicólogo que me he hinchado a aprender en las empresas. Las experiencias vitales son diferentes pero ninguno de los dos hubiésemos cometido los errores que se cometieron, porque en los dos reinaba la prudencia”. Si el “líder hipotético”, como denominó a Sanz, hubiese siquiera impulsado un cierre de operación más tranquilo, la historia igual podría haber sido diferente. “Pudo decir: dos directores con experiencia, vamos a dar dos años para buscar sustituto y hacer las cosas sin trauma. Pudo haberse hecho, pero eso requería de un liderazgo y un conocimiento que desgraciadamente no existía”, lamentó.
En ese momento –enero de 2000, el principio del final, visto con perspectiva– Sanz no lo hizo. “En junio de 2000 hablé con Sanz. Ya contaré con detalle, pero vi que no teníamos líder y al día siguiente presenté mi dimisión”, concluyó.