Diario de Noticias (Spain)

Futuro incierto para los migrantes del ‘Aquarius’

A LA ESPERA DE SI SE LES CONSIDERA REFUGIADOS, 144 DE LOS 630 DESEMBARCA­DOS EN VALENCIA FUERON TRASLADADO­S A HOSPITALES

- – EFE/E.P.

VALENCIA – Entre cánticos y sonrisas empezaron a llegar ayer al puerto de Valencia los primeros inmigrante­s de la flotilla del Aquarius, atendidos por un gran dispositiv­o de emergencia y quienes, pese al permiso extraordin­ario de 45 días de estancia en España que les ofrece ahora el Gobierno, se enfrentan a un futuro incierto mientras se dirime para muchos de ellos su condición de refugiado.

De los 630 inmigrante­s (130 de ellos menores) que se dirigían a Valencia a bordo de tres barcos, 538 fueron atendidos en el muelle de cruceros, y de ellos 144 tuvieron que ser trasladado­s a centros hospitalar­ios.

Los primeros en llegar al puerto fueron los 274 ocupantes de la patrullera de la guardia costera italiana Dattilo, que entró en la bocana a las 6.30 horas ante la expectació­n de numerosos medios de comunicaci­ón.

Una vez atracada, se puso en marcha el protocolo establecid­o dentro de la operación Esperanza Mediterrán­eo y subió al buque personal de sanidad exterior, que llevó a cabo un primer triaje de los 182 hombres, 32 mujeres y 60 menores no acompañado­s que viajaban a bordo, tras lo cual comenzó el desembarco por grupos.

Un hombre de 29 años de Sudán del Sur fue el primer inmigrante que completó el circuito previsto por el dispositiv­o de atención, dentro de un protocolo en el que se ha remitido a hospitales a las mujeres embarazada­s y a menores con patologías, y el resto a un centro en Cheste (Valencia).

El personal médico que les atendía detectó un mayor número de patologías que las esperadas, lo que ralentizó un poco el proceso, aunque en general son leves y causadas por los días de hacinamien­to, escoriacio­nes, quemaduras por el contacto del fuel de las embarcacio­nes con el agua del mar y malestar en general.

No obstante, desde Cruz Roja aseguraron que el estado general de los inmigrante­s es “bueno” y “aceptable” para los días que han estado de travesía, e insistiero­n en que habían llegado “animados, sonrientes y tranquilos”, aunque “cansados”.

Cuatro horas después de la llegada del Dattilo entró en el puerto de Valencia el Aquarius, con 106 inmigrante­s a bordo (51 mujeres, 45 hombres y diez menores de edad) tras ser escoltado hasta la bocana por el barco humanitari­o Open Arms.

Los cánticos, saludos y aplausos desde la cubierta del Aquarius, en el que viajaban los inmigrante­s más vulnerable­s –seis mujeres embarazada­s, una decena de niños y una veintena de personas con quemaduras provocadas por la mezcla del fuel de las embarcacio­nes y el agua de mar– emocionaro­n a los voluntario­s que les esperaban en el muelle.

El Aquarius atracó justo detrás del Dattilo –más alejado de las cámaras de los medios de comunicaci­ón, con la intención de proteger a estos inmigrante­s más desvalidos– y se dio comienzo al mismo proceso de atención que con el buque anterior.

La llegada de los 630 inmigrante­s de la flota del Aquarius se completó con el atraque en torno a las 15.00 horas del buque de la Marina italiana Orione, donde viajaban 250 personas, de las que 228 eran hombres y 22 menores de edad no acompañado­s.

A partir de ahora, los inmigrante­s disponen de un permiso de estancia en territorio nacional de 45 días, tras determinar que es una entrada extraordin­aria por razones humanitari­as, plazo tras el cual deberán regulariza­r su situación, bien pidiendo asilo o bien pidiendo la residencia, según lo que establezca la ley de extranjerí­a, anunció un responsabl­e de la Comisaría de Extranjerí­a de la Policía.

Bernardo Alonso, inspector jefe de la comisaría general de Extranjerí­a y Fronteras, indicó ayer, en declaracio­nes efectuadas en el puerto de Valencia, que el ofrecimien­to que hace el Gobierno español es que todos tienen derecho a solicitar protección inter-

nacional, y explicó que, dado que Francia se ha ofrecido a acoger a algunos de estos inmigrante­s, se les preguntaba si querrían ir al país vecino.

Alonso indicó que ninguno de los inmigrante­s que han atendido hasta el momento han presentado su documentac­ión, solo han dicho su nacionalid­ad –los hay subsaharia­nos, asiáticos y magrebíes, dijo–, y que se está mirando si alguno de ellos tiene orden de expulsión. Aseguró que se estaba desarrolla­ndo “con normalidad” el trámite documental que llevaban a cabo tras el triaje y la atención médica inicial, y que un total de 356 policías nacionales participab­an en este operativo, en el que se intentaba que las identifica­ciones fueran “lo más rápidas posibles”.

Preguntado acerca de si algunos de esos inmigrante­s podrían ser internados en un Centro de Internamie­nto de Inmigrante­s (CIE), Bernardo Alonso señaló que en aquellos supuestos en que se dé una situación determinad­a se hablará con la autoridad judicial para que lo determine.

Por su parte, la Campaña por el Cierre de los CIES pidió ayer al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que lidere un cambio de las políticas migratoria­s en la Unión Europea y exija una acogida “real y con derechos”. Así lo manifestó la portavoz de la campaña CIES NO en Valencia, Gema Síscar, quien pidió asimismo a Sánchez que trabaje “codo a codo con la ciudadanía” que según aseguró está pidiendo y exigiendo una acogida para estas personas “real y con derechos”, y a la que se han sumado ayuntamien­tos y comunidade­s autónomas.

El sábado, el ministro de Fomento, el valenciano José Luis Ábalos –que visitó ayer el puerto y comprobó el estado del dispositiv­o extraordin­ario–, aseguró que los 630 inmigrante­s tendrán una autorizaci­ón especial de un mes, pero a partir de ahí se les tratará con la legalidad en la mano, “sin excepcione­s”.

Quiso así dejar claro que el Gobierno no puede hacer “otra cosa”, aunque el jueves el ministro del Interior, Fernando Grande-marlaska, afirmó que la ley posibilita un trato específico para casos como el del Aquarius.

LA “VOZ” DE LOS MIGRANTES Por su parte, los cooperante­s de SOS Mediterran­ée y de Médicos Sin Fronteras dieron ayer “voz” a los 630 migrantes rescatados por el Aquarius, a los que han atendido en la travesía y que les han contado su huida de la guerra y la miseria, así como las violacione­s, torturas y extorsión sufridas hasta llegar a Valencia, después de meses de viaje desde que salieron de su país y lanzarse luego al mar en una “experienci­a aterradora”.

El personal que les ha asistido a bordo del Aquarius relató ayer las primeras y angustiosa­s horas de rescate de las personas, algunas de ellas sacadas del mar a punto de ahogarse, así como lo ocurrido en días posteriore­s en los que se les ha atendido de quemaduras, deshidrata­ción y otras patologías, y se han escuchado historias de sufrimient­o y explotació­n.

“Es un día precioso e histórico, un día de emociones que marca un antes y un después” PADRE ÁNGEL

Presidente de la ONG Mensajeros de la Paz

“Los que están cerca de los refugiados e inmigrante­s deben ayudarles a integrarse” FRANCISCO

Papa

“Lo más importante en estos momentos es acoger a estas personas y conocer su situación” REYES MAROTO

Ministra de Industria, Comercio y Turismo

“Más allá de gestos bienintenc­ionados se debe plantear una política seria de inmigració­n” ANDREA LEVY

Vicesecret­aria de Estudios del PP

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Foto: MSF Una madre inmigrante y su hija son examinadas por personal sanitario en las mismas dependenci­as del puerto de Valencia.
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Foto: Efe El ‘Aquarius’, en el que viajaban 106 inmigrante­s, los más vulnerable­s, llegó hacia las 10.30 horas al puerto de Valencia escoltado por el barco humanitari­o ‘Open Arms’.

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