Actividades educativas sin nota, ¿un reto?
DIRECTIVOS DE CENTROS OPINAN SOBRE EL FIN DE CURSO Y CÓMO SE HAN ORGANIZADO
¿Todo en el colegio tiene que ser dar clases para poner una nota? La directora del IES Marqués de Villena (Marcilla), Marisa Fonseca Ducay, lanza esta pregunta al reflexionar sobre cómo se puede captar la atención del alumnado con todo aprobado y que tiene que seguir yendo a clase hasta final de curso, aunque eso no influya en la calificación: “No todo lo que damos en un centro es para examinar, sí para aprender”.
El adelanto de los exámenes de septiembre a junio en toda la Secundaria ha planteado una nueva organización en los centros, que de cara al final de curso tienen que planificar cómo, por un lado, ofrecen clases al alumnado con materias pendientes y que afronta estas pruebas en junio y, por otro, planean actividades para estudiantes que ya saben que tienen todo aprobado. La medida se estrenó en Navarra hace un año y, en el curso actual, se introdujo la novedad de que los centros tuvieran que presentar un plan de actividades para este periodo entre la entrega de notas y el final de las clases. Es decir, durante un periodo que sigue siendo lectivo.
Fonseca lamenta que, si después no asiste a clase ese alumnado, esa planificación pueda quedar en nada, lo que genera “frustración” entre el profesorado. En el caso del Marqués de Villena, recientemente por ejemplo el alumnado participó este pasado miércoles en una recogida de basura en las orillas del río Aragón, en colaboración con la asociación juvenil El Montico. También dentro del plan de fin de curso han incluido la proyección de películas, la resolución de problemas de ingenio en Matemáticas, una visita cultural...
EL “ENCAJE” DE FIN DE CURSO Por su parte, el director pedagógico de Secundaria en La Presentación FESD (Villava), Ángel Andueza Ruiz, explica que, en este curso, plantearon una organización diferente a la del curso (una cuestión que, en general, generó dudas hace un año entre los centros; pero sí se puede cambiar esa organización), para que hubiera cla- ses y profesorado respondiendo dudas al alumnado con materias suspendidas y, además, para el alumnado ya aprobado se prepararon actividades deportivas, un concurso tipo Trivial, un kamishibai (una forma originaria de Japón de hacer un relato en la que se utilizan láminas, de una forma más teatral) para contar historias a estudiantes más pequeños, salidas culturales, un certamen de monólogos o cine fórum, entre otras propuestas. Para los centros, destaca Andueza, completar estas últimas jornadas supone hacer un encaje de bolillos.
Una de las reivindicaciones que plantean desde otros centros, como el IESO Ochoa de Olza (Pamplona), es que el profesorado tiene que centrarse en ofrecer actividades con un objetivo pedagógico, y no convertir los colegios e institutos en “empresas de tiempo libre”. El centro ha ofrecido durante este final de curso un taller sobre primeros auxilios con la DYA, una visita al Planetario o al parque de atracciones de Zaragoza, entre otras medidas. Y también tuvo que suspender unas actividades en el río ante la cantidad de agua registrada en las últimas semanas.
PROPONDRÁN MEJORAS La asociación de directores y directoras de instituto de Navarra, ADI, anunció que impulsará un grupo de trabajo para estudiar mejoras en la organización. A este respecto, el director del IES Navarro Villoslada (Pamplona), Alberto Arriazu Agramonte, cree que la adaptación al nuevo sistema es una cuestión de tiempo. Y afirma que las clases han terminado antes, pero también que el calendario del curso se adelantó (en 2017-18, según el calendario previsto, fue entre el 4, el 5 o el 6 de septiembre).
Arriazu valora que se puedan ofrecer clases con menos estudiantes para el alumnado con materias suspendidas y que a otros alumnos y alumnas se ofrezcan películas, actividades deportivas o, en el caso de este instituto, la preparación de un concierto con unos 200 jóvenes de 1º y 3º de la ESO. Actividades con las que los centros siguen buscando cómo dar en la tecla. ●