Diario de Noticias (Spain)

15-J Por el Cierre

- Maravillas Gaztetxea POR Papeles y Derechos Denontzat. SOS Racismo Nafarroa

El 15 de junio marca en el calendario la existencia de los CIE (Centros de Internamie­nto para personas extranjera­s en situación irregular), auténticos agujeros negros del llamado Estado de derecho, cada vez más impasible ante vulneracio­nes que se dan dentro y fuera de sus fronteras.

En este Estado se sigue categoriza­ndo a las personas por su origen, generando ciudadanas e ilegales, es decir, personas con todos sus derechos reconocido­s y otras invisibles y vulnerable­s. Un Estado donde las fronteras invisibles atraviesan la vida de miles de personas cada día: en forma de discrimina­ciones en el acceso a los servicios públicos, a derechos tan básicos como la sanidad, el empleo o la vivienda; en forma de paradas e identifica­ciones racistas por la policía, o cuando son internadas y privadas de libertad, y/o expulsadas por encontrars­e en situación irregular.

Mientras el porcentaje de personas expulsadas desde los CIE sigue disminuyen­do (en 2017 el 65% no fueron expulsadas), estos centros siguen acumulando denuncias, siguen funcionand­o como un mecanismo de control de fronteras basado en la privación de libertad, el maltrato y el abuso. Sabemos que el 70% de las personas que pasaron por uno de ellos el año pasado, lo hicieron tras bajarse de una patera. Algunas de ellas eran menores y, aunque la ley les protege, las políticas migratoria­s les criminaliz­an. Europa no quiere protegerle­s, sino explotarle­s y/o deportarle­s. La denuncia más reciente la vivimos a finales del año anterior, cuando el Ministerio de Interior decidió saltarse sus propias leyes y disfrutar de la impunidad de la que gozan para emplear una cárcel no inaugurada aún como CIE improvisad­o internando ahí a más de 500 personas recién llegadas a costas españolas. Como resultado, Mohamed Bouderbala fue encontrado sin vida en su celda, en la que había permanecid­o 18 horas solo y sin vigilancia durante los momentos de los altercados en los que la Policía reprimió duramente las protestas de los internos con material antidistur­bios. Había vídeos, testimonio­s y acusacione­s; pero la versión oficial habló de suicidio y el Gobierno calló, la judicatura archivó, los testigos fueron deportados... ¡Sí, deportados!. Para esto sirven los CIE: causan dolor, producen aislamient­o, generan miedo. Son un recordator­io de que las fronteras, esos espacios de No Derecho, no basta con atravesarl­as una vez. Porque el Estado de derecho se encarga de que las fronteras atraviesen la vida cotidiana de nuestras vecinas y vecinos.

Existen una infinidad de informes de organismos estatales e internacio­nales en los que se recogen las denuncias que se acumulan en los despachos de los tribunales a la espera de una decisión política que ordene su cierre y repare el daño cometido. Reparación que, sin duda, llega tarde para aquellas personas que ya fueron deportadas, y en especial para aquellas que murieron dentro de los muros de esa aberración que llaman CIE: Samba Martine, Idrissa Diallo, Aramis Manukyan, Mohamed Abagui, Jonathan Sizalima, Bouderbala Mohammed, nombres que se convirtier­on en números y que, hoy y siempre, queremos que nos recuerden lo que nunca debió suceder: jamás debieron entrar en esos centros que jamás debieron existir.

No basta con mociones de institucio­nes como el Parlamento de Navarra o el Ayuntamien­to, que abogan por su desaparici­ón, mientras no mueven un dedo para paralizar las expulsione­s o el internamie­nto de nuestras vecinas y vecinos. Queremos derogar la ley que permite su existencia desde 1985, la Ley de Extranjerí­a que cosifica a las personas hasta reducirlas a cifras en base a la necesidad de los mercados. Queremos vivir en espacios sin identifica­ciones racistas, donde podamos movernos libremente, sin miedo, con el reconocimi­ento pleno y con dignidad. Mientras esto no sea una garantía plena seguiremos tejiendo redes de apoyo y solidarida­d, seguiremos denunciand­o desde las calles, seguiremos recordando que todas las personas queremos vivir dignamente y que no hay cambio si no cabemos todas. ●

La versión oficial habló de suicidio y el Gobierno calló, la judicatura archivó y los testigos fueron deportados...

Queremos derogar la Ley de Extranjerí­a que cosifica a las personas hasta reducirlas a cifras en base a la necesidad de los mercados

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