Nos falta Hernando
Qué tranquilas vivían las huestes del PP bajo el signo del dedazo, primero de Fraga invistiendo a Aznar y luego de éste ungiendo a Rajoy. El baranda nombraba heredero por designio divino y amén Jesús. Pero este Mariano ha sido la caraba hasta su entierro mismo, e igual que entregó el poder al adversario con tal de no dimitir se marcha a la gallega dejando al partido huérfano de criterio. En la tómbola de la sucesión hay de todo y todo chungo. Desde un valido de Aznar y Aguirre que se presenta como apóstol de la regeneración enarbolando un currículum fétido por las ventajas obtenidas (Casado), hasta una vieja gloria movida por el resentimiento tras su expulsión del
Gobierno (Margallo), más el autoproclamado defensor de la militancia que nunca puede faltar (un tal García Hernández) y el clásico outsider (otro tal Bayo). Un grupo variopinto al que bien podría sumarse la dupla Cospedal-soraya para librar su batalla final, una guerra de desenlace abierto después de la renuncia de un Feijóo que hubiera ejercido de candidato de consenso. Perdonen el sadismo pero falta Hernando, Rafa el camorrista, para redondear el cruento espectáculo, más al tratarse de una elección a dos vueltas en la que los compromisarios votan después que las bases. Se van a matar, oigan. Que no falten las palomitas. ●