Plan de amabilización y promesas incumplidas
Han pasado más de 9 meses desde la puesta en marcha del llamado plan de amabilización del centro de Pamplona y toca hacer un balance de un plan municipal que, a día de hoy, arroja más sombras que luces en su puesta en marcha y, sobre todo, conviene aclarar en qué punto nos encontramos y qué es lo que demanda el comercio del centro de Pamplona en estos momentos.
Vaya por delante que compartimos la filosofía municipal de ganar espacios para el peatón, pero creemos que este plan se puso en marcha de forma precipitada, sin el consenso social y político necesario, y sin medir las consecuencias sobre la actividad comercial del centro. Después de este largo tiempo, nadie que haya paseado estos meses por las calles amabilizadas del centro (Navas de Tolosa, Padre Moret, Sarasate, Estella, el Casco) podrá afirmar, sin faltar a la verdad, que se ha producido un incremento en la afluencia peatonal a la zona. Desgraciadamente, los datos que manejamos, a los que el Ayuntamiento tiene acceso, dicen todo lo contrario (con descensos medios de un 10-15%), datos que resultaron además, en cierto sentido, corroborados por la encuesta municipal de fines del 2017 en la que se hablaba de un 11,9% de pamploneses que había dejado de comprar en el centro por el plan, porcentaje que se elevaba a un 18,7% en el colectivo automovilista.
Ese descenso en el número de visitantes y compradores tuvo su repercusión en la facturación de centenares de comercios, que vio cómo sus ventas se reducían, estos meses, un 10-15% de media. El Ayuntamiento ha ido variando su postura ante esos datos, primero los descalificaron, acusándonos de falta de rigor, luego se aludió a otro tipo de razones para justificar la bajada de ventas, para finalmente, y en privado, reconocer que, en efecto, algunos aspectos del plan (falta de información o imágenes distorsionadas) habían podido tener un efecto negativo sobre la evolución comercial. Pero es que el resto de datos que deberían tenerse en cuenta para poder hacer un balance urbanístico y medioambiental positivo del plan resultan muy pobres: el transporte público se ha incrementado en un 5-6%, si bien su diferencial respecto al periodo anterior al plan está tan solo en un 1-2%, y los parkings han incrementado su ocupación solamente un 2% en este período.
¡Y qué decir de las promesas incumplidas por parte de los responsables municipales en las negociaciones mantenidas! Se acordó que se revertirían aquellas medidas que se demostrasen perjudiciales y, a la postre, hemos comprobado que, salvo algunas mejoras y correcciones menores, el grueso de medidas del plan son infranqueables líneas rojas para el Ayuntamiento. Se acordó que se realizaría un informe de impacto del plan sobre el comercio y, a la postre, tuvimos que ser las asociaciones las que ofreciésemos datos sobre la afluencia peatonal o estimaciones de pérdidas en la facturación de los comercios. Se acordó que se impulsarían medidas para reactivar la actividad comercial de la zona, medidas que han caído definitivamente en el olvido, cuando no se condicionan a una aceptación acrítica del plan por parte del colectivo.
Hace más de dos meses que estamos esperando una respuesta sobre tres cuestiones clave que el Ayuntamiento se comprometió a llevar a cabo: a) La implantación de algunas zonas rojas comerciales en el I Ensanche –dispersas e insuficientes en nuestra opinión– que se empezaron a señalizar hace tiempo y sobre las que no hay un calendario para su activación. b) La simulación informática sobre la apertura parcial de Padre Moret –que reclamamos se hiciera no de forma simulada sino de forma real y efectiva aunque fuese a prueba– y sobre la que albergamos muchas dudas sobre su resultado final por el método y el contratista empleado en la prueba, la Mancomunidad, verdadero juez y parte en este asunto. c) El apeadero de la calle Mercado tan necesario, por otra parte, para el Mercado de Santo Domingo.
No estamos planteando una reversión total del plan, sino tan solo las correcciones míni- mas necesarias para un desarrollo más o menos normalizado de la actividad comercial, pero observamos un incomprensible inmovilismo en unas fuerzas políticas que han tenido siempre a gala, en su ideario, defender el diálogo, la negociación, el consenso y la participación ciudadana.
Mientras tanto, la pronunciada bajada de ventas en los comercios del centro de finales de 2017 se ha venido no solo manteniendo sino agudizando a lo largo de los primeros meses de 2018, tal y como demuestran los datos que poseemos. En los primeros meses de 2018 han cerrado cerca de 50 establecimientos en el centro de Pamplona. Ello no ha sido consecuencia directa únicamente del plan, obviamente, pero que a ello ha contribuido decisivamente no nos cabe ninguna duda. El Ayuntamiento debería ser consciente de que está siendo corresponsable, por su actuación, de una buena parte de esos cierres comerciales. Esperemos que aún se esté a tiempo de rectificar y no se incremente el número de comercios cerrados, convertidos en daños colaterales de esta negativa y concreta actuación municipal. Reclamamos por ello una respuesta rápida y positiva a las cuestiones pendientes desde hace más de dos meses con el Ayuntamiento: zonas rojas, apeadero del Mercado y, de forma especial, a la apertura de Padre Moret. ●