La desaparición, un coste millonario para la Hacienda Foral
Las pérdidas de Banca Cívica permiten a Caixabank rebajar durante años el pago de impuestos en Navarra
PAMPLONA – Una de las grandes incógnitas que aún no tiene respuesta es el coste económico de la desaparición de Caja Navarra para la Comunidad Foral. Porque, al contrario de lo que se ha insinuado por ejemplo desde el PSN, no parece tra- tarse únicamente de algo simbólico. Al margen de los cientos de puestos de trabajo perdidos por el camino y de la evaporación de un patrimonio económico de 1.000 millones, los ingresos de Hacienda también se están resintiendo.
Según publicaba Infolibre este mismo verano, los créditos fiscales del impuesto de Sociedades, directamente relacionados con la pérdidas heredadas, permitieron a Caixabank traducir unas pérdidas de 1.042 millones de euros en unos beneficios de más de 537 millones de euros. Un efecto que, en menor medida, se prolongó durante los ejercicios de 2014 y 2015 y que tiene su repercusión en Navarra, donde Caixabank tributa en función de su cifra de negocios relativa, en torno al 4,5% del total.
En su intervención, López Merino realizó una aproximación a este coste. Toma para ello un acta de Caixabank de marzo de 2012 y el informe Noel, en el que Caixabank audita a Banca Cívica y de este modo va desglosando las pérdidas brutas y netas esperadas por los créditos y por otros conceptos, entre ellos las participaciones en empresas. Así, cifra en 1.648 millones de euros el crédito fiscal ante las cinco haciendas en las que tributa Caixabank. Y a partir de las necesidades finales de dotaciones, calcula López Merino el crédito fiscal por otros conceptos, que asciende a 568 millones.
En total, el crédito fiscal se dispara hasta los 2.216 millones de euros, que Caixabank puede emplear, según la legislación vigente, para compensar en sus resultados estas pérdidas. Teniendo en cuenta su cifra de negocio en Navarra, la cantidad final que se dejaría de ingresar podría rondar los 100 millones de euros.
Las consecuencias, advierten conocedores de la legislación, pueden ser aún peores si un grupo como Caixabank termina por absorber algún competidor débil al que pueda cargar pérdidas. Nuevos créditos fiscales lastrarían la recaudación de la Hacienda Foral, que ha sido interrogada por la comisión al respecto.