“Dependemos del apoyo internacional y la ayuda alimentaria ha sufrido un recorte muy potente”
Sidahmdat Mohamed Lamin explica cómo se distribuye la ayuda humanitaria en los campamentos de refugiados de Tinduf desde que se creó la base en 2005 PAMPLONA – Sidahmdat Mohamed Lamin (Esmara, Sáhara, 1960) es un hombre de mundo aunque con las raíces incrustadas en el desierto del Sáhara, donde su pueblo lleva 45 años viviendo en condición de refugiado. Estudió en El Aaiún hasta 7º de EGB y después se marchó a Cuba para graduarse en Ingeniería Marítima, algo que “no es muy útil en medio del desierto”, reconoce entre risas. Ahora, es director de la base de transporte de Media Luna Roja Saharaui en Rabuni, que fue creada en 2005 con el objetivo de distribuir alimentos en los diferentes campamentos de refugiados, para paliar los problemas logísticos que tenían hasta entonces.
La base cuenta con el apoyo de la Asociación de Técnicos y Trabajadores sin Fronteras (ATTSF) y tiene la financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID) y del Ayuntamiento de Pamplona. Cuenta con 47 trabajadores, más de 100 voluntarios y con una flota de 17 camiones para repartir entre 2.500 y 3.500 toneladas de alimentos a los 173.600 refugiados. Esta semana Sidahmdat se encuentra en Pamplona para exponer su situación a las instituciones y para “agradecer al pueblo navarro toda su solidaridad”.
¿En qué consiste exactamente la labor de la base de transporte?
–El trabajo que realizamos consiste, hasta el momento, en la distribución de los alimentos que llegan gracias a la ayuda humanitaria. Actualmente asumimos el 100% de los productos que se envían, que son de canasta básica y productos frescos. Pero últimamente distribuimos productos no alimentarios como todo tipo de equipamiento, mantas, jaimas y diferentes enseres. Ahora nuestro próximo proyecto es poder distribuir el gas, que es algo fundamental para cocinar y para el uso de algunos electrodomésticos.
¿Cómo esta la situación ahora en los campamentos de refugiados?
–No está en sus mejores momentos. La ayuda alimentaria ha sufrido un recorte muy potente, que afecta sobre todo a la canasta básica y al producto fresco. También han llegado lluvias que están haciendo estragos en los campamentos.
¿Esa reducción ha sido cuantiosa?
–Sí, alrededor del 90%, y tiene varias explicaciones. Una es la reducción de la financiación, aunque esto debería ser coyuntural. Otra es el incremento de las crisis humanitarias, especialmente en esa zona. La ayuda muchas veces va por bloques, entonces si se disparan crisis en países cercanos la ayuda se redistribuye. También la crisis económica ha hecho que los estados deriven los recursos a su propia población y no a ayuda internacional. Por último, el precio de los alimentos ha crecido en los últimos años, lo que implica que se reduzca la canasta básica y el producto fresco.
“La actividad de la base de transporte ha generado un impacto positivo que hace que las cifras de malnutrición se hayan reducido mucho”
Y eso repercute en la población, ¿no?
–Sobre todo en niños y en mujeres lactantes, que son más vulnerables.
La base se crea en el año 2005, ¿qué supone su aparición?
–La situación dio un cambio de 180 grados. Los refugiados hasta entonces tenían muchas dificultades para que les llegase el alimento. No había planificación y lo que recibían era escaso y muchas veces estaba en mal estado. Tampoco había ni mantenimiento ni reparación para el transporte. Ahora todo ha cambiado, los refugiados saben cuándo van a llegar sus productos, que suele ser entre cuatro y cinco días.
Ese cambio traería consecuencias
“Los saharauis seguiremos luchando porque estamos convencidos de lo justo de nuestra causa, no nos vamos a rendir ahora”
“Navarra siempre ha sido muy solidaria con el Sáhara, es una de las comunidades más concienciadas con nuestra causa”