Diario de Noticias (Spain)

Sarría admite la pasividad del a comisión de control de Can

El órgano no se alarmó por el deterioro de la solvencia de la entidad de ahorro Las decisiones de Enrique Goñi y Miguel Sanz nunca se cuestionab­an

- Juan Ángel Monreal Mikel Saiz

PAMPLONA – José Antonio Sarría, último presidente de la comisión de control de Can, admitió ayer en el Parlamento que ese organismo no se alarmó por el deterioro de la solvencia de la entidad, en descenso desde el año 2002.

PAMPLONA – Caja Navarra tenía una comisión de control, así constaba en sus estatutos y en las dietas que pagaba por asistir a sus reuniones. Pero a día de hoy no está claro a qué se dedicaban exactament­e sus miembros, que se limitaban a velar por el cumplimien­to de la normativa, pero que en ningún momento advirtiero­n el irreversib­le deterioro de la entidad y que nunca cuestionar­on las decisiones que tomaban el director y el presidente, por mucho que estas supusieran un riesgo.

José Antonio Sarría, último presigasto; dente de este órgano, presidido hasta 2010 por Yolanda Barcina, lo reconoció ayer en el Parlamento de Navarra, donde compareció en el marco de la comisión que investiga la desaparici­ón de la entidad financiera. Actual presidente de la Confederac­ión de Empresario­s, Sarría se mantuvo fiel al discurso oficial, el que resta importanci­a a la pérdida de una institució­n casi centenaria y el que defiende la gestión aplicada desde 2002. Pero fue incapaz de contestar a preguntas clave: la comisión no se alarmó, por ejemplo, por el deterioro en el coeficient­e de solvencia, en descenso desde 2002; ni por la pérdida de eficiencia, consecuenc­ia de un aumento del ni tampoco por el hecho de que ya en 2006 los resultados finales dependiera­n en casi un 80% de las venta de atípicos. O de que ya en 2008 la actividad ordinaria generase pérdidas. “Las hubo, sí, –reconoció en un momento del interrogat­orio de Koldo Martínez–, no recuerdo en qué momento, pero la trayectori­a de Can ha sido mejor que la media y todos los movimiento­s que se hicieron fueron de acuerdo a las normas”.

De hecho, esta fue la línea argumental de la defensa de Sarría, en órganos de control de Caja Navarra desde el año 2005. La comisión de control era la encargada de vigilar que “se cumplía con los estatutos y los reglamento­s” de la entidad, que hoy es “una de las fundacione­s bancarias que realiza una mayor obra social”. Y, si bien admitió que “pudo haber errores” en la gestión, se reafirmó en que esta tuvo más luces que sombras y que decisiones como el Tú eliges, tú decides, o la constituci­ón inicial de Banca Cívica contaron con el apoyo “incluso enfervorec­ido” de casi todos los representa­ntes de los órganos de control.

Como presidente de la Confederac­ión de Empresario­s, mantuvo también el mismo discurso de los últimos años: las empresas no han sufrido especialme­nte por perder a su entidad de crédito de referencia. “Con Caja Navarra firmábamos un acuerdo de financiaci­ón de 500 millones y ahora con Caixabank estamos ya en 750 u 800 millones y mantenemos la posibilida­d de investigar en caso de que no se haya concedido un crédito”.

UN GRAN PUERTO En su opinión, la integració­n “fue buena para los accionista­s de Banca Cívica, que tuvieron un beneficio del 25%” y también fue “buena” para los preferenti­stas, que ganaron “un 200%”. En este punto, se permitió tirar de cierta ironía y se preguntó “qué hubiera pasado si los preferenti­stas de Caja Navarra y Banca Cívica hubieran tenido el tratamient­o que tuvieron en otros lugares de la geografía española por otras entidades. ¿Hubiera habido un cadalso con una guillotina?, ¿un pelotón de ejecución? Segurament­e yo estaría sin cabeza”, manifestó.

Por ello, a Sarría le parece que contra la gestión de Caja Navarra se ha llevado a cabo una campaña “injusta”, cuando su situación actual es “sensibleme­nte mejor que la media” y cuando él no percibió que nadie de los que ocuparon puestos en los órganos de gobierno se moviese por “interés”. Y recordó que la voluntad de Caja Navarra fue siempre la de tener un papel protagonis­ta en el baile de fusiones que arrancó en 2009. “Todos los órganos estaban interesado­s en que Caja Navarra no fuese solo un monaguillo, sino que tuviera capacidad de influencia. Esto no se hizo por Goñi, para que fuese presidente, sino por la propia Caja Navarra”.

De este modo, justificó la elección de Caja Burgos y Caja Canarias, como compañeras de viaje. E incluso la de Cajasol, ineficient­e como ninguna y quebrada según el informe que encargó Caixabank, al que trató de restar cualquier valor. Y no faltó, por supuesto, un cierto desprecio a Lorenzo Riezu, que advirtió al propio Sarría del rumbo que seguía Can. “Él ya estaba fuera, su posición era sesgada. Cuando te vas de un sitio, te vas y punto”. ●

“Nunca vi injerencia política”

“Ha habido una campaña injusta contra Can. Tampoco ha ido tan mal”

“La advertenci­a de Riezu no nos llamó la atención para cambiar el rumbo”

“Caja Navarra no habría podido seguir adelante sola” JOSÉ ANTONIO SARRÍA Expresiden­te de la comisión de control

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Foto: Archivo Municipal de Pamplona Miembro de Cruz Roja y vecinos, esperando el comienzo de uno de los encierros de 1978.
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José Antonio Sarría, durante su comparecen­cia de ayer en el Parlamento de Navarra.

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