Emergencias electoralistas

Atodo se agarran UPN y PP, aun a costa de dejar en evidencia a la Guardia Civil que dicen defender, generando una irresponsable alarma social a cuenta de la seguridad ciudadana nada menos. Pues, aunque fuese cierto que no se avisó a la Benemérita para responder al triple crimen de Cáseda –denuncia que la Policía Foral refuta–, la polémica pública cuestiona su reacción hallándose un cuartel a escasos cien metros del tiroteo. Ninguna mesura puede esperarse ya del PP, pero el cinismo de UPN en esta materia resulta proverbial tras haber gestionado Interior durante lustros sin la extrema consideración hacia las Fuerzas de Seguridad del Estado, dentro y fuera del 112, por la que ahora brama.

Ejemplos abundan, si bien solo citaré la creación con ETA operativa de una unidad antiterrorista en la Policía Foral, con tanta falta de medios como ansia por acceder a información exclusiva que usar políticamente; la custodia unilateral de espacios de afluencia masiva por la alta visibilidad de los efectivos del Cuerpo autonómico, aunque sin disponer de los recursos para desactivar explosivos que sí poseen las FSE; o el veto a ayuntamientos para firmar convenios con la Guardia Civil. Ni ese pasado ni la verdad empírica de que en 17 minutos se detuvo a los presuntos homicidas de Cáseda importan ya, porque las emergencias electoralistas mandan. Mientras la clase política en su conjunto continúa sin abordar por motivos de pura eficiencia y operatividad la racionalización de un mapa policial de Navarra donde coexisten unos 4.000 agentes sin un reparto competencial y territorial claro que minimice disfunciones y malos entendidos. El último episodio justo al calor del asesinato de Cáseda, donde debió haber más que palabras entre uniformes distintos y ante los propios arrestados. ●