Diario de Noticias (Spain)

¡QUE SIGA LA RACHA!

VICTORIA EN EL SADAR EL EQUIPO DE ARRASATE SE LLEVA LOS TRES PUNTOS CON COMODIDAD ANTE EL CÓRDOBA POR SU EFICACIA EN LOS ÚLTIMOS METROS, PESE A COMPLICARS­E EL ENCUENTRO POR UN FALLO EN DEFENSA

- Javier Saldise Javier Bergasa/mikel Saiz

OSASUNA CONFIRMA ANTE EL CÓRDOBA (3-1) SU MEJORÍA Y SUMA CUATRO JORNADAS SIN PERDER

PAMPLONA – Osasuna ganó un típico partido de Segunda echando mano del arsenal de la efectivida­d de cara a puerta, un argumento irrefutabl­e y un salvocondu­cto de valor incalculab­le en esta categoría tan igualada. Superior a su rival siempre, el equipo de Arrasate está ofreciendo muestras de una palpable mejoría en los últimos encuentros y, aún con actuacione­s más desarregla­das, ya suma cuatro jornadas sin perder.

Frente al Córdoba, el peor equipo que ha pasado por El Sadar en este curso, Osasuna ofreció un despliegue notable enarboland­o la bandera de equipo local y llevó siempre el peso del partido, ocupó más tiempo las zonas de peligro y borró del mapa a su rival, convidado de piedra, también incapaz de dar más de dos pases seguidos.

A pesar de ello, del buen comportami­ento general, un retorno al campo deficiente tras el paso por los vestuarios, un gol imperdonab­le por un serio fallo defensivo, metieron a Osasuna en el túnel de las dudas, minutos borrados gracias a la contundenc­ia en los remates a puerta. Los rojillos hicieron tres goles, los correspond­ientes a las tres acciones en las se disparó entre los tres palos.

El equipo de Arrasate demostró que ya sabe cuál es el camino de El Sadar donde se han conseguido ya once puntos, todos los que lucen en el casillero menos el sumado en Zaragoza. Dominador como local, intenso siempre, protagonis­ta en todo momento, las maneras que están llevando a un gran rendimient­o en casa deberán exportarse fuera para completar la imagen total del conjunto. El curso se presenta atracre para acudir al estadio, pero la remontada de posiciones y el ascenso en el escalafón requiere de un perfil más sólido, con menos momentos de incertidum­bre para provecho del rival. El Córdoba, el último de la categoría, no llegó a ello.

Obligado a poner en valor el punto conseguido en Zaragoza, los rojillos salieron con el temple que se requie- a quien quiere ganar y progresar. Osasuna ofreció en el primer tiempo una primera lección de efectivida­d, también de dominio, aunque esto no hiciera brotar las oportunida­des, ni sembrar de aullidos de emoción los graderíos. En medio de un racimo de lanzamient­os a puerta fallidos, sin enfocar nunca entre los tres palos, al equipo de Jagoba Arrasate le bastó con un solo disparo para ponerse por delante en el marcador. Medió en la gestión de la acción Kike Barja, uno de los más participat­ivos del conjunto, que coló un pase raso al corazón del área donde Juan Villar, el reaparecid­o, marcó.

El nuevo delantero de Osasuna es un tipo tocado por el don del gol y casi todas sus aparicione­s tienen que ver con el peligro, consecuenc­ia de quien lleva al área veneno con su presencia. El atacante andaluz ha estado mucho tiempo parado por una lesión muscular, pero las jornadas no le han afectado en su olfato, tampoco en sus registros que le colocan como el máximo artillero del conjunto.

Antes de que Juan Villar pusiera en ventaja a los suyos, El Sadar se acostumbró a vivir un encuentro de dominio abrumador de los rojillos. El Córdoba, recluido en su medio campo, estuvo a merced de Osasuna que, además, tampoco sufría ante la incapacida­d de los andaluces para conectar dos pases seguidos y crear peligro. En el último minuto probaron al meta del conjunto navarro, que repelió el lanzamient­o para terminar la jugada en un remate a gol anulado por fuera de juego. El peor rival que ha pasado por El Sadar no había presentado credencial­es como para anunciar mucha guerra.

A Osasuna no le sentó bien el paso por los vestuarios y, todavía buscando los caminos para afrontar el segundo tiempo, se vio sorprendid­o por un gol. Fue un centro desde la banda izquierda del ataque del Córdoba y el balón franco para el despeje por parte de Aridane se lo quitó de la testa Piovaccari, más combativo en esa pugna, todo credencial­es del rematador que se busca la vida.

Fue la única aparición del Córdoba por las inmediacio­nes de los dominios de Osasuna y fue suficiente como para crear una sensación de dudas. No es que el equipo andaluz expusiera argumentos sólidos, porque había vuelto a ser encerrado tras su andanza por la portería de Osasuna, pero la Segunda es especialis­ta en contemplar partidos que se van cerrando y enmarañand­o.

El tesón del equipo de Arrasate no sufrió mella y los rojillos continuaro­n proponiend­o el rodillo de su juego como solución para el partido. Como ocurriera en Zaragoza, el refresco de jugadores le fue sentantivo do bien a Osasuna. El partido se le fue arreglando cuando Kike Barja, tras el cambio de Juan Villar por Xisco recolocado en el flanco derecho para que Brandon pasara al izquierdo, marcó el segundo gol tras un córner pésimament­e defendido por el Córdoba. El partido quedó finiquitad­o cinco minutos después por el aire nuevo que salió del banquillo. Roberto Torres relevó a Rubén García en el lanzamient­os de faltas y coló con suavidad, desde el borde del área, la oportunida­d que se le brindó. No hubo nada más, sólo a Osasuna navegando con más confianza. ●

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Foto: Javier Bergasa Oier y Brandon abrazan a Torres tras su magistral gol de falta.

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