Las familias de acogida piden poder prolongar el acogimiento hasta los 26 años
Admiten que la nueva legislación mejora este servicio social pero ven necesaria una remuneración y eliminar intermediarios
PAMPLONA – Bajo el lema Acogimiento familiar: retos presentes y futuros, la asociación de Familias de Acogida de Navarra, Magale, celebró ayer en el Planetario de Pamplona el octavo encuentro estatal de acogimiento familiar, en el que se pidió la prolongación de las funciones de tutela hasta que los acogidos cumplan los 26 años. Aunque admitieron que “la ley de 2015 ha mejorado ciertos aspectos”, Magale ha elaborado una propuesta que pide que la normativa por la que el acogimiento cesa a los 18 años se modifique para adecuarlo a la realidad de cualquier familia, ya sea de acogida o biológica.
La iniciativa fue presentada por Txema Uribe, vicepresidente de Magale, que aseguró que el cambio que piden en la ley supondría evitar situaciones “que no se corresponden a la realidad”, ya que, aunque “cada vez se hacen más cosas por la vía de hecho”, la actual situación da lugar a posibles conflictos como que “los jóvenes tributen como extraños y no puedan heredar bienes de su familia de acogida, como ocurrió en un caso, recordó”. Al margen de estas circunstancias puntuales, Chus Sádaba, vocal legislativa de Magale, quiso concienciar sobre la necesidad de que “el seguimiento se prolongue hasta que el niño pueda valerse por sí mismo para independizarse, igual que ocurre en familias biogonzález, lógicas”. Según Uribe, la ley se ha actualizado, pero debe progresar todavía más porque sigue suponiendo un “agravio comparativo” respecto a las “familias tradicionales”.
El vicepresidente de Magale destacó que la puesta en práctica de la normativa que regula el acogimiento familiar varía muchísimo entre una Comunidad Autónoma y otra. Aunque destacó TXEMA URIBE miembro de Fades, Asociación de Acogimiento Familiar de España. “Nuestros niños y niñas se ven muy expuestos a constantes preguntas de técnicos que muchas veces no los conocen, lo que suponen un estrés que se puede evitar”, denunció. El problema derivado de los intermediarios es mayor si estos no se implican con los jóvenes que tutelan. Uribe subrayó la importancia de que los técnicos “conozcan el seguimiento del niño” y dijo que “las instituciones y los centros de acogida” tienen que tener presente que “las familias dan un cariño, una estabilidad y una seguridad que no pueden dar ellos”.
Sin embargo, para poder llevar a cabo su función, las familias deben tener bien claras sus hermanitas, algo que no es sencillo, ya que aseguran tener que “hacer de padres y de expertos en leyes”. Con el objetivo de evitar este problema surgieron asociaciones como Fades o Magale, pero opinan que el problema sigue sin resolverse.
José María Lezana, técnico de la Diputación de Gipuzkoa, admitió que deben “escuchar más a las familias” y tener siempre claro que “su papel es el de favorecerlas para trabajar en colaboración”. Además, sumó a la propuesta de Magale sobre la prolongación de la acogida hasta los 26 años la posibilidad de que su papel sea un “trabajo remunerado”, que a su juicio “es compatible con la solidaridad y el compromiso de las familias”. ●
“En Navarra la relación con las instituciones es buena, aunque pedimos más recursos y cercanía”
Vicepresidente de Magale