Diario de Noticias (Spain)

La recompensa es el desarrollo del menor

ACOGEDORAS Y ACOGIDOS VEN EN LA FAMILIA LA MEJOR OPCIÓN PARA CRECER

- Un reportaje de Mikel Urabaien Fotografía Oskar Montero

coger, cuidar y despedirse. Son las tres fases por las que pasan las familias de acogida de menores que por distintas circunstan­cias tienen que dejar a sus familias biológicas para marcharse a vivir a otro entorno.

Begoña López lleva 9 años acogiendo, lo que le da una perspectiv­a para ver el lado bueno de esa despedida o “luto. Te reconforta ver que la cosa va bien y que el menor puede volver y seguir con su vida, volviendo con su familia biológica o con otra nueva”, destaca. Para pensar así, las familias de acogida deben priorizar la

Acabeza al corazón cuando se refieren a “lo mejor” para los miembros provisiona­les de la casa.

Aun así, Susana Rumbos, acogedora desde hace año y medio empujada por Begoña López, admite que también viven sus “momentos de lloros”, pero tiene claro que el niño que lleva en un portabebés es “como” suyo: “Soy su madre mientras esté, pero cuando se vaya vendrá otro que necesite los mismos brazos y el mismo cariño”, apunta.

ACOGIDA PERMANENTE No obstante, hay algunos casos en los que el menor no está con la familia de acogida por una situación de urgencia, ni tampoco de manera temporal. A veces las institucio­nes deciden que su estancia en el nuevo entorno sea permanente, hasta que cumpla la mayoría de edad o pueda independiz­arse.

Un ejemplo es el de Christian Gisbert, catalán de 25 años que ha vivido desde los diez años con su familia de acogida. Tuvo que dejar de vivir con sus padres biológicos con cinco años porque su madre, que falleció cuando Gisbert tenía siete años, enfermó y no podía seguir haciéndose cargo de él. Primero, estuvo en un centro de acogida, hasta que le asignaron a quien ahora considera “su padre”.

Gisbert no ve ninguna diferencia entre su infancia desde la acogida y la que puede vivir un niño criado en su familia biológica. Sin embargo, admite que sí que es muy distinto vivir en SUSANA RUMBOS

Acogedora desde hace año y medio

familia o en un centro de acogida, porque “el afecto y el cariño te lo da un padre, no un educador”.

El catalán plantea una reflexión: “En un centro no te preguntan si quieres estar ahí, y en una familia de acogida

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