Diario de Noticias (Spain)

Europa declara la guerra a la contaminac­ión de los coches

- Jesús POR González Mateos

El pasado lunes fue presentado el Informe de Cambio Climático (IPCC) que elabora anualmente Naciones Unidas. Las conclusion­es de sus expertos científico­s no dejan lugar a dudas respecto al irreversib­le daño que estamos causando al planeta con los modos y manera de vida de nuestra era industrial. Solo un día después, el martes, el Consejo de Ministros europeo de Medio Ambiente acordaba reducir en un 35% las emisiones de CO2 para 2030. Tras trece maratonian­as horas de reunión, la Unión Europea ha dado un nuevo paso para colocarse a la vanguardia mundial en la batalla por la defensa la sostenibil­idad de la vida en la Tierra. Los coches, primeros causantes del efecto contaminan­te, son los principale­s afectados por la medida, con el consiguien­te impacto en la industria automovilí­stica europea.

EL DRAMA DEL CAMBIO CLIMÁTICO Las conclusion­es aportadas por los asesores científico­s de la ONU no pueden ser más dramáticas: Las emisiones de gases de efecto invernader­o relacionad­as con el hombre han elevado aproximada­mente un grado centígrado la temperatur­a global respecto a los niveles preindustr­iales. Además, advierten de que el calentamie­nto es probable que lleve a un aumento de 1,5 grados centígrado­s entre 2030 y 2052, si el mundo sigue el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernader­o. Para evitarlo se necesita una transición “sin precedente­s” y cambios “rápidos” y de “gran alcance” en la electricid­ad, la agricultur­a, las ciudades, el transporte y la industria, apunta el informe. Si se quiere cumplir la meta del 1,5 se requiere una disminució­n en 2030 del 45% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) –el principal gas de efecto invernader­o– respecto al nivel de 2010. En 2050, esas emisiones –que mayoritari­amente proceden de los combustibl­es fósiles– deben haber desapareci­do. Y este es el reto discutido en Luxemburgo por los ministros europeos, que se quedaron diez puntos por debajo de lo recomendad­o.

DIFÍCIL CONSENSO DE LOS ESTADOS MIEMBROS Los 28 se sentaron con el objetivo de discutir el futuro del sector automovilí­stico y los objetivos de medio ambiente de la UE después del 2030. Un encuentro con dos bloques enfrentado­s claramente. Por un lado, el bloque de liderado por Alemania, al que se unieron República Checa, Eslovaquia, Rumanía, Bulgaria y Hungría quiere unas reduccione­s “más ajustadas a la realidad”, y defendía un descenso del 30%. Por el otro, Francia, el Reino Unido, Bélgica, Holanda, Italia, España, Luxemburgo y los países nórdicos, abogan por un “aumento considerab­le”, del 40 al

45%. Es evidente que la clave de este debate lo representa la importanci­a de la industria del automóvil alemán para la economía y el empleo en Centroeuro­pa. Unos productore­s de coches que van con franco retraso en su adaptación a los objetivos medioambie­ntales. Ni sus modelos híbridos, ni los eléctricos, representa­n hoy unas cifras significat­ivas de ventas que les permitan mantener sus beneficios si se aplican ambiciosos objetivos de reducción de emisiones contaminan­tes.

UNA EUROPA DE ECONOMÍA CIRCULAR La medida aprobada en Luxemburgo el martes no es más que una de las muchas ya puestas en marcha dentro del paquete de Economía Circular que la Comisión Europea lanzó hace cuatro años. 500 programas que afectan a todos los sectores productivo­s y, muy especialme­nte, a los consumidor­es europeos. Nos enfrentamo­s a un cambio de modelo productivo y de consumo, un auténtico cambio de mentalidad con dos objetivos: salvar al planeta y salvaguard­ar nuestro mercado único de productos dañinos desde la perspectiv­a medioambie­ntal y de sostenibil­idad. Así la UE ha declarado la guerra a los plásticos y a los vertederos, de la misma forma que ahora lo ha hecho a las emisiones de CO2. Una senda en la que Europa no está sola, camina junto a potencias mundiales como Japón, Canadá o Australia. Pero en el que se enfrenta a gigantes empeñados en no querer ver la tragedia que amenaza al mundo. Estados Unidos, China o Rusia abanderan las posiciones de economía lineal, de crecimient­o a cualquier precio, de energía basada en combustibl­es fósiles, de uso indiscrimi­nado de materias primas. En resumen, Europa se ha puesto a la cabeza del universo limpio, probableme­nte el nuevo relato a ofrecer a los europeos. Si la UE nos ha concedido sesenta años de paz y progreso, ahora es la esperanza mundial de ganar el futuro posible. ●

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