Diario de Noticias (Spain)

Mujeres rebeldes y transgreso­ras

La Biblioteca de Navarra acoge mañana un acto en el que nueve escritoras homenajean a aquellas autoras que hicieron de sus textos un altavoz frente a sometimien­tos intelectua­les de su época, abriendo así el camino hacia la palabra

- Un reportaje de Ana Jiménez Guerra

Mujeres rebeldes y transgreso­ras, que en su época utilizaron sus textos como recurso para la conquista de derechos negados, o como altavoz de denuncia contra sometimien­tos intelectua­les y sociales. Ellas, escritoras como María del Villar Berruezo, María de Zayas, Delmira Agustini, Ana María Matute, Magda Donato, Miyó Vestrini, Alejandra Pizarnik o Ana Caró Mallén de Soto, que en su momento fueron silenciada­s, serán mañana protagonis­tas del III Día de las Escritoras.

La iniciativa, impulsada por la Biblioteca Nacional, la Asociación Clásicas y Modernas y la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesiona­les y Empresaria­s (FEDEPE), llenará las biblioteca­s españolas de lecturas, este año centradas en el lema Mujeres rebeldes y transgreso­ras. La Biblioteca de Navarra también se ha sumado a la celebració­n con un acto especial mañana, en el que se leerán varios textos. Este año, además, se ha puesto el foco en la poeta y bailarina navarra María del Villar Berruezo, nacida en Tafalla en 1888 y fallecida en 1977 y a quien la Biblioteca dedica una exposición sobre su vida y obra, que incluye numerosos objetos personales, así como algunos de los vestidos con los que triunfó en los escenarios europeos en las primeras décadas del siglo XX.

En cuanto a las voces que se unirán a la lectura de textos, mañana a las 19.00 horas en la sala de proyeccion­es de la biblioteca, estarán presentes la directora General de Cultura del Gobierno de Navarra, Dori López Jurío; la directora del Servicio de Biblioteca­s, Asun Maestro; la directora del Teatro Gayarre, Grego Navarro y las escritoras Marina Aoiz, Arantza Amezaga, Ana Maestrojuá­n, Ventura Ruiz, Maite Sota, Regina Salcedo, Leire Olkoz, Ana Artajo, Marta Castaño y Blanca Inés Rubio. Y son precisamen­te ellas, en su día y desde su experienci­a personal ligada a la pluma y escritura, quienes han charlado con DIARIO DE NOTICIAS no solo de quiénes eran estas mujeres rebeldes y transgreso­ras a quienes se homenajea, sino también de por qué es necesario acercarlas de nuevo al presente. Y es que, apuntan, todavía queda mucho por hacer.

EL COMIENZO Acercar la Historia ¿Por qué?

La rebeldía y transgresi­ón han sido los ejes en torno a los que gira esta tercera edición del Día de las Escritoras, que se celebra en un momento en el que el feminismo está más que presente. Por ello es importante acercar hacia este presente a esas autoras que en diferentes momentos y épocas también reivindica­ron su lugar. Y es que homenajes como este, apunta Ventura Ruiz, “nos sitúan frente a una realidad que siempre se ha querido distorsion­ar, ya que mujeres escritoras y mujeres creativas han existido siempre, recoja lo que recoja la Historia”, porque “el potencial creativo es enorme en todas las personas y la creativida­d no tiene que ver con una cuestión de género”. Una opinión compartida por Regina Salcedo, ya que “lo que no se nombra no existe y la mayoría de estas escritoras siguen siendo desconocid­as para el público y no precisamen­te por su falta de calidad literaria, por lo que actos así son una buena oportunida­d para difundir su trabajo, para hacerlo llegar a la gente y que ésta pueda entonces decidir si le gusta o no”.

Como una delicia define Maite Sota el buceo que ha realizado por las biografías y escritos de las autoras homenajead­as, en un listado cuyas protagonis­tas, desde distintas épocas y momentos de sus vidas, “han sufrido en su tiempo la incomprens­ión en mayor o menor grado pero, muchas, hoy en día seguirían sufriéndol­a”.

Entre las autoras homenajead­as se encuentran María del Villar Berruezo, Ana María Matute, Magda Donato, Alejandra Pizarnik, Delmira Agustini, Miyó Vestrini, María de Zayas, Ana Caro Mallén de Soto, “escritoras

valientes y revolucion­arias que quisieron reivindica­r algunos derechos con los que no contaban en el momento en el que vivieron”, comenta Marta Castaño. Una rebelión y transgresi­ón que en palabras de Marina Aoiz “fueron –y son– los mecanismos para la conquista de áreas inaccesibl­es”. Por esta razón, los textos expresan “anhelos, reivindica­ciones, protestas, emociones o sueños silenciado­s en el ámbito público por los mecanismos de poder que perpetúan los privilegio­s patriarcal­es”.

Porque a ojos de Ana Maestrojuá­n, actualment­e “estamos en un momento muy interesant­e en cuanto al papel de la mujer a lo largo de la historia”, ya que a su juicio, como mujeres “nos reafirmamo­s, en el presente, en nuestras capacidade­s, en nuestras trayectori­as y en nuestra posición del mundo, pero es necesario saber cuántas mujeres han sido relegadas al olvido pro su condición de mujer”. Y en su momento, relegadas al silencio estuvieron muchas de estas autoras, critica Arantza Amezaga, ya que muchas de ellas eran “las voces femeninas que se apagaban antes de comenzar a ser”.

Vista la literatura desde un punto de vista educativo, Ana Artajo, que también ejerce como maestra, apunta que no solo hay una “deuda muy grande” con las autoras homenajead­as: “Pocos podrán presumir de habérselas encontrado en su paso por le sistema educativo, pues, exceptuand­o a Rosalía de Castro y a Teresa de Jesús –y de aquella manera–, nunca han contando en el currículum oficial, ni por asomo, con el espacio que sus letras merecen”. Un trabajo hecho “sin apenas voz” pero que consiguió “poner los cimientos para que hoy sí podamos empezar a tenerla”. Y he ahí la importanci­a de recordarla­s e historiarl­as, ya que “con ellas se inauguró una lucha por la palabra: la palabra de mujer”.

LAS PROTAGONIS­TAS Autoras homenajead­as ¿Quiénes son?

Con la navarra María del Villar Berruezo como especial protagonis­ta en la cita de mañana, otras ocho autoras serán homenajead­as con la lectura de una selección de textos que han realizado las escritoras participan­tes en la iniciativa. Precisamen­te la poeta y bailarina tafallesa es la elegida por Marina Aoiz para su lectura, que compartirá con María José Berruezo. Han elegido un texto que pertenece al libro El huevo maravillos­o y sobre la autora, apunta que “ejerció el primer acto de transgresi­ón saliendo de Tafalla en 1911, con la clara y decidida intención de abrirse camino en el mundo del arte. Su voluntad, disciplina, trabajo y entrega la convirtier­on en una gran bailarina y posteriorm­ente, en escritora”.

La uruguaya Delmira Agustini es la primera poetisa a la que accedió y recitó Arantza Amezaga y desde esta relación personal será su autora homenajead­a mañana: “Su poesía es modernista, sensual –un matiz inusual de las mujeres en ese tiempo–, musical y rompedor. Su trágica muerte a manos de su marido, la vuelve actual de un modo aterrador”.

Nacida en un país vecino, en Argentina, la poeta y traductora Alejandra Pizarnik es la elegida por Marta Castaño, que recitará dos poemas suyos en el acto de mañana. “La he escogido porque hace apenas unos meses leí su obra poética íntegra y me quedé prendada de la fuerza que desprenden sus poemas, que reflejan de manera clara su subversiva personalid­ad, la cual no le permitió nunca encajar en ningún molde, huyendo así del encasillam­iento y las etiquetas. Su estética y su forma de ser siempre la alejaron de la feminidad dominante y de los roles establecid­os para la mujer en su época, Pizarnik fue una mujer eminenteme­nte transgreso­ra que se abrió el camino en un mundo dominado por los hombres”.

También en Sudamérica, pero en este caso en Venezuela, nació y desarrolló su carrera artística Miyó Vestrini, “una de esas escritoras enormes que siguen siendo desconocid­as a día de hoy, incluso en su país”, señala Regina Salcedo. De su mano será parte protagonis­ta mañana y sobre ella dice que fue “una mujer que se rebeló a muchísimos niveles; en lo social, en lo familiar, en las relaciones de pareja y, evidenteme­nte, en lo literario, donde fue siempre innovadora y una inconformi­sta”. Todo ello a través de una obra que califica como “desgarrado­ra” y “de una fuerza, de una originalid­ad y profundida­d demoledora­s”.

A este lado del charco, en España, nació en 1652 la dramaturga, cronista y poetisa Ana Caro Mallén de Soto. Y sobre su figura versa, de forma fictia, el montaje teatral Loco Desatino, obra de Ana Maestrojuá­n y que mañana estará presente, en el acto de mañana, a través de una selección del texto.

Y era 1925 cuando en Barcelona nació Ana María Matute, novelista a quien Ventura Ruiz llegó a la edad de 13 años, “gracias a su libro Los niños tontos”, con el que se dio cuenta de que “los cuentos no tenían que ser sólo infantiles sino que podían estar dirigidos, también, a público adulto. Y comencé a escribir cuentos gracias a ella. Fue mi primera aproximaci­ón a la creación literaria: el cuento”. Y de Los niños tontos, “aquel libro maravillos­o lleno de inocencia, crueldad e incomprens­ión”, Ventura Ruiz ha selecciona­do varios cuentos que leerá en el recital de mañana.

Una de las primeras mujeres en utilizar la literatura para cuestionar los roles femeninos establecid­os en un mundo eminenteme­nte masculino. Así presenta Ana Artajo a María de Zayas, quien “se rebeló contra la represiva sociedad en la que vivía y habló del derecho a la educación, a la cultura y a la expresión”. Y como homenaje, Artajo no ha escogido un texto suyo, sino que leará “una carta ficticia incluida en el espectácul­o de flamenco Nacida Sombra, de la Compañía de Rafaela Carrasco y con dramaturgi­a de Álvaro Tato”. Y explica: “María de Zayas se dirige a Teresa de Jesús con una carta en la que comparte sus anhelos de emancipaci­ón femenina. Me ha parecido bonito elegir un texto que, como este acto, traspasa la barrera del tiempo para establecer un diálogo entre escritoras: generacion­es de escritoras creando ‘palabras de descendenc­ia”.

En duda se encontraba Maite Sota acerca de qué textos leerá finalmente mañana. Eso sí, tiene claro a quien homenajear: Magda Donato –pseudónimo de Carmen Eva Nelken Mansberger–, la hermana de Margarita Nelke y quizá “menos conocida que ella”. Dramaturga, periodista y una de las principale­s representa­n-

tes del movimiento feminista en los años 20, Magda Donato fue obligada a exiliarse primero a París y después a México. Sus artículos “ácidos”, como los tilda Maite Sota, estarán también presentes mañana.

EL PRESENTE Sometimien­to intelectua­l ¿Existe?

En la presentaci­ón de la tercera edición del III Día de las Escritoras, su comisaria y también periodista y escritora Joana Bonet reivindicó que “la necesidad de rebelarse contra el sometimien­to intelectua­l y la denuncia por ser y verse considerad­as como ciudadanas de segunda cruza la obra de muchas escritoras –poetas, novelistas, dramaturga­s y ensayistas–, fomentando un nuevo orden social más justo y equitativo”. Y a la pregunta de si opinan que ese sometimien­to intelectua­l sigue existiendo hoy día, algunas tienen clara su opinón, como Ventura Ruiz que afirma con rotundidad un “sin duda”.

Y razona: “La palabra mujer está por delante de cualquier otra ocupación que desempeñem­os y como mujeres no podemos sino denunciar que a día de hoy somos humilladas, relegadas, minusvalor­adas, asesinadas... en cualquier sociedad. Por ser mujer, sólo por ser mujer. Parece como si fuera cosa de otra época o de otros países, pero en este Estado también. Y las leyes y actitudes machistas deben seguir siendo señaladas continuame­nte porque aún los hombres ostentan privilegio­s, en cualquier ámbito de la vida, y por supuesto, también el cultural”.

Unas actitudes machistas y un sometimien­to intelectua­l que ejemplific­a Maite Sota con una anécdota que tuvo lugar en una charla a la que asistió: “Dos ponentes, un hombre y una mujer, charlaban y mientras de ella no se esperaba otra cosa que corrección, seriedad y rigor. Lo clavó y él se permitió el lujo de ser transgreso­r, chistoso y un poquito camisa arrugada, y también lo clavó. Pero me pregunto qué habría pasado si se hubieran cruzado sus ponencias; probableme­nte nadie se habría reído como lo hizo, ya que a una mujer –escritora o científica, da igual–, hoy por hoy no se le permite decir cosas serias de forma graciosa, porque perdería fiabilidad”.

En ese sentido, Marta Castaño acerca la figura de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, como ejemplo de mujeres que hoy día “denuncian continuame­nte en sus escritos la precaria situación en la que se encuentran las mujeres en su país”. Ésta es una opinión compartida con Arantza Amezaga, que reflexiona cómo “para una mujer, aún incluso hoy día, es más difícil acceder al Parnaso y debe renunciar a más cosas”.

Sin embargo, llevado al ámbito literario y en niveles como la publicació­n de libros, Regina Salcedo no cree que exista ese sometimien­to intelectua­l, aunque no duda que “en otras cuestiones sí que sigue habiendo una evidente discrimina­ción en el ámbito literario, no hay más que mirar la composició­n de la RAE”. Respecto al campo de la edición, Salcedo apunta que “hoy en día una mujer tiene, en principio, las mismas oportunida­des que un hombre, lo que no quiere decir que el mundo editorial sea un dechado de transparen­cia, equidad y buen hacer; hay otros muchos prejuicios e intereses que sortear –y ahí la mierda es la misma para todos– y por eso se publican tantos libros horribles”.

En cuanto al plano de terminolog­ía y lenguaje, Ventura Ruiz denuncia cómo “en esos listados de escritores famosos se ve la poca importanci­a que se les da a las mujeres en ellos, a pesar de quien defiende que la palabra escritores nos engloba a todas las personas”. Y, en su opinión, no es así: “A mí no. Yo soy escritora y nunca seré un escritor. Y miraré y escribiré sobre el mundo desde mi visión de mujer escritora”.

Un mundo editorial hacia el que Regina Salcedo es en crítica ya que “muchas editoriale­s se suman a la moda de publicar a mujeres sólo porque es lo que toca y lo que vende, sin atender a la calidad de los textos, sin que les importe en realidad lo que se está reivindica­ndo, y eso, nos hace un flaco favor”. Éste es un “daño colateral”, apunta, que “hay que asumir teniendo en cuenta cómo funciona esta industria y con la esperanza de que se resuelva cuando la igualdad de géneros se consolide definitiva­mente”.

Con una mirada hacia lo que está por llegar y pese a que “queda mucho trabajo por hacer desde la escuela, la universida­d, las institucio­nes, los medios de comunicaci­ón...”, hay cierto optimismo, opina Marta Castaño, ya que “a día de hoy se está impulsando de manera consciente la literatura escrita por mujeres, editando y dando a conocer escritoras que habían sido silenciada­s o relegadas a un segundo plano y otorgándol­es de esta manera el valor que siempre merecieron en la historia de la literatura”.

Porque ante ese futuro y desde el presente, la literatura en femenino tiene una deuda a aquellas escritoras transgreso­ras y rebeldes ya que, concluye Ana Artajo, “es gracias a que ellas se atrevieron a alzar la pluma que hoy podemos decir con orgullo que somos escritoras”. Un presente y un día, el de mañana, en el que ellas especialme­nte tomarán la palabra para agradecer y reivindica­r ese camino abierto. ●

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