Diario de Noticias (Spain)

“La gente percibe que hay otra forma de hacer las cosas de manera justa y honrada”

JOSEBA ASIRON ALCALDE DE PAMPLONA

- Una entrevista de Ana Ibarra Lazkoz Fotografía Mikel Saiz

“No sabes cuánta gente me dice no te voté pero me gusta cómo lo estás haciendo”, afirma Asiron, más ilusionado que nunca al ver que los proyectos, tras tres años de trabajo, van “eclosionan­do”

PAMPLONA – A ese carácter que sin duda ayuda de ser hombre cercano, consistent­e y templado, en política municipal suma el poso de más de tres años de un gobierno experiment­al con sus luces y sombras pero del que se muestra con más ganas que nunca de rematar y de volver a liderar de cara a los próximos comicios. Para convencer a los que les votaron y, asegura, a “más gente” que no sólo no ha visto “caos” sino una “ciudad mejor” con “infinidad de logros”.

¿Qué tal se encuentra en este momento de legislatur­a?

–Me encuentro fenomenal, pletórico de fuerzas, muy ilusionado y muy comprometi­do con el cambio. Han tres años y pico duros pero ya vamos percibiend­o que podemos cerrar el ciclo del mandato e incluso abordar uno nuevo. Lo difícil fue poner en marcha la maquinaria, ahora prácticame­nte cada día estamos rematando algún proyecto o abordando la fase final de propuestas que nos ilusionan. Todo el trabajo de estos tres años está ahora eclosionan­do.

¿Qué es lo que más ha sacrificad­o en estos cuatro años y la mayor recompensa?

–Yo creo que las dos cosas van unidas. El mayor sacrificio a nivel personal es a nivel familiar; dejar un oficio en el que llevaba 24 años para embarcarme en esta aventura a los 53 años exige esfuerzos. Hay un esquema que odio y es el de salir a las siete y media de casa y dejar a los hijos en la cama, y volver a las once y medida, y encontrarl­os en la cama, y decir: he perdido un día... Ya me pasó cuando estuve siete años en equipos directivos en la ikastola y me horrorizab­a. La familia es la parte pagana. Hay otra parte también de impuestos a pagar que es la pérdida del anonimato. Pero en el mismo castigo está la recompensa, salir a la calle y que la gente te diga que lo estás haciendo bien, y por supuesto, ser alcalde de una ciudad con mucha proyección social es un privilegio. Y tomar decisiones en materia de movilidad, de memoria histórica, de justicia social... es un lujo. No sabes cuánta gente me dice yo no te voté pero me gusta cómo lo estás haciendo. Veo a la gente muy ilusionada.

Sus exsocios dicen que el cambio no ha ido al ritmo que debiera...

–Hay dos cuestiones. Una, las expectativ­as. Yo creo que el que pensara que a 24 años de gobierno ininterrum­pido del régimen, ahora en cuatro años se le iba a dar la vuelta es algo irreal. Yo creo que reubicar la ciudad va a costar mucho más que eso. Y hay otra cuestión. Frente a la velocidad del cambio yo hablaría de la profundida­d, de la buena cimentació­n y de la irreversib­ilidad del cambio. Yo creo que el cambio será cambio en la medida en que se consiga que esté bien cimentando. Yo creo que han sobrado nervios, probableme­nte electorale­s a partir de la rueda de prensa de mayo de 2017, y faltó un poco de perspectiv­a

política.

¿Se está cumpliendo el acuerdo programáti­co? También reprochan que ha faltado ambición.

–El mismo día que Aranzadi anunció que se había salido del gobierno por falta de velocidad en cuestiones sociales nosotros estábamos en ese mismo momento inaugurand­o el nuevo comedor social.

¿Cree que el éxito de este cambio ha sido su propia normalizac­ión? ¿La ciudadanía acepta que los que estaban podían pasar a la oposición sin que cayeran las 7 plagas de Egipto?

–Eso ha sido una aportación importante. Se había vendido de manera muy interesada que detrás de la alternanci­a formal de políticas entre UPN y PSN, detrás no había absolutame­nte nada más que el caos. Y lo que ha quedado claro y es algo que visualiza todo el mundo, también la gente que no ha votado el cambio, es que hay otra manera de hacer las cosas, y que más allá de la alternanci­a hay alternativ­as reales. Han podido ver que es una manera de hacer las cosas justa y yo diría que, además, honrada.

Déme dos ejemplos de ese buen hacer...

–Una de las cosas de las que más orgulloso me siento es de las políticas sociales. Hoy podemos hablar de 102 viviendas que se han rehabilita­do y que forman parte del parque municipal, que estaban en situación de abandono, y que han pasado en manos de ciudadanos en situación de emergencia habitacion­al. En este momento estamos en 102 viviendas reformadas, y en obras otras 22. Calculamos que 10 podrían estar preparadas antes de fin de año y otras 12 el primer trimestre de 2019. Y está previsto que otras 25 estén en marcha entre el segundo y tercer trimestre del 2019, y que se podrán rehabilita­r gracias al millón de euros de las Inversione­s Financiera­mente Sostenible­s. Serán 140-150 pisos antes de fin de mandato.

¿Pero hay lista de espera?

–Hay 210 solicitude­s que forman parte de esa lista de espera según datos de la Oficina de Vivienda. Es una realidad que ha aflorado.

¿Están seguros de que van a repetir gobierno de cambio?

–No soy capaz de aventurar qué va a ocurrir, lo que sí puedo asegurar y doy toda la garantía de que los siete meses que quedan van a ser de trabajo, esfuerzo y compromiso, y es algo que, tanto la gente que nos votó como la que no, van a saber valorar al final de la legislatur­a. Cuando miremos atrás y veamos la cantidad de cosas que se han hecho en estos cuatro años.

¿Cómo valora la convivenci­a en la calle de una ciudad tan plural y cómo se ve observado desde fuera?

–La prueba de la buena convivenci­a que existe es que cuando salimos en cuerpo de ciudad, por ejemplo en el Privilegio de la Unión, la ciudadanía ve con normalidad que vayas por la calle detrás de un concejal de UPN y delante de otro del PSN...

¿Qué van a valorar los electores y qué les pueden reprochar?

–Lo que más van a valorar al final de legislatur­a, cuando tengamos perspectiv­a de la cantidad de cosas que se han hecho, es poder comprobar que Pamplona ha cambiado. En movilidad, en igualdad, en memoria histó- rica, en aspectos sociales... Lo que nos pueden reprochar es la velocidad del cambio. A lo mejor hay a quien le hubiera gustado que se hubiera corrido más. En política lingüístic­a, en movilidad, en igualdad... Pero yo creo que lo importante es que lo que se haga esté bien cimentado y con visos de perdurabil­idad. No quiero ser una anécdota en la historia de esta ciudad, quiero que el cambio sea perdurable.

¿Cómo se ha logrado esa cimentació­n? Ponga ejemplos.

–En movilidad, por ejemplo, se podía haber corrido más pero que vayamos a terminar la legislatur­a y tengamos el centro amabilizad­o, un corredor sostenible en Pío XII como arteria de dos kilómetros que conecta con el centro y se va a convertir en una vía moderna en la línea de lo que se está haciendo en ciudades de Europa y del resto del mundo... o el eje que vamos a iniciar desde Txantrea hasta la Baja Navarra atravesand­o de este a oeste toda la ciudad... son propuestas bien estudiadas para que no den problemas a futuros, bien justificad­as y participad­as. Lo que se está haciendo, algunas proyectos sobrepasan­do el marco de la legislatur­a, se están haciendo a buen ritmo y yo creo que bien. En Pío XII por ejemplo al final de año podremos ver que no va a ser un problema desde el punto de vista de movilidad sino todo lo contrario.

¿Y después de Pío XII qué?

–Hoy (miércoles) hemos conocido la nueva red troncal de la Mancomunid­ad en transporte publico comarcal. Es importante que todas las medidas que se tomen estén coordinada­s en clave comarcal. Los datos de uso del transporte público son buenos. Con la amabilizac­ión los datos de peatones y usuarios de villavesa han subido, y en Pío XII y con el eje Labrit también va a ocurrir lo mismo. Sabemos que entorno a 6.000 ciclistas están andando cada día en el centro. Estamos cogiendo la orientació­n que hace tiempo se asumió en otras ciudades como Donosti, Vitoria o Pontevedra.

Cuatro atropellos mortales en menos de un año. ¿Es Pamplona una ciudad inhóspita para el peatón?

No, pero venimos de un paradigma que hay que cambiar, el de una ciudad consagrada al vehículo privado. Vamos a tener un instrument­o como es la ordenanza de movilidad para reorientar la tendencia. Pamplona va a ser declarada Ciudad 30 y se van a crear entornos escolares seguros. Policía Municipal no tiene recursos para llegar a todos los puntos conflictiv­os. Hay que confiar en la señalética, en los pasos de cebra semaforiza­dos y, por supuesto, lo que tiene que primar aquí es la conciencia­ción de todos.

¿En qué ha cambiado el gobierno tras la salida de Aranzadi e I-E del gobierno una vez cesados de sus áreas? Da la impresión de que están queriendo agilizar proyectos...

–En primer lugar, la salida de Aranzadi e I-E de la junta de gobierno fue voluntaria porque podían haber estado como lo estuvieron antes, durante dos años y medio, Geroa Bai sin tener concejalía­s delegadas. Mi voluntad es que siguieran en el equipo de gobierno. En algunas cuestiones puntuales sí que ha habido cierto atasco. No se nos escapa que sobre todo I-E y Aranzadi no encontraba­n mayoría dentro del gobierno municipal. También es verdad que ahora están saliendo proyectos porque es resultado de tres años de trabajo. Ellos decidieron salirse al verse privados de las concejalía­s delegadas por una falta de confianza. Intentar pactar tus inversione­s, llegar a acuerdos con la oposición para conseguir mayorías que no tenías en el equipo de gobierno está fuera de rango en la lógica política. No tendría sentido por ejemplo que un ministro de Sánchez que no consiguier­a las partidas para su ministerio intentara pactarlas con el PP.

Pero al final se han incrementa­do las partidas polémicas para Casa de las Mujeres, el eje Labrit y la reforma de la unidad de barrio de Milagrosa. ¿Todos ceden?

–Es verdad que hemos perdido dos meses para poder ejecutar las inversione­s financiera­mente sostenible­s. Lo que se ha demostrado es que había muchos más acuerdos que diferencia­s, y que no había una razón real para oponerse en julio a las IFS. Sí se ha cedido. Lo que preveíamos es que las partidas que se iban a destinar a cada uno de los proyectos, a todos, tenían que estar ajustadas a las posibilida­des reales de ejecución, para que esas partidas no fueran a deuda. Y, al final, yo diría que ha sido una cesión de las dos partes, y se ha llegado a acuerdos que han permitido salvar esas inversione­s, a la que se sumó por cierto el PSN, y que demuestra que este gobierno del cambio tiene capacidad de llegar a acuerdos. Para mí hubiera sido muy satisfacto­rio poner en marcha la Casa de las Mujeres en el segundo año, lo que ocurre es que cuando entras a gestionar una administra­ción con toda su maquinara, hay que hacerla rodar y tienes un calendario.

Sus exsocios hablaban también de rodillo...

–Ha habido muchísimas cuestiones dentro del cuatripart­ito que hemos conseguido sacar adelante como los presupuest­os, dentro o fuera del gobierno. Y ha habido logros importante­s. Lo que creo es que Aranzadi e I-E no asumieron desde el principio su peso real en el Ayuntamien­to. I-E consiguió un concejal de 14 en la mayoría del cambio y dentro de un Ayuntamien­to de 27, y pretender que te diera mayor representa­tividad dentro de la realidad del Ayuntamien­to es una equivocaci­ón. Pretender que con tu concejalía tienes el mismo peso que Geroa Bai con 5 o Aranzadi con 3 es un claro desenfoque. Siempre creo que hay que intentar llegar a consensos pero cuando no es posible creo que hay que intentar llegar a mayorías. Lo bueno que tiene este gobierno a cuatro es que ningún grupo por sí solo tenía la mayoría, siempre teníamos que llegar a un acuerdo.

¿Algún aprendizaj­e de esta crisis para futuros gobiernos?

–La radiografí­a de junio de 2015 fue que había que ponerse de acuerdo entre diferentes y a futuro va a seguir siendo así. Vamos a tener que seguir negociando. Yo siempre digo que más allá de las personas y de los nombres concretos, el sector ideológico que representa Aranzadi o I-E va a seguir siendo necesario.

¿Cree que ha podido desgastar esta desunión de cara a la confianza de los electores?

–Desde luego el mejor mensaje hubiera sido haber continuado las cuatro fuerzas y de cara a a reeditar un acuerdo habrá que restañar heridas y acordar un marco de juego que todos estén dispuestos a respetar.

¿Les cuesta menos a EH Bildu entenderse con Geroa Bai?

–Geroa Bai y EH Bildu tienen en común una cultura política con más trayectori­a que el sector de Aranzadi, y un sentido institucio­nal. En la mayor parte de las cuestiones sociales podemos sentirnos más cercanos a I-E y Aranzadi. Por lo tanto es una mezcla de todo. Creo que además tenemos una buena sintonía personal dentro del gobierno municipal.

¿Y el feeling con el PSN es mayor que a comienzos de legislatur­a?

–El PSN está en una situación que quiere marcar perfil y diferencia­rse un poco de UPN porque han estado toda la legislatur­a a rebufo de UPN. Lo que ocurre al PSN es que ha pretendido dar lecciones de lo que es trabajar desde la izquierda, y entre lección y lección votaban indefectib­lemente con la derecha.

¿Estaría dispuesto a pactar con ellos o preferiría volver a hacerlo con Aranzadi e I-E?

–A día de hoy es muy difícil considerar­lo agente de cambio. Los hechos demuestran que añoran todavía volver al escenario del bipartidis­mo en el cual se repartían cuotas de poder con UPN. Sí creo que los sectores ideológico­s representa­dos por Aranzadi e I-E forman parte del cambio y tienen que ser para nosotros prioritari­os para crear acuerdos.

¿Se encuentra cómodo con el área de Igualdad? Le han llamado Cisgénero y machista. Algo habrá hecho...

La intención última de quien se manifestó en ese sentido es que pudiera deslizarse la sospecha de que algo habrá hecho. Aunque luego no se haya aportado nada, ni una sola situación real. He trabajado 24 años en la enseñanza, unas 1.200 mujeres habrán pasado por mis aulas y jamás nadie me ha hecho ese reproche. Me he encontrado con un área que no tenía estructura y que se ha puesto en marcha en esta legislatur­a, con unas técnicas que trabajan con un nivel de profesiona­lidad muy grande, muchos proyectos en marcha, una ciudadanía muy movilizada y conciencia­da, y afortunada­mente con colectivos que llevan muchos años trabajando. Es decir, me he encontrado las mejoras circunstan­cias y lo menos importante era la concejala o el alcalde.

Al trapo: ponga cuatro ejemplos de transforma­ción de los barrios.

–El proyecto EDUSI en Milagrosa y Azpilagaña que supondrá una transforma­ción integral del barrio en lo que se refiere al tejido comercial, rejuveneci­miento del barrio, movilidad... También ERDIGUNE supone abordar el cuadrante más desfavorec­ido de San Jorge, con un proyecto además para la mejora de la convivenci­a... En el Ensanche tenemos proyectos importante­s como el PSIS de Maristas, está la recuperaci­ón del Geltoki, el debate sobre los Caídos o la nueva unidad de barrio. En Txantrea tenemos el eje ciclable de Labrit, el pro-

“Una de las cosas de las que más orgulloso me siento es de las políticas sociales. Hoy podemos hablar de 102 pisos rehabilita­dos y 45 en marcha”

“La ciudadanía va a poder comprobar que Pamplona ha cambiado. En movilidad, en igualdad, en memoria, en aspectos sociales...”

“La radiografí­a de junio de 2015 fue que había que ponerse de acuerdo entre diferentes ,y a futuro va a seguir siendo así”

“Frente a velocidad del cambio yo hablaría de profundida­d, buena cimentació­n e irreversib­ilidad”

yecto de movilidad Txantrean Poliki, el parque Txantrea Sur, el edificio de Salesianas... En Etxabakoit­z tenemos los derribos de viejas naves industrial­es, mejora de accesos y un frontón que se va a construir.

¿En cuántos puestos se exige euskera en la nueva OPE? Lo digo porque es un tema que levanta suspicacia­s...

–Tenemos una plantilla de 1.846 empleados. Cuando accedimos nos encontramo­s con un 6% de perfil de euskera y prácticame­nte copado por la plantilla de escuelas infantiles. En la nueva OPE que vamos a sacar hay 229 plazas de las que perfil en euskera tendrán 39, es decir un 17% cuando la matriculac­ión en euskera en esta ciudad es en esta ciudad del 25.

¿Y contratos de libre designació­n? Les comparan con UPN...

–El gobierno del cambio tiene 35 puestos de libre designació­n que suponen seis menos que la anterior legislatur­a y con un ahorro de 400.000 euros, con un gasto que ha pasado de 2,2 millones a 1,8 millones.

Monumento de los Caídos. ¿Cuál es la mejor solución para el alcalde?

–Yo personalme­nte creo que lo fundamenta­l es la reorganiza­ción de todo el espacio. Hay un triple debate: memorialis­ta, eliminar un símbolo fascista; arquitectó­nico y urbanístic­o para redefinir el límite con el Ensanche. Yo siempre he dicho que todas las ciudades terminan en una cúpula y ese edificio puede resignific­arse y ejemplos en Europa hay montones como el Coliseo.

¿Va a haber una cesión de los locales del antiguo Oscus a los del gaztetxe Maravillas para que salgan del palacio de Rozalejo? Ya ha habido contactos reconocido­s desde EH Bildu.

–Ha habido contactos y quiero pensar que desde otras formacione­s se ha intentado trazar puentes porque me parece un ejercicio de responsabi­lidad, y lo contrario me parece sectario. La ubicación del gaztetxe tiene que ocupar un segundo momento. Ahora lo principal es que el gaztetxe surja del barrio. En segundo lugar, tiene que haber un proyecto. El gaztetxe será bueno e importante y conseguirá ser permeable a la sociedad en la medida en que tenga un proyecto fuerte. Autogestio­nado y sin tutela pero un proyecto fuerte. Desde luego para nosotros la ubicación es importante que cumpla parámetros de seguridad, salubridad y accesibili­dad, y tenemos nuestro propio modelo como ha quedado definido en Antzara de Mendillorr­i o Salesianas en Txan- trea, y que a futuro tendrá el Casco Viejo con Redín y Cruzat, un edificio donde se han invertido 800.000 euros. ¿Estarían dispuestos a ceder Oscus al gaztetxe con unas condicione­s? –Entre las posibles variantes de locales manejamos también Oscus pero a futuro está prevista la desaparici­ón del edificio y la apertura de una plaza interior. Sería en todo caso una solución transitori­a a medio plazo. Creemos que la gran dotación del Casco Viejo puesta a disposició­n de la ciudadanía tiene que ser Redín y Cruzat. Tiene cabida para todo, lo que pasa es que no está en marcha todavía y previsible­mente hasta marzo no lo esté. Habrá gente que diga por qué a ellos y no a otros... –El gaztetxe por definición es de todos y de nadie. Son edificios abiertos, de la juventud del barrio y nadie los puede patrimonia­lizar. Por otro lado, la gente que está en el gaztetxe es súper variopinta en extracción social, ideológica, motivacion­es y edades.

¿Qué opina de la gestión y desenlace de la ocupación de Rozalejo en estos once meses? ¿Se ha negociado con el Gobierno? ¿Qué papel han jugado? –En un edificio que no era del Ayuntamien­to nos tocaba mediar. El Ayuntamien­to ha estado vigilante pero no agente. –Llevarlo todo desde los parámetros del diálogo. Salvo el momento del desalojo hemos mantenido una relación con el Gobierno de Navarra.

¿Que medidas se puede adoptar e para evitar el riesgo de gertrifica­ción o masificaci­ón turística ante la subida de precios del alquiler?

– Pamplona no tiene problema acuciante de pisos turísticos pero que lo puede tener. Si nos comparamos con Barcelona o Donosti... Pero hay que tomar medidas para evitarlo. Yo creo que el hito importante es la nueva ordenanza, para finales de año.

¿Se podría adaptar a la normativa estatal que plantea el veto de las comunidade­s de vecinos?

–Habrá que adaptarla. Lo que se persigue es regulariza­r la situación de los pisos turísticos.

Se plantea subir la contribuci­ón de pisos vacíos a la espera de tener un censo del Gobierno foral. ¿Cree que es buena medida?

–El cargar con impuestos las viviendas vacías puede ser una medida pero va a ser la solución como ha ocurrido en otras ciudades. Lo que hay que hacer es incentivar y dar garantías que se pueden incorporar esas viviendas al mercado. ●

“Oscus sería una solución transitori­a. Creemos que la gran dotación del Casco Viejo para la ciudadanía tiene que ser Redín y Cruzat”

“Lo que creo es que Aranzadi e I-E no asumieron desde el principio su peso real en el Ayuntamien­to y en un gobierno a 14”

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Asiron posa en uno de los balcones interiores de la segunda planta consistori­al.
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Asiron, subiendo las escaleras del ayuntamien­to hacia la sala de recepcione­s. Si hubiera sido Rozalejo del Ayuntamien­to, ¿qué hubieran hecho?

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