La ‘vía navarra’ de Pedro Sánchez
El PSOE apuesta por consolidar su mayoría con el apoyo de Podemos y nacionalistas y priorizando la agenda social
PAMPLONA – Mucho ha cambiado la política española en menos de un año. Han cambiado el presidente del Gobierno y el líder del PP, pero también algunas actitudes políticas que van condicionar la política española de los próximos meses, tal vez incluso años. Tras el trauma que para el PSOE supuso la irrupción de Podemos, y frustradas las expectativas del partido emergente de superar a su padre político, ambos partidos han llegado a la conclusión de que están condenados a entenderse.
Los socialistas ya no aspiran a desacreditar la bisoñez y radicalidad de la formación morada, mientras que los de Iglesias han llegado a la conclusión de que la colaboración con el Gobierno y el ejercicio del pragmatismo político dan sentido a su propia existencia como partido político. Es un cambio de calado, insuficiente para garantizar la mayoría parlamentaria, pero de notable importancia como para marcar un rumbo claro para el futuro.
El reciente acuerdo presupuestario es el mejor ejemplo. No tiene garantizada su aprobación, y es posible que encuentre pegas en Bruselas, en la medida en que incide más (bastante más) en la política de gastos que la de ingresos, y las instituciones comunitarias suelen ser muy ortodoxas con la estabilidad presupuestaria. Pero marca un conjunto de prioridades que se alejan de los mantras identitarios que tanto han monopolizado el debate político español los dos últimos años. Y fija la política social como objetivo real de la acción del Gobierno. De la vivienda de alquiler, al salario mínimo de 900 euros.
Medidas a las que se les suman otras de gran contenido político, como los cambios (habrá que ver de qué profundidad) en la reforma laboral, la ley Mordaza o las injurias al rey. Política social y avance de derechos que se van a tener que materializar más allá de los presupuestos en diversas reformas legislativas, lo que marca un horizonte de colaboración estrecho entre ambas formaciones. Y que si actúan con lealtad mutua pueden sentar las bases de un futuro gobierno de coalición o, en su defecto, el de un Gabinete de figuras consensuadas.
EL MULTIPARTITO DE SÁNCHEZ Un escenario que recuerda mucho al que Navarra encara desde 2015. Porque la oposición frontal y destructiva por la que han apostado PP y Ciudadanos, y el giro a la derecha al que les va a arrastrar la presión externa de Vox, deja a Sánchez con los nacionalistas como únicos aliados. El primero el PNV, a quien el PSOE ya fijó como socio prioritario tras la moción de censura, y que mantiene la mano tendida a un acuerdo. No será una colaboración difícil de lograr siempre que haya contraprestación para el partido nacionalista.
Más complicada será la alianza con las fuerzas soberanistas catalanas, sobre todo en unos meses de calor electoral y con sus líderes enjuiciados por un delito de rebelión. Y aunque es difícil que el Gobierno de España vaya a dar pasos de calado lo suficientemente ambiciosos como para desencallar el problema territorial crónico que sufre España, sí habrá gestos que buscarán concitar una mínima complicidad.
Es así como, poco a poco, la vía navarra se abre paso en Madrid. Una apuesta clara por las políticas sociales y el reconocimiento de la pluralidad en la que, con los muchos matices diferenciales de dos realidades políticas y sociales muy diferentes, viene avanzando el Gobierno de Navarra desde hace tres años. Y que pese a los augurios de sus críticos, está siendo estable y resolutiva en ámbitos como la lucha contra la pobreza, la sostenibilidad de las cuentas publicas, la reversión de los recortes, o los derechos sociales.
Así que no es de extrañar que la
El PSN actúa en Navarra de la mano de UPN y PP con los mismos argumentos que la derecha emplea en Madrid contra el Gobierno Sánchez
respuesta de quienes ejercen la oposición en Madrid se haya instalado en los mismos parámetros catastróficos, casi literales, desde los que se profetiza una catástrofe económica (“En pocos años estaremos pasando hambre como en Venezuela”, afirma Pablo Casado) y la traición al Estado y sus instituciones (“Sánchez lleva meses mirando hacia otro lado ante la desobediencia, el acoso y la violencia separatista en lugar de aplicar la Constitución”, denuncia Albert Rivera).
EL PAPEL DEL PSN Solo hay un agente que no acaba de ubicarse en esta nueva situación: el PSN de María Chivite. Los socialistas navarros oscilan desde hace varios meses entre su apoyo cerrado al Gobierno de Madrid, incluso cuando choca con los intereses de la Comunidad Foral, con la oposición frontal al Ejecutivo autonómico. Una posición que le mantiene en una foto fija con UPN y PP de la que no acaba de desprenderse, haciendo bloque contras las fuerzas que sostienen al Gobierno de Barkos, y que son precisamente las que auparon a Sánchez en Madrid.
De esta forma, el PSN se enreda en la paradoja de criticar al Gobierno foral de la mano de UPN y PP, con los mismos argumentos que las derechas utilizan contra el Gobierno de Sánchez. Cuestionando incluso el compromiso social de unas fuerzas políticas que en Madrid son las principales defensoras de las políticas del Gobierno socialista. Las palabras de Chivite reclamando a Podemos Navarra que “apueste por políticas de progreso y sociales” es solo la última prueba de la incoherencia en la que se mueve el socialismo navarro.
Es posible que el movimiento del PSOE en Madrid parta más del interés político que de una convicción real. No en vano, la primera apuesta de Gobierno de Sánchez fue el acuerdo con Ciudadanos, frustrado precisamente por la negativa de Podemos. Y es posible también que el PSN no tenga mayores alicientes para salir de la zona de confort ideológico en el que el partido lleva instalado prácticamente desde el inicio de la democracia, y que se ha traducido en una progresiva pérdida de apoyo electoral.
Los socialistas navarros cuentan sin embargo con la tradicional fuerte inercia del PSOE. Los mejores datos del PSN fueron siempre cuando mayores fueron los éxitos en las urnas de la marca federal. Y es muy posible que sea el éxito de la vía navarra de Sánchez quien eleve las expectativas electorales del socialismo navarro pese a su connivencia durante casi cuatro años con las mismas derechas con las que confronta en Madrid. Paradojas de la política foral, que antes o después forzará al PSN a salir de una eterna contradicción, que no hacen sino lastrar su credibilidad como alternativa a la derecha en Navarra. ●